Despicable Me: ay tan lindo y tan maluco

lunes, agosto 30, 2010 | Comments

despicable_me_ver6 Dreamworks y Pixar simplemente no podían quedarse con toda la torta. Cierto, Blue Sky animation tuvo un hiperéxito con la franquicia de Ice Age, pero a la hora de la verdad, spon la casa de la lamparita y la del chico en la luna en quienes pensamos a la hora de mencionar las nuevas películas animadas. Hasta Disney está perdiendo terreno ante ellas, de modo que este es un negocio en el que no está fácil entrar.

Y sin embargo, hay quienes aún se atreven. Universal se alió con un estudio de animación llamado Illumination Entertainment y algunos animadores que habían trabajado, de hecho, en Ice Age para traer Despicable Me. Y miren, al igual que Lluvia de Hamburguesas el año pasado (de Sony Pictures Animation), hay promesas de competencia para los dos perros grandes, pues esta es una película que poco tiene que envidiarle a las menores de Pixar y supera con creces muchas de las de Dreamworks

Estamos en un universo en que aún hay supervillanos que tratan de conquistar el genial-comedia[5] mundo de una u otra forma, y el más destacado (en su mente) es Gru (voz en inglés de Steve Carrell), quien ahora está amenazado por un joven y tecnológicamente consciente nuevo némesis llamado Vector (Jason Segel). Así que Gru tiene que ampliar sus horizontes: junto con su asistente, el doctor Nefario (Russell Brand) y un ejército de minúsculos asistentes (“minions”), ha decidido robar la Luna.

Pero Vector lo sabotea, como era de esperarse, de modo que inventa un plan que implica a tres huerfanitas llamadas Margo, Edith y Agnes (Miranda Cosgrove, Dana Gaier y Elsie Fisher). Y claro, ¿quién puede contra el poder de las huerfanitas? Ahora el narizón Gru se ve obligado a reevaluar su vida, una vida que ha sido llena de maltratos, en particular de parte de su madre (Julie Andrews): ¿será que está listo para dar ese paso?

Si son fanáticos de las películas animadas, no hay forma que ustedes no se imaginen cómo va a terminar esta película. Pero es cómo llega hasta allí donde Despicable Me triunfa. Esta película es, sin duda, divertida, equilibrada y con un sorprendente bajo nivel de absurdidad, considerando que algunos personajes destacados son en esencia tic-tacs amarillos con ojos y extremidades. Esta película funciona, de hecho, porque a pesar de existir en un universo que debería estar lleno de sin sentidos, trabaja a un ritmo real y creíble.

El diseño de los dos villanos principales llama la atención por su contraste: Gru recuerda a Nosferatu o un villano de James Bond, con su extraño acento pseudo-alemán, con máquinas que parecen diseñadas en la Revolución Industrial, mientras que Vector es un super nerd que pareciera vivir en un iPod y juega mucho Wii. La eterna lucha entre pasado y presente. Aunque de hecho, eso funciona un poco en contra de Gru: a pesar de algunas de sus acciones iniciales, sabes que este pana no es tan malo. Creo que habría sido aún más interesante si su diseño lo hacía atemorizante al principio, como el gerente del “Banco del Mal” (con la voz de Will Arnett). (PD: ¿Sí vieron lo de “anteriormente Lehman Brothers”?)

También las niñitas son adorables, al menos la menor, y bueno, eso también era como de esperarse. ¿Sabes qué es difícil? Querer a un chamo antipático. Eso se entiende, pero ya es casi un cliché ver lo adorable que puede ser una niñita con grandes ojotes y que dice cosas tan espontáneas. Admito que sí, es como difícil no reírse, ni que no tuviera corazón, pero bueno…

¿Se sorprenderían que les dijera que los Minions, que han sido tan prominentes en la publicidad de la película, no lo son tanto en la película como tal? Pero eso no los hace menos divertidos. Creo que es lo básico de su diseño y la chispa que le ponen a sus actividades lo que divierte de ellos. Eso, y sin duda lo bien que usan el 3D aquí. Es más, esta es una de esas que es preferible verla en 3D, muchachos.

(Nota al pie: esta fue la primera película 3D que vi en los cines del Millenium Mall de Caracas. No estoy seguro, pero creo que es un sistema distinto al de Cinex. Cines Unidos continúa ganando puntos conmigo.)

Si Despicable Me va a ser el estándar de las películas animadas de Universal, y unido al éxito y calidad de Lluvia de Hamburguesas de Sony, creo que el panorama de bipartidismo que tiene el oligopolio Pixar-Dreamworks está por verse comprometido. Esta es de esas que tanto niños como adultos disfrutarán de sobremanera, chicos. Apúrense que es perfecto para antes de las clases.

Adiós a la gloria, o cómo las leyendas terminan mal

miércoles, agosto 25, 2010 | Comments

sean-connery-good Sir Sean Connery, a quien ya hemos destacado antes en este espacio, cumple hoy 80 años, confirmando que duda que vuelva a actuar jamás. Así termina una de las más notables y destacadas carrera en Hollywood, con roles inmortales en películas como Zardoz, El Hombre que Sería Rey, Robin y Marian, Los Intocables (por el que se ganó su único Oscar), Indiana Jones y la Última Cruzada, DragonHeart, The Rock, Finding Forrester y, por supuesto, sus seis películas como el agente 007. Es por eso que cuando pienso que su último rol de actuación será La Liga de los Caballeros Extraordinarios –una mediocre aunque ligeramente entretenida adaptación de un brillante cómic de Alan Moore—… y que su última actuación, punto, será… ay coño… esto…

 

…siento que algo muere dentro de mí. Digo, olvídense del Oscar, este es un tipo que era la imagen de la dignidad y de la rudeza de la edad, ahora es un abuelo patinetero que tiene que rescatar a dos castores, quién sabe por qué.

