Día de los Enamorados: Porque el amor es así de variado y esperado
martes, febrero 16, 2010 | Etiquetas: 2010, cartelera, comedia, opciones de cine, reseña, romance |
Yo sí soy romántico. Yo doy flores, yo hago detalles, yo llevo a comer, yo dedico canciones. Ninguna novia mía jamás me podrá acusar de indiferente, ni mucho menos. Lo mismo puede aplicar a una película romántica. Sea un drama todo meloso tipo The Lake House o una simpática comedia al estilo de When Hary Met Sally o Love Actually, yo feliz de ver cómo el amor triunfa o redime o sufre para triunfar o redimir o hay algo tierno antes de triunfar o redimir. Lo malo con estas últimas, señores, es cuando te das cuenta que una vez que has visto una película de esta, las has visto todas. Es así como cuando pienso en What Happens in Vegas, Made of Honor, The Ugly Truth o The Proposal y me doy cuenta que NINGUNA ofrece algo distinto, el romántico da lugar al cínico y dice: “Claaaaro, vida, claaaaaaro que quiero ver Valentine’s Day…”
En su defensa, Valentine’s Day, la nueva obra del actor/director/productor/escritor/comediante Garry Marshall, no es tan mala como ninguna de las que mencioné anteriormente (y en realidad, The Proposal no me pareció mala). Y cierto, a mí me gustan esas películas que tienen varias historias que están todas interconectadas de alguna manera. Pero no traten de decir que esta es la Love Actually gringa. Love Actually evita todos los clichés de los que esta película se alimenta.
Voy a dar los nombres de los personajes, pero son realmente irrelevantes, pues la idea es que veas a todas estas estrellas juntas en un solo sitio. Está Reed (Ashton Kutcher), el dueño de una floristería, que acaba de pedirle a su novia Morley (Jessica Alba) que se case con él. Eso alegra mucho a su empleado Alfonso (George López) y a su mejor amiga Julia (Jennifer Garner), quien es una maestra en el colegio de Edison (Bryce Robinson), un niño enamoradizo que extraña a su madre, a pesar que sus abuelos (Shirley McClaine y Héctor Elizondo) tratan de alegrarlo. Su niñera, Grace (Emma Roberts), está pendiente de perder su virginidad con Alex (Carter Jenkins), quienes son amigos de Willy (Taylor Lautner) y Felicia (Taylor Swift), quien vive en el mismo edificio del doctor Copeland (Patrick Dempsey), quien es el novio huidizo de Grace, cuya mejor amiga Kara (Jessica Biel), quien todos los años da una fiesta de “Yo Odio San Valentín”, es la publicista de un futbolista (Eric Dane) que está pasando por una crisis personal, algo que un periodista deportivo (Jamie Foxx) está intrigado por saber por qué, y cuyo agente (Queen Latifah) tiene una nueva asistente (Anne Hathaway… respetuosa pausa por la futura señora Jaycer… gracias continuamos), quien trabaja alternativamente como “dama de compañía por teléfono” y no quiere decírselo a su novio nuevo (Topher Grace). A todas estas la capitán Kate Hazeltine (Julia Roberts) está regresando de Irak para regresar al día siguiente, junto a un apuesto extraño (Bradley Cooper) que está soltero recientemente y está esperando poder volver con él. ¿Quedó claro? Y lo insólito es que no hubo ni un solo spoiler. Bien por mí.
