Plasma de Miércoles E65: Goonies (1985)

miércoles, mayo 12, 2010 |

¿Qué pasó con esas películas que uno veía de chamo donde se exaltaba la amistad, las aventuras juntos, la maravilla de descubrir? ¿Por qué ya no se hacen películas como Stand By Me? ¿Por qué, Dios mío, no termina de hacerse una secuela a Los Goonies? Ah pero una película basada en la Bola 8 Mágica... esa sí, ¿verdad?


Decir que Goonies es una película especial suena a hipérbole, pero miren este pedigree: la historia es de Steven Spielberg; el guión es de Chris Columbus (director de Mi Pobre Angelito y Harry Potter y la Piedra Filosofal), y es dirigida por Richard Donner (Arma Mortal, Supermán). Esto era en la época en que todos esos nombres estaban en la cresta de la ola de su popularidad, y unido al encanto de los actores infantiles (algunos de los cuales son bastante respetables hoy en día), no había forma que esta no fuera un éxito.

Mikey (Sean Astin, Sam en El Señor de los Anillos) y Brandon Walsh (Josh Brolin, de No Country for Old Men) se están preparando para mudarse de su hogar de la infancia, pues el terreno va a ser convertido en un campo de golf, a menos que consigan suficiente dinero para poder pagar la titularidad. Poco probable, en el tiempo que les dan. No le cae nada bien a Mikey, quien tiene que despedirse de sus amigos Chunk (Jeff Cohen), Data (Ke Huy Quan) y Mouth (Corey Feldman), que se hacen llamar Goonies cuando están juntos. Por suerte —o eso creen— encuentran un mapa que llevaría al tesoro de un pirata llamado Willy el Tuerto y les salvaría su casa, así que se embarcan todos, junto con un renuente Brandon y las obligatorias señoritas (Kerry Green y Martha Plimpton), a tratar de encontrarlo. Un pequeño problema, aparte de todo: la entrada a las cuevas donde estaría dicho tesoro está justo debajo de la casa de una familia de criminales (Anne Ramsey, Robert Davi y Joe Pantoliano) que tienen a un desfigurado y muy grande tercer hermano llamado Sloth (John Matuszak). ¡Mosca pues!

Esta película representa uno de los puntos altos de mi infancia, lo digo sin ninguna clase de pena. Se podría decir que es Indiana Jones para chamos, pues tiene esa misma calidad “light” que caracteriza esa aventura. Es emocionante, es divertida, es conmovedora y como buena película para y con chamos, es aleccionadora. Pero para una generación, es además una oportunidad de tener una unión al recordarla.

Spielberg fue pionero al lograr películas como esta que apelan a esos adolescentes que aprecian un buen susto pero los adultos no cuestionan. Escenas grotescas, como los murciélagos en el pelo de las muchachas, los cuentos de vómitos desde el balcón del cine, cosas así, son las que los jóvenes más disfrutarán. Todo sucede a una velocidad asombrosa, otra marca registrada de Spielberg; lo único que le falta a esta película es la dulzura de E.T. Pero es difícil gozar más en el cine.

Lo que más logra Goonies, como hizo Stand By Me conmigo, es hacer que recuerdes lo divertido que era ser un niño, y la pureza de las amistades que hacías en aquel entonces. Los Goonies se cuidan uno al otro, a pesar de sus diferencias (Data es un geek antes que la palabra existiera, Mouth es todo sarcasmo, Chunk es torpe pero tierno y Mikel es un idealista). Las actuaciones de los actores hacen esta unión aún más convincente; se nota que gozaron cada instante que estuvieron en ese set.

Ahora si me disculpan, tengo que tratar de encontrar esta película y encontrar a mis amigos de infancia por Facebook para verla.



NOTAS CURIOSAS
  • El barco pirata era real. Medía 45 metros de largo y tomó dos meses y medio en construirse. Cuando terminó, se le ofreció a quien quiera que quisiera comprarlo, pero nadie podía o quería, así que tuvo que ser desmantelado.
  • Se usaron 900.000 galones de agua para esta película.
  • El debut en el cine de Josh Brolin.
  • Jeff Cohen se enfermó de sarampión después que le dieron el papel de Chunk. Llegó igualito, temiendo que lo reemplazaran si no.
  • No se le permitió a ninguno de los muchachos del elenco ver el barco pirata antes de la escena en que llegan a él. Cuando lo hicieron, algunos dijeron “Holy shit!” (¿no tengo que traducirles eso, verdad?) Tuvieron que gritar “¡Corte!” y volver a filmar sin las groserías.
  • El productor Steven Spielberg dirigió al menos una escena en esta película (pero no sabemos cuál).
  • Cuando las rocas están cayendo del cielo, Ke Huy Quan (que luego se cambió el nombre a Jonathan Ke Quan) grita “Holy S-H-I-T”, deletreando la grosería porque su madre lo hizo prometer no usar malas palabras durante la película.
  • Sean Astin cuenta que se le permitió quedarse con el mapa usado en la película. Varios años después su madre lo encontró, pensó que era un viejo pedazo de papel arrugado, y lo botó.
  • Robert Davi, quien es un cantante de ópera entrenado, tuvo la idea de cantarle a Sloth para calmarlo.
  • El maquillaje de John Matuszak tomó cinco horas. El ojo que está desviado era operado mecánicamente, y alguien llevaba la cuenta para que el operador y Matuszak pudieran parpadear en sincronización. Era un equipo delicado, y se le pidió al elenco que no lo mojaran en las escenas afuera del barco pirata. Pero, terminó mojado igual, lo que demoró la filmación por todo un día.
  • Este fue el rol más famoso de John Matuszak, un antiguo jugador de fútbol americano de los Oakland Raiders (de hecho tiene una franela de los Raiders en una de las escenas). El 17 de 2009 se cumplieron 20 años de su muerte por un ataque cardíaco, a consecuencia de su abuso de esteroides.

Mientras tanto, en Internet...

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