¿Saben qué es lo peor? Connery no será el último gran actor de otrora cuyo último papel no está a la altura de su icónico status. Oh no, hijos míos, el destino ha sido coñoemadre con algunas leyendas del celuloide. Si no, miren cómo se despidieron algunas.

gene-hackman Gene Hackman. Si buscas “intenso”, lo más probable es que Hackman tenga su fotico en el diccionario. El tipo era la imagen de la rudeza, aún a sus setenta y dele de años, uno de esos actores de carácter que es tan talentoso que es capaz de llevar una película él solito, muy al estilo de su héroe, Marlon Brando. Hackman fue nominado a seis Oscar a lo largo de su carrera, y ganó dos veces, una por su increíble actuación como “Popeye” Doyle en Contacto en Francia (1971) y otra por su papel de terrible sheriff en el western Los Imperdonables (1992), donde incluso le ganó a Jack Nicholson. Sus papeles fueron tan disímiles como memorables: un odioso padre en The Royal Tenenbaums, un estricto senador en The Birdcage, un implacable capitán de submarino en Crimson Tide, un enredado dueño de estudio en Get Shorty… Hasta fue memorable como el villano en la película animada Antz. En 2008, anunció su retiro de la actuación y que se dedicaría a la escritura –cerrando su ilustre carrera con Welcome To Mooseport.

 

Por tercera vez en su carrera, Hackman interpretó a un presidente (ex presidente en este caso) que decide retirarse a un pueblito donde quiere lanzarse a alcalde, compitiendo contra el humilde dueño de la ferretería local (Ray Romano). Yo he visto quince minutos de esta película, que fue un fracaso en taquilla, un fracaso en DVD y bueno, un fracaso. Y me dicen que esos fueron los quince minutos graciosos. Sí, mejor que se quede escribiendo.

raul-julia-1 Raúl Julia. La créme de la créme de los actores puertorriqueños de Hollywood fue sin Raúl Rafael Juliá y Arcelay, quien dejó un enorme hueco en el mundo del cine cuando murió demasiado joven a los 54 años en 1994. poseía un carisma natural, un aspecto de actor clásico de los ‘40 sólo igualado por una facilidad de hacer cualquier cosa que se le presentase. Su interpretación en El Beso de la Mujer Araña sólo tuvo comparación con la de su coestrella William Hurt, y su papel como el fallecido arzobispo salvadoreño Oscar Romero en Romero me parte el corazón cada vez que la recuerdo. Nunca fue nominado a un Oscar, cosa que no entiendo si fue nominado cuatro veces a los Globos de Oro (y ganó uno por interpretar al activista ecológico Chico Buarque en el drama televisivo The Burning Plains, y se le entregó póstumamente). Su mayor fama le llegó como el irreprimible Homero Addams en las dos películas de La Familia Addams, y de hecho así es que lo quiero recordar… porque alguien así no se merecía estar en el bodrio que era Street Fighter.

 

No sé si es que Julia decidió que sería divertido, por supuesto que no tenía manera de saber que así se despediría, pero por Dios, es que esta vaina lo hizo todo mal. Ni todo el talento de Julia iba a poder salvar el peor diálogo del mundo, con maquillaje que pareciera que lo hubiera hecho yo y bueno, el eterno estilo de Jean-Claude Van Damme. No es justo, no es justo…

jimmy-stewart Jimmy Stewart. Si no conocen ese nombre, ustedes no saben de cine. Lárguense y edúquense un ratico. Yo espero. (…) ¿Ya? Entonces ya saben que Stewart era una de las grandes leyendas de la época dorada de Hollywood, uno de los grandes héroes del celuloide, la imagen perfecta del hombre común que usa su decencia y la moral para conquistar sus objetivos. Stewart era el ídolo de la clase trabajadora de los años 40 gracias a sus papeles en Mr. Smith Goes To Washington, El Espíritu de St. Louis y nada menos que It’s A Wonderful Life, sin mencionar hiperclásicos de Alfred Hitchcock como Vértigo y La Soga. Entonces, yo me pregunto, ¿por qué el hombre decidió, a sus 83 años, dar su voz a un perro sheriff en An American Tail: Fievel Goes West?

 

La primera de estas dos películas era conmovedora, mágica y a mí me hizo llorar. La segunda era predecible, mediocre y aburrida, y si Stewart aceptó trabajar aquí (y horror de horrores, en un episodio de la serie televisiva Goof Troop) me dice que, o estaba realmente pelando bola, o sencillamente Hollywood no le tiene respeto a sus leyendas.

