Plasma de miércoles E01: Finding Forrester (2000)

miércoles, diciembre 10, 2008 |

Bienvenidos a la nueva sección de vuestro humilde espacio de cine, que sustituye "Viaje al alquiletero". Aquí les recomendaré una película que espero les entusiasme lo suficiente para que la busquen como sea.

Quise emular una asignatura que William Forrester le hace a Jamal Wallace en Finding Forrester, y escribir esta primera edición de "Plasma de Miércoles" en 5.000 palabras, diciendo por qué esta es una de esas cintas que debe verse una y otra vez. Creo que fallaré.

Gus Van Sant es uno de esos directores que son respetados pero no famosos, como Darren Aronofsky, pero cada cierto tiempo saca una película que lo coloca en el "mainstream". Dejó su huella gracias a un incipiente Matt Dillon en Drugstore Cowboy (1989) y logró un éxito de culto con My Own Private Idaho (1991), con Keanu Reeves y el difunto River Phoenix. Fue con Good Will Hunting (1997) que realmente se puso en el mapa, al darle un Oscar a sus guionistas Matt Damon y Ben Affleck y el primer Oscar a Robin Williams. Van Sant, junto con Curtis Hanson, hace unas cintas sumamente humanas, íntimas (el hecho de que usa frecuentes acercamientos extremos) que las hace sentir muy personales. "Estudio de personajes" las describe muy bien. Y esto me agrada de sus cintas pues es de esos directores que requieren que sus actores se destaquen en su trabajo pues hay mucho detalle en la filmación.

Luego del lamentable remake de Psicosis (1998), Van Sant se reconcilió con esta sencilla y muy bien construida historia de dos personajes que se encontraron para poder enfrentarse a varios obstáculos en su vida para poder explorar su potencial. Hay una historia de amistad inesperada, que con igual facilidad puede ser alumno-maestro o padre-hijo. Y estos roles a veces son intercambiables.

La cinta es la historia de Jamal, un muchacho negro del Bronx (imaginen Coche o El Valle) que gusta de escribir pero esconde ese talento tras el de jugador de básquet para ser aceptado entre sus iguales. Un día, en una muchachada, sus amigos lo convencer de entrar en el apartamento de un reclusivo viejo autor. Al ser descubierto, Jamal huye y deja atrás su morral, que tiene sus cuadernos de apuntes. Cuando el morral es devuelto, hay una gran cantidad de apuntes y correcciones. Jamal acude otra vez, esta vez legalmente, y pide ayuda.

Hay dos grupos de actores en esta cinta: nuevas promesas y grandes leyendas. Rob Brown encabeza la primera, y la suya es una historia asombrosa: él audicionó como extra, con la esperanza de pagar su cuenta de celular de 300 dólares. Van Sant quedó intrigado con su naturalidad, y le ofreció el papel principal. No lo culpo: hay una represión, una conflictividad entre explorar su verdadera pasión y ser aceptado en su vecindario, en su expresión, y no parece una actuación en absoluto. Incluso puede igualar a Anna Paquin (Rogue en las X-Men, ganadora del Oscar por El Piano), y la química que resulta entre ellos es dulce e inocente, sin ninguna tensión que se puede esperar entre adolescentes. Claro, pudo haber sido cualquier otra actriz, pero ella hace el trabajo.

El otro grupo de actores es de tal calibre que Brown debe haber estado temblando como una conejita de trabajar con ellos (aunque no se le nota nada). El primero es F. Murray Abraham (Amadeus, Scarface), uno de los más reconocidos actores de carácter de Hollywood, con talento de sobra por donde lo mires. Aquí hace del profesor Roberet Crawford, que enseña literatura en el colegio privado a donde Jamal consigue una beca. Se esfuerza por ser encantador pero se ve que no es feliz estando allí, pues lo considera debajo de su persona. Cree que sólo hay una persona que lo ha hecho mejor que él, el autor William Forrester, quien escribió una sola novela antes de desaparecer (este personaje está muy basado en J.D. Salinger).

Ese autor es Sean Connery. Ya he hablado antes de la admiración que este veterano actor me inspira, pero esta actuación me conmueve y me rompe el corazón. Noten las expresiones, el conflicto a enfrentarse a demonios que creía enterrados. Olvídense de James Bond, olvídense de Jimmy Malone, olvídense de cualquier rol de acción que Connery haya hecho. Esta es la actuación que debió darle un segundo Oscar a Connery, con sus sutiles expresiones, su absoluto terror de la gente, de mostrarse indefenso. Y este es Sean Connery. Increíble.

Admito que le tengo tanto amor a esta película en parte por mi afición a la escritura (de hecho, el borrador de esta reseña lo hice mientras la veía, jejejeje), pero hay más. Es la facilidad y credibilidad con la que la amistad entre dos escritores, el joven y el viejo, crecer inesperadamente. Es ver la actuación de Brown, con el deseo que tienes que ese pobre chamo de Coche triunfe en el Emil Friedman, por mucho terror que tenga de que sus amigos lo llamen "escuálido". Es ver a Connery en toda su gloria, descubriendo tantas cosas que lo conectan con Jamal. En particular, la actuación de Connery me parte el corazón, de saber que estos son los roles que debió hacer más (consideren Causa Justa, El Nombre de la Rosa) y no volverá a hacer por haberse retirado. Por eso es que Finding Forrester es como un tesoro que no se puede perder. Véanla en lo que puedan.




Dónde la vemos:

Da la casualidad que alguien parece haber montado la película completa en YouTube en 15 partes. Creo que ya no está en ninguno de los sitios de alquiler, pero no es difícil de conesguir. El canal AXN la transmitió el lunes en la noche, de modo que seguro la repiten.

Mientras tanto, en Internet...

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