Plasma de Miércoles E40: Planes, Trains and Automobiles (1987)
miércoles, octubre 28, 2009 | Etiquetas: cine en casa, comedia, opciones de DVD, Plasma de Miércoles, reseña |
Cuando John Hughes murió en agosto pasado, los homenajes de rigor afirmaba que su mejor película era The Breakfast Club, algo que yo tengo que compartir sin duda, pues es una película que todo adolescente de los ‘80 recuerda con cariño. Pero también se hablaba de uan película en particular entre sus comedias adultas que se mantenía a pesar del tiempo, y que era considerada su mejor comedia para adultos (Hughes era famoso por sus comedias para jóvenes), que ciertamente es mi favorita: Planes, Trains and Automobiles.
Como en ninguna otra película, el mayor atractivo de esta (llamada en español Mejor Solo que Mal Acompañado) son sus dos protagonistas, dos absolutas leyendas en la comedia. Uno es Steve Martin, quien interpreta a Neal Page, un ejecutivo de cuentas de una agencia de publicidad que está en Nueva York desesperadamente tratando de recorrer los 1.400 kilómetros hasta su casa en Chicago para el Día de Acción de Gracias (consideren que el viaje de Maracaibo a Maturín son 1.239 kilómetros). Pero lo que debería ser un vuelo de rutina se convierte en todo menos, en parte gracias a Del Griffith (John Candy), un vendedor de aros de cortina de baño alegre, hablador, descuidado y, para desgracia mayor de Neal, un tanto propenso a accidentes. En poco tiempo, el vuelo que ambos comparten es desviado a Wichita, Kansas, en todo el centro de la mitad del medio de los Estados Unidos, y lo que iba a ser un vuelo de dos horas se convierte en una odisea de tres días con carros incendiados, duchas incómodas y escrotos aplastados cuando Del decide que va por el mismo camino de Neal.
Por más cliché que suene, es muy difícil parar de reír con esta película. Al estilo de Meet The Parents, esta es la comedia por la que Murphy escribió su miserable ley. Cada paso que Neal y del toman es una promesa de un desastre, y cada uno es hilarante. Desde la sutil desesperación que es ver a Neal esperar que su jefe se decida por unos bocetos para un anuncio, hasta toda la delicia física que resulta de tratar de simplemente alquilar un carro, Hughes demostró como nunca su facilidad para hacernos reír mentras, sorprendentemente, nos muestra una extraordinaria sensibilidad que puede hasta llevarte a las lágrimas.
Steve Martin era excelente en esta clase de roles, como el estirado y nervioso hombre de negocios al que todo lo desespera, lo que hace que sus rostros y estallidos lo hagan aún más gracioso. Está aquí en todo el esplendor de sus habilidades cómicas, con el punto máximo alcanzado cuando usa el adjetivo “fucking” 18 veces en un minuto en un alquiler de carros. Neal no es un mal hombre, ni cerca de serlo; simplemente ha tenido unos muy, muy malos días últimamente.
Del, por su parte, es mucho más natural y relajado, pero es desesperantemente torpe. Todos tenemos un amigo como él: el que está ansioso por ayudar, pero por su desesperante deseo de ayudar termina haciendo un desastre. Fue un rol para el que John Candy nació, con su enorme pinta de oso de peluche y el talento para la comedia que no le llevaba nada al de Martin. Y aún cuando la mayor parte del tiempo son antagonistas, la química entre ambos era para hacer reacciones en cadena, con una facilidad para reaccionar uno del otro que sólo podía lograrse entre amigos, aunque ésta fue su única película juntos. Eso es algo que me llena de tristeza, pues Candy murió en 1994 y Martin… bueno, digamos que no ha estado a la altura de esta desde entonces.
Como tantas otras escritas y/o dirigidas por Hughes, Planes, Trains and Automobiles es una de las razones por las que el hombre va a ser tan extrañado. La mayoría de las comedias hoy en día van por el camino fácil de las comedias románticas o requieren mucho humor grotesco o explícito. Hughes demostró que se pueden hacer comedias, ya sean para dultos o para adolescentes, que eran inteligentes, sensibles, bien escritas y oh sorpresa, cómicas. Que en paz descanse.
NOTAS CURIOSAS
- Las escenas nocturnas en la carretera se filmaron en erl sur de California, con nieve falsa par simular una carretera del Medio Oeste. Muchas de esas escenas diurnas fueron filmadas en un tramo que no había sido abierto aún (la U.S. 219) que va entre Bffalo y Springfield, Nueva York.
- Steve Martin ha dicho que esta es su película propia favorita.
- John Hughes filmó más de 180.000 metros de película, casi el doble de lo normal. Los rumores de que hay uan versión de tres hoars de la película son ciertos, pero no están en orden. Es una maraña de pietaje que, si Hughes aún viviera, tomaría años ern ordenarse, y de todos modos probablemente esté deteriorada en su mayoría. Está guardada a salvo en una caje fuerte de la Paramount.