4253241464_e9069d26c9_o John Candy. ¿Se acuerdo de mi “in memoriam” sobre John Hughes? El director que capturó la esencia adolescente como pocos era sinónimo con el obeso actor canadiense, con quien hizo al menos dos geniales: Planes, Trains & Automobiles y El Tío Buck. Como además se vio en The Great Outdoors y la genial Spaceballs de Merl Brooks, Candy era genial porque no era gracioso sólo por el hecho de ser gordo, sino porque tenía una chispa inusual entre los comediantes de su generación. Incluso una breve actuación dramática en JFK de Oliver Stone fue algo inusual para él y lo interpretó genialmente. Además tenía tanta fama de buenagente, que yo realmente quise llorar cuando se anunció su sorpresiva muerte en 1994 víctima de un infarto. Pero cuando vi un pedazo de su última película completa, Canadian Bacon, ahí sí lloré en serio. Vaina pa’ MALA.

 

Esta se suponía sería una sátira política criticando la Guerra Fría y la posición del gobierno estadounidense del momento, donde Candy interpreta a un sheriff que decide atacar a Canadá antes de tiempo (¡y Candy era canadiense! ¡Genial!), fue un fracaso incluso por los estándares de los fracasos. Tanto que su director decidió concentrarse en documentales. Ah sí, de paso es Michael Moore.

brando_3 Marlon Brando. Durante años, creo que todos estaremos de acuerdo que Brando era el mejor actor de la historia. Ustedes buscan nada más que líneas de diálogo famosas de la historia del cine, y el hombre tiene unas cuantas: su Stanley Kowalski gritando “¡STELLAAAA!” en un Tranvía Llamado Deseo; su Terry Malloy diciendo que pudo ser “un contendor” en On The Waterfront; su teniente coronel Kurtz soltando un agónico “El horror… el horror…” en Apocalipsis Ahora; y por supuesto, la oferta que nadie podría rechazar de Don Vito Corleone en El Padrino. Pero después de viejo, algo le dio a Brando que no sólo se hinchó como un dirigible, sino que sus excentricidades fueron demasiadas para enumerar. El hombre incluso volvió a hacer de Don Vito en el juego de El Padrino –menos exitoso que puedan pensar—, pero su último papel de actor fue, no se lo pierdan, un video de Michael Jackson.

 

¿Para qué aceptó este papel? No es que haya sido malo, pero… sabes, Jacko no estaba en el mejor de sus momentos cuando salió You Rock My World, y cuando las actuaciones más memorables son las de Michael Madsen y Chris Tucker y no la de la leyenda del cine, sabes que hay algo malo. Su última verdadera película, The Score, lo unió con otra leyenda, Robert de Niro, y una leyenda en crecimiento (en mi opinión, al menos, si empieza a elegir mejores películas), Edward Norton –y también fue un fracaso. Creo que simplemente ya era hora que el hombre dejara de trabajar.

600full-orson-welles Orson Welles. El niño genio de la radio estadounidense, en la era dorada de la radio, gracias a su increíble montaje de La Guerra de los Mundos, luego se convirtió en un visionario del cine con dos películas que siempre estarán en cualquiera de los panteones que se nombren: A Touch of Evil y Ciudadano Kane, por siempre considerada la mejor película jamás hecha. Y consideren que esta obra de arte fue escrita, producida, dirigida y protagonizada por el propio Welles. Así que, ¿cómo terminas una carrera que haya empezado de tal manera?

¿No es obvio? Interpretando a un robot del tamaño de un planeta.

Sip, la voz de Omicron en la película animada de Transformers era la de un genio en dos expresiones artísticas. Una película televisada, básicamente diseñada para vender juguetes. Claro, ya para estas alturas Welles, al igual que Brando, era más o menos del tamaño de un planeta y tenía serios problemas de alcohol, así que no es como si iba a hacer una secuela de Kane. Pero es triste ver a alguien que una vez hizo que Chicago entrara en pánico convenciéndolos de un ataque marciano ahora se haya debido conformar con sonar amenazante para que una generación de niños dijera “que arreeeeeechoooo guón…”

Ahora que lo pienso, al menos Connery y Hackman aún están a tiempo de hacer algún cameo memorable que haga que los recordemos por ese papel; los demás sí están jodidos. Piénsenlo.

Inception: Hay mentes que uno necesita visitar una y otra vez

lunes, agosto 16, 2010 | Comments

Un popular show geek en Internet llamado The Totally rad Show describió a Inception, la última aventura que nos trae el ya establecido como genial Christopher Nolan, como Ocean’s Eleven escrita por Charlie Kauffman (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Adaptation, Being John Malkovich). No estoy enteramente de acuerdo —creo que Kauffman habría hecho un trabajo mucho más introspectivo o aún más surrealista— pero no se puede negar que (a) esta es la mejor manera de describir una de las más complejas y originales películas que yo ghaya visto en los últimos cinco años, y (b) Nolan aún no ha hecho las locuras arthouse que ha hecho Kauffman, pues tiene la idea de la accesibilidad de la que aquél adolece, pero no cabe duda que estamos ante uno de los grandes talentos cinematográficos contemporáneos.

A diferencia de su última película (quizá les suene un tal Caballero Oscuro), Nolan no nos ha traído un mega-taquillazo que va a arrasar las taquillas y demoler la competencia con un portentoso barrido de su corneta de niebla. Lo que sí nos ha dado es una película experimental de 160 millones de dólares que apela a los críticos y a las masas por igual (87% en Rotten Tomatoes, casi 257 millones en taquilla). Hasta ahora, una de las mejores películas que he visto este año, ciertamente la mejor película del verano.

