Shrek The Fourth: Las despedidas son tan dulce amargura…

martes, julio 27, 2010 |

Shrek fue, sin duda, la que lo empezó todo para DreamWorks Animation, presentando sin duda la más original versión de un cuento de hadas que se puedan imaginar, con suficiente humor para adultos pero una diversión completa para los niños. Las subsecuentes secuelas fueron, sin embargo, un poquito desilusionantes, en especial la tercera que, aunque tuvo sus momentos, fue en general una desilusión. Me imagino que fue por eso que se anunció que la cuarta película del gran ogro verde sería la última, mientras se concentraban en la película del Gato con Botas (pautada para el año que viene).

¿Saben qué? Mejor así, pues aunque la cuarta es una notable mejoría sobre la segunda, sigue sin llegarl a los talones a la primera o segunda.

Shrek (Mike Meyers) está tratando de adaptarse a una vida familiar con Fiona (Cameron Díaz) y sus tres hijitos, junto con las constantes visitas del Burro (Eddie Murphy) y el Gato con Botas (Antonio Banderas). Cuando van a celebrar el cumpleaños de los bebés, Shrek realmente empieza a extrañar los días en que era un ogro temido y fuerte y no el blandengue en el que cree se ha convertido. Esas quejas llegan a los oídos de Rumplestiltskin (Walter Dohrn, guionista de la dos películas anteriores y en capítulos de El Laboratorio de Dexter y Bob Esponja), quien le ofrece un trato: un día como ogro a cambio de un día de su infancia. Shrek acepta –sin saber que el día que le decente dio al neurótico enano fue el de su nacimiento. Ahora Shrek está en un mundo paralelo donde Rumplestiltskin es rey, Fiona lidera a un grupo de ogros rebeldes (con voces de Jon Hamm, Craig Robinson y Jane Lynch), el Gato ha crecido “un tantito” y el Burro ni lo conoce. Que empiece el estrés porque todo vuelva a la normalidad.

Mi hermano comentó el otro día que la gran novedad con la primera Shrek es que uno no se espera la clase de chistes que salen del guión y menos de una película animada. Cuando sacas secuelas, la posibilidad de mantenerse fresco va decayendo. Por eso funcionó con Shrek 2 con el Hada Madrina como villana, y no tanto con Shrek 3 porque se extendieron demasiado. Aquí, se acercan un poco más a la segunda, pero no hay suficiente que cubrir (¡oooh! ¡Un ogro medio amanerado! ¡Ooooh! ¡Un enano neurótico!).

Curiosamente, donde funciona mejor es en las partes más humanas, convirtiendo esto en una especie de It's A Wonderful Life, donde Shrek trata de reconquistar a Fiona o se da cuenta de lo que extraña a sus hijitos. También le doy un reconocimiento al guión que hace pequeños guiños a las predecesoras y aún a otras películas, y logran mantener el paso a un buen ritmo que realmente no me llegaron a aburrir. Y no es que no sea gracioso, pasa que ya he visto esto antes.

Admito que me dará dolor no escuchar estas voces de nuevo, en especial al Burro (Eugenio Derbez ya es una estrella gracias a él) y al propio Shrek, el papel más exitoso de Mike Myers desde Austin Powers. ¿Ahora qué irá a hacer con su vida? Díaz es la que se ha peusto muy cómoda en la piel de Fiona, dándole aquí más matices que en las anteriores. Bien por Banderas que seguirá trabajando así, y aquí creo que fue lo más entretenido, porque cualquiera pudo haber hecho a Rumple (¿no se rumoraba que Paul McCartney iba a ser su voz?).

Te extrañaremos, Shrek. Pero no mucho. Ya empezabas a agotar tu bienvenida. Te esperamos, Gato.

Mientras tanto, en Internet...

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