Como son varias historias interconectadas, tienes que confiar en que una te parezca atractiva y pueda influenciar a las demás, y luego ligar que la historia te lleve a un sitio adecuado, sin mencionar que las actuaciones convenzan. Como estamos hablando de parejas aquí, también debe haber química entre ellas, o la cosa se cae completica. Está demás decir que Elizondo y McClaine de verdad parecen tener 41 años juntos, pues son así de buenos, pero son la pareja que menos tiempo tiene en escena. Igual para Kutcher y Alba; Kutcher y Garner tienen una simpática conexión, pero podría mejorar. Grace es un tipo gracioso, pero Hathaway se lo lleva; además que aún Grace no logra sacudirse a su Eric de That 70’s Show, mientras que Hathway sólo canaliza un poquito de su personaje de The Devil Wears Prada. Foxx está sin duda cobrando un cheque, y cuando está al lado de Biel, quien se nota está esforzándose –quizá demasiado— para parecer cómica, en vez de mejorar su trabajo lo disminuye. Se le ve la flojera de hacer este papel; pareciera decir “Coño, yo me gané un Oscar…” Robinson, Latifah y López estuvieron solos la mayor parte del tiempo, y debo reconocer que menos mal, pues los tres lo hicieron bastante bien por su cuenta. La mejor pareja en escena son Cooper y Roberts; se ven muy cómodos hablando juntos y de hecho el destino de sus dos personajes fue el que me gustó más (no quiero arruinárselo, pues fueron la mayor sorpresa de la película). La peor, más por su química en pantalla que por su historia, inútil de por sí, fue la de Swift y Lautner, que irónicamente son una pareja verdadera en la vida real. Quizá sea por eso; quizá sea porque Swift no es una actriz, es una cantante, o quizá no termine de entender para qué rayos están ahí.
Marshall tenía tres años sin hacer una película, algo que se entiende si su última película exitosa como director fue The Princess Diaries en 2001, luego de darnos otra de esas raras comedias realmente buenas como fue Pretty Woman en 1990. No sé si escoger un guión de Katherine Fugate, quien antes escribió The Prince & Me y algunos episodios de Xena: Warrior Princess y Army Wives, era lo ideal para volver. Lo malo es que agarra cada cliché del libro de las comedias románticas y lo aplica sin ninguna pena. “Debes aprender a aceptar a alguien con todo y sus fallas”, dice un personaje, y otro lo oye y va corriendo a perdonar a su pareja. “No sabes lo que puede pasar con un amigo”, dice otro, justo cuando un amigo es botado por su pareja. Un novio espera a su novia desnudo en su casa, y uno sabe que quien no debe llegar va a llegar. Eso sí, hay un par de sorpresas que uno no se esperaba, como ya dije, y al igual que las conexiones entre todos los personajes no es jalada por los pelos. Lástima que el segundo tercio, cuando muchas de las parejas pasan por una crisis, hace que los aceptables primero y segundo empiecen a caerse.
¿La vieron el domingo pasado, Día de los Enamorados como tal? Bien por ustedes. ¿No la han visto? Creo que es preferible que esperan a poder verla en casa, acurrucaditos en un sofá o en la cama. No les hará daño, pero tampoco contribuirá a nada. Para eso, vean Love Actually.
En su defensa, Valentine’s Day, la nueva obra del actor/director/productor/escritor/comediante Garry Marshall, no es tan mala como ninguna de las que mencioné anteriormente (y en realidad, The Proposal no me pareció mala). Y cierto, a mí me gustan esas películas que tienen varias historias que están todas interconectadas de alguna manera. Pero no traten de decir que esta es la Love Actually gringa. Love Actually evita todos los clichés de los que esta película se alimenta.
Voy a dar los nombres de los personajes, pero son realmente irrelevantes, pues la idea es que veas a todas estas estrellas juntas en un solo sitio. Está Reed (Ashton Kutcher), el dueño de una floristería, que acaba de pedirle a su novia Morley (Jessica Alba) que se case con él. Eso alegra mucho a su empleado Alfonso (George López) y a su mejor amiga Julia (Jennifer Garner), quien es una maestra en el colegio de Edison (Bryce Robinson), un niño enamoradizo que extraña a su madre, a pesar que sus abuelos (Shirley McClaine y Héctor Elizondo) tratan de alegrarlo. Su niñera, Grace (Emma Roberts), está pendiente de perder su virginidad con Alex (Carter Jenkins), quienes son amigos de Willy (Taylor Lautner) y Felicia (Taylor Swift), quien vive en el mismo edificio del doctor Copeland (Patrick Dempsey), quien es el novio huidizo de Grace, cuya mejor amiga Kara (Jessica Biel), quien todos los años da una fiesta de “Yo Odio San Valentín”, es la publicista de un futbolista (Eric Dane) que está pasando por una crisis personal, algo que un periodista deportivo (Jamie Foxx) está intrigado por saber por qué, y cuyo agente (Queen Latifah) tiene una nueva asistente (Anne Hathaway… respetuosa pausa por la futura señora Jaycer… gracias continuamos), quien trabaja alternativamente como “dama de compañía por teléfono” y no quiere decírselo a su novio nuevo (Topher Grace). A todas estas la capitán Kate Hazeltine (Julia Roberts) está regresando de Irak para regresar al día siguiente, junto a un apuesto extraño (Bradley Cooper) que está soltero recientemente y está esperando poder volver con él. ¿Quedó claro? Y lo insólito es que no hubo ni un solo spoiler. Bien por mí.