Situada en un futuro… ¿distante?... tenemos a Cobb (Leonardo di Caprio), un tipo muy especial de ladrón llamado un extractor, que ha dominado el arte de entrar a los sueños de altos ejecutivos para robar cualquier secreto que tengan allí. Ayudado por Arthur (Joseph Gordon-Levitt), Cobb ha recorrido el globo extrayendo secretos, mientras lidia con un terrible secreto que le impide regresar a los Estados Unidos con sus hijos. De hecho, cada trabajo corre el riesgo de ser saboteado por el recuerdo de Mal (Marion Cotillard), su esposa, que lo atormenta como un fantasma.

Uno de sus trabajos lo lleva con Saito (Ken Watanabe), un poderoso magnate japonés que le ofrece a Cobb su última oportunidad para la redención: en vez de extraer una idea, debe plantarla en la mente de Robert Fischer (Cillian Murphy) de un moribundo multimillonario (Pete Postlewaithe), un fenómeno conocido como originación. Si Cobb consigue este trabajo, Saito se asegurará que podrá volver a ver a sus hijos. Por supuesto, Cobb acepta, luego de reunirse con Eames (Tom Hardy), un experto en disfraces y timos, y conseguir a Ariadne, una joven arquitecta (Ellen Page) a través de su padre (Michael Caine) que les ayude a crear el mundo de sueño donde van a trabajar, con la ayuda de Yousef (Dileep Rao), un químico que les asistirá a dormir lo más profundamente que puedan. Pero entre la manera en que el subconciente trabaja y la amenaza del secreto de Cobb, plantar una idea nunca ha sido tan difícil.

No puedo creer que haya simplificado la trama de esa manera, pues esta película es mucho, muchísimo más de lo que ofrecen esos dos párrafos. Inception tiene ciertos y sutiles recovecos que requieren —coño, obligan— a una segunda visita para poder captarla bien. De hecho, les estoy ofreciendo esta reseña como algo preliminar; esperen una definitiva y actualizada, con spoilers y todo, cuando la haya vuelto a ver. Pero no es sólo para captar toda la película; el trabajo de Nolan detrás de la cámara y su encargado de fotografía usual Wally Pfister hace que cuadro ofrezca múltiples visiones que disfrutar, miles de cuadros que apreciar, y quieres absorber todo cuanto puedas.

También se debe admirar que, a pesar que esta es una película de ciencia ficción a lo Dark City o Dreamscapes (con la que se le ha comparado) hay un mínimo de efectos especiales computarizados en ella, yéndose más hacia fondos o pequeñas transiciones, como cuando Cobb está “audicionando” a Ariadne. Nolan es de una pequeña casta de directores contemporáneos (Guillermo del Toro es otro) que prefieren efectos prácticos, que hacen a sus películas algo carnal y absorbente, que hace que sientas el peligro con sus personajes.

Y hablando de personajes, las actuaciones van de sólidas a geniales. El punto más flojo en el elenco principal es Page, quien aunque ciertamente hace un trabajo convincente parece algo desperdiciada aquí; Nolan tenía en mente a Evan rachel Wood para el papel, pero por conflictos de programación no la pudo contratar. Lo mismo pasó con James Franco, quien estaba para el papel de Gordon-Levitt. A diferencia de Page, sin embargo, el otrora niñito con cara de niña en la serie Third Rock From The Sun está cada vez más consolidándose como actor; ya la escena de pelea en gravedad cero se está convirtiendo en un clásico y en gran parte es gracias a él, con su cara de "Estoy chorreado pero lo tengo bajo control".

Murphy ya puede hacer su papel de atormentado pero calmado británico en sus sueños, y de hecho su cara de distante tristeza resulta muy convincente para el trabajo que le dieron. Su breve dinámica con Tom Berenger, un actor que me alegra volver a ver después de tanto tiempo (no que su actuación sea particularmente memorable), es central para la trama, lo que me sorperndió dado lo poco que duró. Caine está un gran total de cinco minutos en escena y bueno, es Caine. Eso siempre es bueno.

Quienes se roban el escenario sin ninguna vergüenza son Hardy y Watanabe. El primero, se ha comentado, debió estar en el rol de Gordon-Levitt, y a pesar de mi fanatismo por el pana, debo estar de acuerdo; tiene un aire de despreocupado caradurismo que es genial de ver. Me hizo convencerme que debo ver Bronson, su retrato del prisionero más peligroso deGran Bretaña, nada más para ver qué hace con un personaje tan distinto a éste. El veterano actor japonés, por su parte, al fin puede interpretar a un hombre contemporáneo, pero trae la misma dignidad y altura de sus roles de señor feudal o general en cintas como El Último Samurai o Cartas de Iwo Jima. Es como el Morgan Freeman de Japón: no hay forma que este hombre puedaavergonzarse a sí mismo en una película (y sí, estoy incluyendo lo poco que vi de su actuación en The Vampire's Assistant).

