Adiós a la gloria, o cómo las leyendas terminan mal

miércoles, agosto 25, 2010 |

sean-connery-good Sir Sean Connery, a quien ya hemos destacado antes en este espacio, cumple hoy 80 años, confirmando que duda que vuelva a actuar jamás. Así termina una de las más notables y destacadas carrera en Hollywood, con roles inmortales en películas como Zardoz, El Hombre que Sería Rey, Robin y Marian, Los Intocables (por el que se ganó su único Oscar), Indiana Jones y la Última Cruzada, DragonHeart, The Rock, Finding Forrester y, por supuesto, sus seis películas como el agente 007. Es por eso que cuando pienso que su último rol de actuación será La Liga de los Caballeros Extraordinarios –una mediocre aunque ligeramente entretenida adaptación de un brillante cómic de Alan Moore—… y que su última actuación, punto, será… ay coño… esto…

 

…siento que algo muere dentro de mí. Digo, olvídense del Oscar, este es un tipo que era la imagen de la dignidad y de la rudeza de la edad, ahora es un abuelo patinetero que tiene que rescatar a dos castores, quién sabe por qué.

¿Saben qué es lo peor? Connery no será el último gran actor de otrora cuyo último papel no está a la altura de su icónico status. Oh no, hijos míos, el destino ha sido coñoemadre con algunas leyendas del celuloide. Si no, miren cómo se despidieron algunas.

gene-hackman Gene Hackman. Si buscas “intenso”, lo más probable es que Hackman tenga su fotico en el diccionario. El tipo era la imagen de la rudeza, aún a sus setenta y dele de años, uno de esos actores de carácter que es tan talentoso que es capaz de llevar una película él solito, muy al estilo de su héroe, Marlon Brando. Hackman fue nominado a seis Oscar a lo largo de su carrera, y ganó dos veces, una por su increíble actuación como “Popeye” Doyle en Contacto en Francia (1971) y otra por su papel de terrible sheriff en el western Los Imperdonables (1992), donde incluso le ganó a Jack Nicholson. Sus papeles fueron tan disímiles como memorables: un odioso padre en The Royal Tenenbaums, un estricto senador en The Birdcage, un implacable capitán de submarino en Crimson Tide, un enredado dueño de estudio en Get Shorty… Hasta fue memorable como el villano en la película animada Antz. En 2008, anunció su retiro de la actuación y que se dedicaría a la escritura –cerrando su ilustre carrera con Welcome To Mooseport.

 

Por tercera vez en su carrera, Hackman interpretó a un presidente (ex presidente en este caso) que decide retirarse a un pueblito donde quiere lanzarse a alcalde, compitiendo contra el humilde dueño de la ferretería local (Ray Romano). Yo he visto quince minutos de esta película, que fue un fracaso en taquilla, un fracaso en DVD y bueno, un fracaso. Y me dicen que esos fueron los quince minutos graciosos. Sí, mejor que se quede escribiendo.

raul-julia-1 Raúl Julia. La créme de la créme de los actores puertorriqueños de Hollywood fue sin Raúl Rafael Juliá y Arcelay, quien dejó un enorme hueco en el mundo del cine cuando murió demasiado joven a los 54 años en 1994. poseía un carisma natural, un aspecto de actor clásico de los ‘40 sólo igualado por una facilidad de hacer cualquier cosa que se le presentase. Su interpretación en El Beso de la Mujer Araña sólo tuvo comparación con la de su coestrella William Hurt, y su papel como el fallecido arzobispo salvadoreño Oscar Romero en Romero me parte el corazón cada vez que la recuerdo. Nunca fue nominado a un Oscar, cosa que no entiendo si fue nominado cuatro veces a los Globos de Oro (y ganó uno por interpretar al activista ecológico Chico Buarque en el drama televisivo The Burning Plains, y se le entregó póstumamente). Su mayor fama le llegó como el irreprimible Homero Addams en las dos películas de La Familia Addams, y de hecho así es que lo quiero recordar… porque alguien así no se merecía estar en el bodrio que era Street Fighter.

 

No sé si es que Julia decidió que sería divertido, por supuesto que no tenía manera de saber que así se despediría, pero por Dios, es que esta vaina lo hizo todo mal. Ni todo el talento de Julia iba a poder salvar el peor diálogo del mundo, con maquillaje que pareciera que lo hubiera hecho yo y bueno, el eterno estilo de Jean-Claude Van Damme. No es justo, no es justo…

jimmy-stewart Jimmy Stewart. Si no conocen ese nombre, ustedes no saben de cine. Lárguense y edúquense un ratico. Yo espero. (…) ¿Ya? Entonces ya saben que Stewart era una de las grandes leyendas de la época dorada de Hollywood, uno de los grandes héroes del celuloide, la imagen perfecta del hombre común que usa su decencia y la moral para conquistar sus objetivos. Stewart era el ídolo de la clase trabajadora de los años 40 gracias a sus papeles en Mr. Smith Goes To Washington, El Espíritu de St. Louis y nada menos que It’s A Wonderful Life, sin mencionar hiperclásicos de Alfred Hitchcock como Vértigo y La Soga. Entonces, yo me pregunto, ¿por qué el hombre decidió, a sus 83 años, dar su voz a un perro sheriff en An American Tail: Fievel Goes West?

