Toy Story 3: Sí, tu papá está llorando, hijo. Por una película. De juguetes.

lunes, julio 19, 2010 |

toy_story_three_ver10 Pixar. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo lo sigues haciendo? Estemos claros, el récord de ese estudio es algo que sus competidores del triple de tamaño llorarìan por tener. De once películas, sólo una es considerada mediocre sin ser mala (Cars). De resto, cada una ha sido mejor que la anterior; y si esto se sigue cumpliendo, Cars 2 me dejará hecho un masacote de lágrimas. Porque ahora Pixar ha logrado lo indecible: ha creado una trilogía de películas perfectas. Toy Story 3 es tan buena, y en algunos aspectos superior, a sus predecesoras. Algo que ni siquiera El Retorno del Jedi puede decir. ¡Sí, lo dije!

Para ser una película sobre juguetes parlanchines, TS3 maneja la inevitabilidad de crecer mejor que muchos dramas realistas, de una manera que nadie que haya sido un niño

puede dejar de ver. Andy (John Moris, igual que en las últimas dos) ya tiene 17 años y se va a la universidad, así que tiene que decidir qué hacer con sus adorados juguetes, lo cual no le cae bien a ninguno. Por accidente, Buzz Lightyear(Tim Allen), la vaquera Jesse (Joan Cusack), los Cabeza de Papa (Don Rickles y Estelle Harris), Slinky el perro (Blake Clark, sustituyendo al fallecido Jim Varnes), Hamm el cerdito (John Ratzenberger) y el dinosaurio Rex (Wallace Shawn) podrían terminar en la basura, asì que el vaquero Woody (Tom Hanks) los rescata… y terminan en una guardería.

Al principio, todo se fue encantador. Muchos niñitos para que jueguen con ellos toda la vida, y un amable oso llamado Lotso (Ned Beatty) que dirige el sitio. Por si fuera poco, Barbie (Jodi Benson) ahora se consiguió con su Ken (Michael Keaton). Pero Woody se debe a Andy, y está decidido a regresar a su lado. Lo que no sabe es que Lotso rige el sitio con una pata de hierro, y ahora sus amigos deben planificar el gran escape --con un Buzz que ha sido reseteado.

En comparación a las producciones más recientes de Pixar, como Wall-E, Ratatouille y Up, que se pueden llamar películas más experimentales, la serie de Toy story, al igual que Monsters, Inc., siempre han apuntado a complacer a la familia, ser una divertida aventura primero que todo pero con topda una serie de mensajes por debajo. Pero esta tercera entrega entra en lo que sin duda es material bastante oscuro; de hecho hay escenas profundamente atemorizantes aquí, además de diversidad de temas que van desde la mortalidad y la familia hasta el transvestismo. Lo que empieza siendo una comedia indudablemente disneyesca se convierte en algo más parecido a Birdman From Alcatraz o Cool Hand Luke, es decir, una fuga carcelaria. Seguía esperando a que alguien me dijera que lo que había aquí era un problema para comunicarnos.

Pero claro, esto es Pixar, y no deja que te olvides que esta debe ser una película que te toque el corazón ya sea que lo estás esperando o no. Hay constantes referencias a las otras películas y, sobre todo, a juguetes clásicos que todo el mundo tenía. ¿Ese teléfono blanco sobre ruedas? ¿Quién no lo recuerda? ¿Y alguien no vio a Totoro en el cuarto de la niñita, ese pequeño homenaje a Hayao Miyazaki? y por supuesto, está el gran climax, que, sin revelar nada, sí les puedo decir que es cierto: no importa lo macho que puedas ser, los hará llorar como jevitas.

Claro que yo tuve un problema con ese final. No pude conectarme tanto como quisiera, quizá porque yo no tuve una conexión tan profunda con mis juguetes. Yo empecé a interesarme por los libros de muy pequeño, y muchos de mis juguetes se los pasaron a mi hermano, que jugó con ellos hasta bien grande. Lo que sí hizo esta película fue hacer a mi novia y a mí tener un recorrido por los recuerdos, ella de todas sus muñecas Barbie, yo de todos los juguetes didácticos que tuve. Y todos los muñecos que quise tener de niño.

No hay suficientes palabras que le pueda dedicar a esta belleza de película. Si aún son de los pocos que no la han visto, corrijan ese error lo antes posible, por favor. Y lleven ese pañuelo. Y guarden bien esos juguetes de sus hijos, que algún día seguro le darán la misma felicidad a alguien más.

Mientras tanto, en Internet...

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