La relación central es la que hay entre di Caprio y Cotillard, sin duda, y dadas las reglas de este universo que Nolan ha creado, hace pefecto sentido. De hecho, de ciertas maneras muchos dicen que esta bien puede ser una continuación de Shutter Island (no se angustien, no es un spoiler) basándonos en la sola actuación de Leo. Este definitivamente es el tipo de papeles a los que se siente atraído, pues tienela angustia y la doble moral y el estrés y la forma de interpretarlos ya como si fuera una ciencia. No es su mejor actuación --hasta ahora para mí van ganando en empate sus roles en The Departed y Revolutionary Road--, quizá se la ponga a par con Shutter pero Leo sin duda ha crecido tanto como actor que ninguna actuación suya es mediocre.

Cotillard, por su parte, tiene una presencia que hace que nunca la quieras ver aún cuando muy dentro de ti tienes pánico de lo que esta mujer significa. Este puede que sea un personaje aún más complejo que el de Edith Piaf que le dio el Oscar en 2008 por La Vie en Rose. Y esincreíblemente difícil decir qué es lo que hace a Mal tan fascinante, al menos para mí, sin arruinarles parte de la trama, de modo que sólo les diré: esta mujer es toda una presencia.

Lo que pocos quizá no se han dado cuenta es que este el primer guión completamente propio que Nolan ha dirigido desde su debut, Following (1998). Todas las demás han sido adaptaciones de cómics (las dos de Batman), basadas en libros o historias cortas (Memento de Memento Mori, un cuento corto de su hermano Jonathan, The Prestige del libro del mismo nombre de Christopher Priest) o, en el caso de Insomnia, una adaptación de otra película (versión de una película noruega del mismo nombre de 1997, dirigida por Erik Skjoldbjaerg, protagonizada por Stellan Skarsgaard y, por lo visto, mejor que esta). Inception bien puede poner a Nolan como uno de los mejores guionistas de la década, por su complejidad, su efectividad, originalidad y pura estructura lógica. Es increíble que una película con tantos recovecos, giros, detalles de trama y preguntas por contestar tenga a todo el público al borde del asiento, y una escena final que, una vez más sin revelar nada, deja a todo el mundo implorando por más.

James Franco. Actor. Universitario. Intelectual. Su madre.

sábado, agosto 14, 2010 | Comments


James Franco es la clase de tipo con el que estás convencido te provocaría tomarte unas cervecitas después del trabajo.



James Franco es, también, la clase de tipo que odias por hacerte ver como un vago de mierda. Porque para rematar, el tipo no fuma, ni bebe.



Un reciente perfil en New York Magazine (que descubrí gracias a un tumblelog llamado Told Or Known) hace ver que este es un tipo que no se conforma con ser un actor reconocido; el tipo tiene que ser un artista completo. Sí, el chamo que hizo de Harry Osborne se está convirtiendo en todo un renacentista. Pero de manera absurda. Un extracto:

A los 28 años [hace cuatro], diez años después de salirse, Franco decidió regresar a la universidad. Se inscribió en un par de cursos de extensión en la UCLA (literatura, escritura creativa) y los encontró tan mágicamente satisfactorios –tan seguros y puros en comparación al mundo de la actuación—que se lanzó de lleno a su educación con un abandono de locura. Persuadió a sus consejeros que le dejaran exceder el máximo en carga académica, y luego procedió a tomar 62 créditos por trimestre, el triple del límite normal. Cuando tenía que trabajar –para volar a San Francisco, por ejemplo, para filmar Milk—le pediría a sus compañeros que le grabaran las clases, y luego las escuchaba en las noches en su tráiler. Se graduó en dos años con una licenciatura en Inglés con un promedio de notas por encima del 3.5 [el máximo es 4]. Escribió una novela como su tesis de grado.
Fue una sincronización interesante. Tan pronto como Franco decidió que su carrera de Hollywood no era suficiente, su carrera en Hollywood explotó –que quiso decir que sus proyectos intelectuales fueron captados en el radar de la máquina publicitaria del tope de Hollywood. Que estaba, por supuesto, desconcertada por todo el asunto. Bastantes actores tienen sus proyectos paralelos –bandas de rock, carreras de caballos, la universidad, el vegetarianismo supremo—pero ninguno, y quizá nadie más en la historia de lo que sea, donde sea, parece tomar las actividades extracurriculares con la ferocidad de Franco.
Tomen como ejemplo su posgrado. Tan pronto como Franco terminó en UCLA, se mudó a Nueva York y se inscribió en cuatro: NYU para cine, Columbia para escritura de ficción, Brooklyn College para escritura de ficción y –por no dejar—un programa de poesía de baja residencia en el Warren Wilson College de Carolina del Norte. En otoño, a los 32, antes que siquiera termine en todos estos, empezará en Yale para un PhD en Inglés, y en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Después de lo cual, obviamente, se convertirá en presidente de las Naciones Unidas, entrenará una bandada de loros grises africanos para que hagan colonoscopias gratis y se lanzará al espacio para explicar el corazón humano a alienígenas que viven en el corazón pulsante de quásares interestelares.
La dedicación de Franco de ampliar su espectro intelectual me deja absolutamente loco. Y honestamente lo veo como una inspiración. En un mundo plagado por superficialidades, James Franco decidió entrenar su músculo cerebral, buscando educarse más allá de "en la calle". Y sigue siendo uno de los mejores talentos que Hollywood ha visto. ¿Lo vieron en Milk? Insólito. ¿Y qué tal en Pineapple Express? Magnífico. Hay que seguir muy de cerca a este pana; le esperan grandes, grandes cosas

Hermano: Sueña. Por encima de todo (Also in English)

martes, agosto 10, 2010 | Comments

hermano-poster1 Este post es el primero que he escrito en inglés y en español, porque quiero ver si animo a mis amigos extranjeros a ver esta joya. / This post is in English and Spanish, to see if I can convince my foreign friends to seek out and watch this movie if possible. You won’t regret it.

