James Franco. Actor. Universitario. Intelectual. Su madre.

sábado, agosto 14, 2010 |


James Franco es la clase de tipo con el que estás convencido te provocaría tomarte unas cervecitas después del trabajo.



James Franco es, también, la clase de tipo que odias por hacerte ver como un vago de mierda. Porque para rematar, el tipo no fuma, ni bebe.



Un reciente perfil en New York Magazine (que descubrí gracias a un tumblelog llamado Told Or Known) hace ver que este es un tipo que no se conforma con ser un actor reconocido; el tipo tiene que ser un artista completo. Sí, el chamo que hizo de Harry Osborne se está convirtiendo en todo un renacentista. Pero de manera absurda. Un extracto:

A los 28 años [hace cuatro], diez años después de salirse, Franco decidió regresar a la universidad. Se inscribió en un par de cursos de extensión en la UCLA (literatura, escritura creativa) y los encontró tan mágicamente satisfactorios –tan seguros y puros en comparación al mundo de la actuación—que se lanzó de lleno a su educación con un abandono de locura. Persuadió a sus consejeros que le dejaran exceder el máximo en carga académica, y luego procedió a tomar 62 créditos por trimestre, el triple del límite normal. Cuando tenía que trabajar –para volar a San Francisco, por ejemplo, para filmar Milk—le pediría a sus compañeros que le grabaran las clases, y luego las escuchaba en las noches en su tráiler. Se graduó en dos años con una licenciatura en Inglés con un promedio de notas por encima del 3.5 [el máximo es 4]. Escribió una novela como su tesis de grado.
Fue una sincronización interesante. Tan pronto como Franco decidió que su carrera de Hollywood no era suficiente, su carrera en Hollywood explotó –que quiso decir que sus proyectos intelectuales fueron captados en el radar de la máquina publicitaria del tope de Hollywood. Que estaba, por supuesto, desconcertada por todo el asunto. Bastantes actores tienen sus proyectos paralelos –bandas de rock, carreras de caballos, la universidad, el vegetarianismo supremo—pero ninguno, y quizá nadie más en la historia de lo que sea, donde sea, parece tomar las actividades extracurriculares con la ferocidad de Franco.
Tomen como ejemplo su posgrado. Tan pronto como Franco terminó en UCLA, se mudó a Nueva York y se inscribió en cuatro: NYU para cine, Columbia para escritura de ficción, Brooklyn College para escritura de ficción y –por no dejar—un programa de poesía de baja residencia en el Warren Wilson College de Carolina del Norte. En otoño, a los 32, antes que siquiera termine en todos estos, empezará en Yale para un PhD en Inglés, y en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Después de lo cual, obviamente, se convertirá en presidente de las Naciones Unidas, entrenará una bandada de loros grises africanos para que hagan colonoscopias gratis y se lanzará al espacio para explicar el corazón humano a alienígenas que viven en el corazón pulsante de quásares interestelares.
La dedicación de Franco de ampliar su espectro intelectual me deja absolutamente loco. Y honestamente lo veo como una inspiración. En un mundo plagado por superficialidades, James Franco decidió entrenar su músculo cerebral, buscando educarse más allá de "en la calle". Y sigue siendo uno de los mejores talentos que Hollywood ha visto. ¿Lo vieron en Milk? Insólito. ¿Y qué tal en Pineapple Express? Magnífico. Hay que seguir muy de cerca a este pana; le esperan grandes, grandes cosas

Mientras tanto, en Internet...

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