 

La primera de estas dos películas era conmovedora, mágica y a mí me hizo llorar. La segunda era predecible, mediocre y aburrida, y si Stewart aceptó trabajar aquí (y horror de horrores, en un episodio de la serie televisiva Goof Troop) me dice que, o estaba realmente pelando bola, o sencillamente Hollywood no le tiene respeto a sus leyendas.

4253241464_e9069d26c9_o John Candy. ¿Se acuerdo de mi “in memoriam” sobre John Hughes? El director que capturó la esencia adolescente como pocos era sinónimo con el obeso actor canadiense, con quien hizo al menos dos geniales: Planes, Trains & Automobiles y El Tío Buck. Como además se vio en The Great Outdoors y la genial Spaceballs de Merl Brooks, Candy era genial porque no era gracioso sólo por el hecho de ser gordo, sino porque tenía una chispa inusual entre los comediantes de su generación. Incluso una breve actuación dramática en JFK de Oliver Stone fue algo inusual para él y lo interpretó genialmente. Además tenía tanta fama de buenagente, que yo realmente quise llorar cuando se anunció su sorpresiva muerte en 1994 víctima de un infarto. Pero cuando vi un pedazo de su última película completa, Canadian Bacon, ahí sí lloré en serio. Vaina pa’ MALA.

 

Esta se suponía sería una sátira política criticando la Guerra Fría y la posición del gobierno estadounidense del momento, donde Candy interpreta a un sheriff que decide atacar a Canadá antes de tiempo (¡y Candy era canadiense! ¡Genial!), fue un fracaso incluso por los estándares de los fracasos. Tanto que su director decidió concentrarse en documentales. Ah sí, de paso es Michael Moore.

brando_3 Marlon Brando. Durante años, creo que todos estaremos de acuerdo que Brando era el mejor actor de la historia. Ustedes buscan nada más que líneas de diálogo famosas de la historia del cine, y el hombre tiene unas cuantas: su Stanley Kowalski gritando “¡STELLAAAA!” en un Tranvía Llamado Deseo; su Terry Malloy diciendo que pudo ser “un contendor” en On The Waterfront; su teniente coronel Kurtz soltando un agónico “El horror… el horror…” en Apocalipsis Ahora; y por supuesto, la oferta que nadie podría rechazar de Don Vito Corleone en El Padrino. Pero después de viejo, algo le dio a Brando que no sólo se hinchó como un dirigible, sino que sus excentricidades fueron demasiadas para enumerar. El hombre incluso volvió a hacer de Don Vito en el juego de El Padrino –menos exitoso que puedan pensar—, pero su último papel de actor fue, no se lo pierdan, un video de Michael Jackson.

 

¿Para qué aceptó este papel? No es que haya sido malo, pero… sabes, Jacko no estaba en el mejor de sus momentos cuando salió You Rock My World, y cuando las actuaciones más memorables son las de Michael Madsen y Chris Tucker y no la de la leyenda del cine, sabes que hay algo malo. Su última verdadera película, The Score, lo unió con otra leyenda, Robert de Niro, y una leyenda en crecimiento (en mi opinión, al menos, si empieza a elegir mejores películas), Edward Norton –y también fue un fracaso. Creo que simplemente ya era hora que el hombre dejara de trabajar.

600full-orson-welles Orson Welles. El niño genio de la radio estadounidense, en la era dorada de la radio, gracias a su increíble montaje de La Guerra de los Mundos, luego se convirtió en un visionario del cine con dos películas que siempre estarán en cualquiera de los panteones que se nombren: A Touch of Evil y Ciudadano Kane, por siempre considerada la mejor película jamás hecha. Y consideren que esta obra de arte fue escrita, producida, dirigida y protagonizada por el propio Welles. Así que, ¿cómo terminas una carrera que haya empezado de tal manera?

¿No es obvio? Interpretando a un robot del tamaño de un planeta.

Sip, la voz de Omicron en la película animada de Transformers era la de un genio en dos expresiones artísticas. Una película televisada, básicamente diseñada para vender juguetes. Claro, ya para estas alturas Welles, al igual que Brando, era más o menos del tamaño de un planeta y tenía serios problemas de alcohol, así que no es como si iba a hacer una secuela de Kane. Pero es triste ver a alguien que una vez hizo que Chicago entrara en pánico convenciéndolos de un ataque marciano ahora se haya debido conformar con sonar amenazante para que una generación de niños dijera “que arreeeeeechoooo guón…”

Ahora que lo pienso, al menos Connery y Hackman aún están a tiempo de hacer algún cameo memorable que haga que los recordemos por ese papel; los demás sí están jodidos. Piénsenlo.

Mientras tanto, en Internet...

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