Hermano, el debut de Marcel Rasquin, colega de la Católica y director de cortometrajes, es mucho más que una excelente película venezolana: es una excelente película. De hecho, lo digo sin tapujos: esta va para las mejores películas que he visto este año. Luc Besson supo lo que hacía cuando llevó al jurado a otorgarle los máximos premios en el Festival de Cine de Moscú.

Cuando Hermano abre, vemos a un bebé llorar angustiado, dejado en un basurero. Los llantos llegan a los oídos de un niño que camina con su madre Graciela (Marcela Girón), y pensando que era un gato, corre a agarrarlo. Al verlo, Graciela duda, pero recoge al niño y lo cría como suyo. 16 años después, “El Gato” Daniel (Fernando Moreno) es flaquito, ingenuo y soñador, pero un fenómeno de delantero en fútbol, y cuando juega con su hermano Julio (Eliú Armas), el capitán del equipo del barrio La Ceniza, son excepcionales. Da la causalidad que el entrenador del equipo (Gonzalo Cubero) logra convencer a un cazatalentos del Caracas Fútbol Club que los vea, y los dos logran una prueba. Es el sueño de Daniel; Julio, sin embargo, ya está metiéndose con la gente equivocada. Claro, los dos siguen pendientes de ganar el campeonato entre barrios (¿de verdad existirá? ¡Ojalá!).

excelente-conmovido[6] Pero dos días antes, la vida del barrio se les atraviesa, y ni sueñen que les voy a contar qué pasó (aunque a estas alturas espero que ya la hayan visto), y Julio lo presencia. Ahora tiene el peor de los dilemas: ¿traiciona a la familia, o busca vivir su sueño?

Para mí es increíble ver cómo ha evolucionado el cine venezolano en un tiempo relativamente corto. Primero en la producción, gracias en parte a la creación de la Villa del Cine. Pero como lamentablemente he confirmado, cantidad no siempre quiere decir calidad; mientars me he encontrado con joyas originales han habido otras que en serio lo que quería era irme de allí. Con Hermano, sin embargo, me he encontrado con una película que bien podría competir con las mejores en Sundance, con suficiente atractivo comercial para un gran público, una película que realmente espero que sea el verdadero reflejo del cine venezolano, que le quite el estigma que ha tenido durante tantos años.

Esto fue filmado en el bario La Dolorita de Petare, la segunda película venezolana que he visto que hace lo mismo y espero que no la última, y en un país donde estamos tan pendientes de las noticias y escuchamos de la violencia en los barrios, eso contribuye a que se pueda sentir el realismo de lo que estos chamos viven. No son actores profesionales y se nota (de hecho, creo que sólo Girón y Cubero lo son), aunque Moreno hace un trabajo bastante bueno, pero eso ayuda a la sensación documental que tiene Hermano. Rasquin tiene mucho cuidado de no entrar en el melodrama; es decir, esta no es una película que te quiere hacer ver el barrio y sentirte mal por la ropa que usas, por el carrazo que manejas. (Eso sí, la subtrama de la noviecita deDaniel fue como inútil; al final no llevó a ninguna parte. Ya sabíamos que el chamo era un ángel.) Si esto hubieran sido dos chicos pudientes, la cosa habría sido aún más dramática, pero menos creíble. Además, el hecho que gire en torno al fútbol en un país que es más beisbolero ayuda a venderla un poco más a una audiencia internacional, pero lo más importante es que, en béisbol, tú no sientes la cercanía de tus compañeros de equipo. Esta es la metáfora perfecta para la hermandad.

¿De verdad no han visto Hermano? Sí les diré esto: es dura. No ridículamente dura, pero es dura. Pero se lo deben a su país verla. No tanto por apoyar al cine venezolano –que lo necesita— sino porque estas son historias que nos queremos hacer los locos y no ver. Y seguimos haciendo so, y no llegaremos a ningún lado.

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Hermano, Marcelo Rasquin’s feature length debut in Venezuelan cinema, is much more than an excellent Venezuelan movie; it’s an excellent movie, period. As a matter of fact, it’s one of the best movies I’ve seen all year. Luc Besson knew what he was doing when he led the jury to give it top honors at the Moscow Film Festival back in June. And uniquely among the movies of my country, Hermano deserves every accolade I can think of.

When Hermano begins, we hear a baby cry helplessly, abandoned in a dumpster. His cries are heard by a young boy who is walking by with his mother Graciela (Marcela Girón). Thinking it’s a cat, the little boy runs over and finds the baby, basically saving his life. Graciela hesitates at first, but eventually she picks him up and raises him as her own. Sixteen years later, Daniel (Fernando Moreno) is skinny, naïve and a dreamer, but is also an amazing soccer point man, and when he plays with his brother Julio (Eliú Armas), they are a force to be reckoned with within the slum league of Caracas. (I am not sure there is an actual Slum Soccer Tournament here, but if there isn’t, we could sure use one). In fact, they’re so good that their coach (Gonzalo Cubero) convinces a scout from the Caracas Football Club to check them out. Both get a shot at a tryout, which basically Daniel’s dream; but Julio is starting to mix in with the wrong crowd. Not a teribly difficult thing to do when you live in the Caracas slum.