Como son varias historias interconectadas, tienes que confiar en que una te parezca atractiva y pueda influenciar a las demás, y luego ligar que la historia te lleve a un sitio adecuado, sin mencionar que las actuaciones convenzan. Como estamos hablando de parejas aquí, también debe haber química entre ellas, o la cosa se cae completica. Está demás decir que Elizondo y McClaine de verdad parecen tener 41 años juntos, pues son así de buenos, pero son la pareja que menos tiempo tiene en escena. Igual para Kutcher y Alba; Kutcher y Garner tienen una simpática conexión, pero podría mejorar. Grace es un tipo gracioso, pero Hathaway se lo lleva; además que aún Grace no logra sacudirse a su Eric de That 70’s Show, mientras que Hathway sólo canaliza un poquito de su personaje de The Devil Wears Prada. Foxx está sin duda cobrando un cheque, y cuando está al lado de Biel, quien se nota está esforzándose –quizá demasiado— para parecer cómica, en vez de mejorar su trabajo lo disminuye. Se le ve la flojera de hacer este papel; pareciera decir “Coño, yo me gané un Oscar…” Robinson, Latifah y López estuvieron solos la mayor parte del tiempo, y debo reconocer que menos mal, pues los tres lo hicieron bastante bien por su cuenta. La mejor pareja en escena son Cooper y Roberts; se ven muy cómodos hablando juntos y de hecho el destino de sus dos personajes fue el que me gustó más (no quiero arruinárselo, pues fueron la mayor sorpresa de la película). La peor, más por su química en pantalla que por su historia, inútil de por sí, fue la de Swift y Lautner, que irónicamente son una pareja verdadera en la vida real. Quizá sea por eso; quizá sea porque Swift no es una actriz, es una cantante, o quizá no termine de entender para qué rayos están ahí.
Marshall tenía tres años sin hacer una película, algo que se entiende si su última película exitosa como director fue The Princess Diaries en 2001, luego de darnos otra de esas raras comedias realmente buenas como fue Pretty Woman en 1990. No sé si escoger un guión de Katherine Fugate, quien antes escribió The Prince & Me y algunos episodios de Xena: Warrior Princess y Army Wives, era lo ideal para volver. Lo malo es que agarra cada cliché del libro de las comedias románticas y lo aplica sin ninguna pena. “Debes aprender a aceptar a alguien con todo y sus fallas”, dice un personaje, y otro lo oye y va corriendo a perdonar a su pareja. “No sabes lo que puede pasar con un amigo”, dice otro, justo cuando un amigo es botado por su pareja. Un novio espera a su novia desnudo en su casa, y uno sabe que quien no debe llegar va a llegar. Eso sí, hay un par de sorpresas que uno no se esperaba, como ya dije, y al igual que las conexiones entre todos los personajes no es jalada por los pelos. Lástima que el segundo tercio, cuando muchas de las parejas pasan por una crisis, hace que los aceptables primero y segundo empiecen a caerse.
¿La vieron el domingo pasado, Día de los Enamorados como tal? Bien por ustedes. ¿No la han visto? Creo que es preferible que esperan a poder verla en casa, acurrucaditos en un sofá o en la cama. No les hará daño, pero tampoco contribuirá a nada. Para eso, vean Love Actually.
Día de los Enamorados: Porque el amor es así de variado y esperado
2010-02-16T22:38:00-04:30
Juan Carlo Rodriguez
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