Just two days before the tryouts, that slum life strikes (this is a spoiler-free review, don’t worry) and Julio is a very involuntary witness. Now he has this terrible secret that could destroy the close relationship he has with his brother, not to mention both their lives, but the young kid has to face a decision a grown-up wouldn’t want to take: follow his dream of becoming a professional soccer player, or keep his family together as best he can? Can he do both?

Venezuelan cinema has evolved noticeably in the last ten years, with the State-run studio Villa del Cine churning out movies like there’s no tomorrow, although quality does not always come in quantity. This year, however, I’ve seen quite a few that have come above the crowd and, in the case of Hermano, I’d have no problem putting it against the best of Sundance. And yet it’s still commercially attractive for a large audience; this has been one of the more successful films in the country (the bland summertime offerings notwithstanding).

This was filmed inside an actual slum in eastern Caracas which quite helped the documentary style of the film, and it all contributes to feel the everyday life these kids have to endure. The fact that only Girón and Cubero seem professional actors helps the realism more than detract from it (although Moreno certainly holds his own), and you believe every smile, every laughter, every tear. And Rasquin is wise not to deviate into melodrama, so that you won’t feel bad for your own life; this, my friends, is everyday life for poor people in Latin America. But this could be Harlem for all you know, and Julio and Daniel could be trying out for the Mets. And there’s an original thing: while most kids in Venezuela would try out for baseball teams (we’re unique in that we are the only Latin country that prefers b-ball over soccer), Rasquin made it revolve around soccer. It’s the closeness thing; you don’t feel your fello playmates if you’re in a baseball team. He creates a metaphor for the relationship between the two brothers. And you’re right there with them.

I do hope this movie does place Venezuelan cinemas in your radar. We’re starting to come a long way in that aspect, depending a whole lot less on violence, boobs and easy jokes in our movies. Why not try and catch it when it opens at the LA Latino Film Festival on August 19th? I’d appreciate it a lot.

Déjate llevar: ciclo "Pecados Capitales" en TCM

lunes, agosto 02, 2010 | Comments


Si ustedes tienen TCM y no se han quedado aunque sea una noche viendo lo que ahí se ofrece, ustedes seguramente son de los que piensa que Eclipse o Transformers 2 es lo máximo. Para los que tienen un poquito más de sentido común curiosidad, TCM tiene un ciclo en agosto dedicado a los siete pecados capitales, siempre un tema sabroso de cubrir. Todas las películas ofrecidas van de increíbles a decentes, así que hagan sus planes. ¿Mis recomendaciones en particular? The Lost Weekend, Taxi Driver (¿qué cinéfilo aún no sabe que éste es el origen de "You talkin' to me?") y por supuesto, Se7en. A continuación, la nota de prensa.


Los pecados capitales resultan tan tentadores que TCM Special no pudo resistirse más, y en este mes de agosto le ofrece un lugar destacado en la pantalla, con un banquete títulos tan seductores como inquietantemente maliciosos.


Y es que, sin querer pecar de soberbios, TCM reúne en esta oportunidad títulos tan codiciados y envidiables como para desatar la ira de muchos o la salvación de los que se permitan disfrutarlos. La cita con TCM Special Pecados capitales será todos los martes y miércoles de agosto, a partir de las 9.30p.m.

Es por ello que, en busca de indulgencia fílmica, el martes 3 de agosto llega la lujuria encarnada por la obsesión de un hombre por una ingenua pero irremediablemente fatal Marilyn Monroe en La comezón del séptimo año (Seven Year Itch, 1955). Basada en la obra teatral del mismo nombre de George Axelrod, es una divertida comedia que gira en torno a un lector de textos, representando por el actor Tom Ewell, que se ve obligado a quedarse trabajando en Nueva York durante el verano. Mientras su esposa e hijo disfrutan de las vacaciones en la playa, el hombre resiste como puede un calor insoportable en la ciudad. Mientras, en el apartamento de arriba se ha instalado durante una semanas de verano una joven modelo y el hombre empieza a desarrollar fantasías en torno a ella. Dirigida por el legendario Billy Wilder, contiene una de las escenas más famosas del cine, aquella en la que la Monroe pasa por encima de unas rejas de ventilación en la calle, y el aire que es expulsado hacia arriba levanta su vestido.

El miércoles 4 el foco es colocado en la historia de un veterano de Vietnam que descargará toda su ira contra un sistema violento y desolador en Taxi Driver (1976), de Martin Scorsese. Escrita por Paul Schrader, muestra a Travis Bickle (Robert De Niro) un excombatiente residenciado en Nueva York, que sufre de depresión y ansiedad al sentirse progresivamente rechazado por la sociedad. Adicionalmente sufre de insomnio, lo que le lleva a trabajar como taxista nocturno para aprovechar el tiempo muerto y ganar dinero. Sin embargo, mientras conduce, es testigo silencioso de la turbia vida de la ciudad. Entretanto conoce a Iris (Jodie Foster), una joven prostituta, a quien intenta convencer de que abandone esa vida. En esta película -considera una de las mejores de su década, merecedora más de veinte premios, entre ellos la Palma de Oro del Festival de Cannes y cuatro nominaciones al Oscar®- también tienen actuaciones destacadas Cybill Shepherd y Harvey Keitel.


El martes 10 de agosto Paul Newman se rendirá ante la aplastante pereza que le hará sufrir una postración asfixiante en El gato sobre el tejado de zinc caliente (Cat on a Hot Tin Roof, 1958). La inminente muerte del anciano patriarca de una acomodada familia del Sur provoca una conmoción entre sus sucesores, ante quienes se abren las infinitas posibilidades de disponer de la fortuna familiar. Sus dos hijos, Brick y Gooper se enfrentan violentamente por alcanzar la supremacía. Brick, incapaz de enfrentarse a las responsabilidades de la nueva situación, busca refugio en el alcohol. Pero Maggie, su esposa, no está dispuesta a contemplar impasible la destrucción de Brick. Dirigida por Richard Brooks, y basada en la obra teatral del mismo nombre del laureado dramaturgo Tennessee Williams, obtuvo seis nominaciones al Oscar®, incluyendo Mejor película, director, actor (Paul Newman), actriz (Elizabeth Taylor).


El miércoles 11, la desmesura de Orson Welles encontrará su tema ideal en el retrato de la soberbia de un hombre que quiso ser dueño de una nación en El ciudadano (Citizen Kane, 1941), dirigida, escrita, producida y protagonizada por un jovencísimo Welles devenida en obra maestra del cine. Esta opera prima, de original estructura e inédita realización, narra las aventuras y desventuras en la ajetreada vida de un magnate de los medios de comunicación. La intriga viene en forma de una palabra que hoy en día está encumbrada en el vocabulario más cinéfilo: Rosebud. La película ganó un Oscar® al Mejor guión original y nominaciones en otras ocho categorías: película, director, actor principal (Orson Welles) dirección artística, fotografía, música, sonido y montaje.


El consumo irrefrenable de alcohol hasta el límite de la autodestrucción ahogará a un hombre en el pecado de gula destilado a lo largo del film Días sin huella (The Lost Weekend, 1945), film que se apodera de la pantalla de TCM el martes 17. Basado en una novela de Charles R. Jackson, este thriller es, según la crítica, uno de los alegatos cinematográficos más notables contra el alcoholismo. Por el, Tanto Billy Wilder, como director, y Ray Milland, como actor, obtuvieron el Oscar®. Relata la historia de Don Birman, un escritor que no puede vencer sus arrebatos alcohólicos a causa de los cuales se ha arruinado física, moral y económicamente. Para lograr dinero que le permita seguir bebiendo es capaz de cometer cualquier acción, llegando incluso a robar a sus amigos, sin excluir a una hermosa mujer que, enamorada de él, intenta regenerarlo y lo anima a escribir una novela que cuente su tragedia personal.


El miércoles 18 una resentida Goldie Hawn se arrebatará de envidia por el éxito profesional y amoroso de su rival Meryl Streep, arrastrándola hasta una misteriosa secta que le ofrece inmortalidad a un precio difícil de pagar, en La muerte le sienta bien (Death Becomes Her, 1992). Helen y Madeline se odian mutuamente. Madeline está casada con Ernest, representado por Bruce Willis, quien está teniendo una aventura con Helen. Ambas depositan su confianza en ese hombre, cirujano plástico, para mantener su jovial aspecto. Así que cuando Madeline encuentra una cura para el envejecimiento, Helen también lo hace. Pero no es hasta que ambas se vuelven inmortales cuando se dan cuenta de que su vida ya no será la misma. Dotada de gran humor negro, y bajo la dirección de Robert Zemeckis, ganó el premio Oscar® a los efectos especiales.


La avaricia llega a TCM el martes 24 cuando el afán desmedido por el oro enloquezca a un codicioso Humphrey Bogart, en el brutal retrato de la fiebre por ese precioso metal mostrado en El tesoro de Sierra Madre (The Treasure of the Sierra Madre, 1948). Corre la década de 1920 y Fred Dobbs, un estadounidense que malvive en la ciudad mexicana de Tampico, es engañado por un capataz sin escrúpulos junto a otros incautos. Conoce entonces a Bob Curtin y a Howard, un anciano buscador de oro, con los que sale en expedición a buscar el preciado metal. Lo encuentran, pero Dobbs enloquece por la codicia y quiere quedarse con todo. Escrita y dirigida por John Huston, es protagonizada por Humphrey Bogart, Walter Huston, Robert Blake, Tim Holt, Bruce Bennett y Barton MacLane. Está basada en una novela homónima de Bruno Traven y es ganadora de tres Oscar® y 3 Globos de Oro®.


Y como postre de esta bacanal cinematográfica, el miércoles 25, Seven – Pecados Capitales (Se7en, 1995) fundirá todas las perdiciones, enmarañadas en una compleja red de asesinatos investigados por Morgan Freeman y Brad Pitt. Segunda película de David Fincher, escrita por Andrew Kevin Walker, quien recibió una nominación al BAFTA al Mejor guión original, esta impactante producción se pasea por géneros como el cine negro y el psycho thriller.

La tentación será muy grande con TCM Special Pecados capitales, todos los martes y miércoles de agosto, a partir de las 9.30p.m.

Mientras tanto, en Internet...

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