Plasma de Miércoles E54: Cuando Harry conoció a Sally (1989)
miércoles, enero 27, 2010 | Etiquetas: cine en casa, comedia, opciones de DVD, opinión, Plasma de Miércoles, reseña, romance |
Cuando ustedes ven una película, ¿pueden recordar ese momento en su vida? Lo típico es que sea por quien los acompañó, pero también puede ser por las condiciones en las que la vieron, o cómo se sentían. En mi caso, con When Harry Met Sally, es por todas las anteriores: se convirtió en una película con la que una de mis mejores amigas y yo nos identificamos mucho y citamos con frecuencia. Más que nada porque hemos tenido esa amistad tan pura y sincera que ha eliminado toda posibilidad de pasar a otro nivel; si llegara a suceder ahorita sería incesto, ya de tan hermanos que nos hemos vuelto.
Esta joya del director Rob Reiner (quien ya es la tercera vez que destaco) me hace recordar una época en que las comedias románticas no eran tan predecibles como ahora, sino que de verdad eran un género que bien valía la pena disfrutar. Era una época en que películas como La Cruda Verdad o Quiero Robarme a la Novia eran las excepciones en vez de la regla. Y más aún, era la época en que Billy Crystal y Meg Ryan estaban en el tope de su popularidad. ¡Vaya una película nostálgica!
Harry Burns (Crystal) está terminando la universidad en Chicago, al igual que Sally Albright (Ryan). Como su mejor amiga es novia de Harry, ella se ofrece a darle la cola hasta Nueva York, a donde se mudarán luego de su graduación. Esa larga manejada da para una larga conversación sobre las relaciones, y Harry y Sally concluyen que son demasiado diferentes para ser amigos. Pero a lo largo de los años, el despreocupado, me-encanta-estar-deprimido Harry y la neurótica Sally se seguirán encontrando por casualidad, en distintas . Harry está por casarse con Helen (Harley Kozak) y Sally está comprometida con Joe (Steven Ford), pero ambas relaciones están por terminarse, y tanto Sally como Harry descubren que una amistad entre un hombre y una mujer no sólo es posible, sino que ofrece una oportunidad para madurar. ¿Y algo más? Tendrán que ver la película. O quizá no; es al final una romcom.
Ojo, no porque sea una buena comedia romántica no quiere decir que no siga algunas de las mismas reglas. Ambos tienen unos divertidos mejores amigos, como son Marie (Carrie Fisher –sí, la princesa Leia) para Sally y Jess (Bruno Kirby) para Harry. Hay también el consabido conflicto y gesto “grandioso” después, aunque bien no llega al colmo casi ridículo de algunas otras del género. Lo que distingue a Cuando Harry Conoció a Sally de otras del género es un guión inteligente y realista, cortesía de Norah Ephron, quien se ha distinguido tanto por escribir como por dirigir esta clase de película (Sleepless In Seattle, You’ve Got Mail, la reciente Julie & Julia). Ephron no exagera el romanticismo, reconociendo que hay tanto valor en un gesto tan pequeño como una compañía o siquiera una mirada como llegar en un caballo blanco para interrumpir una boda. Quizá hasta más, por aquello que es más fácil relacionarse con el primer gesto que con el segundo.
También se destaca porque el talento cómico y la química entre sus dos protagonistas es inimitable. Ambos siempre son más recordados por estos papeles que por cualquier otro trabajo que hayan hecho (quizá sin contar a Mikey de Monsters, Inc.), y ciertamente da dolor que Ryan haya caído tan bajo en estos días. ¿Qué le pasó? Ella aquí es todo encanto neurótico, toda dulzura en su mirada, ¿y quién puede olvidarla en la famosa escena del restaurant? Harry muy tranquilamente “sabe” cuándo una mujer ha sido complacida, y ella, sin ton ni son, se lanza un orgasmo fingido ahí mismito, con los consabidos gritos de “YES! YES! YES!”. Al punto que una señora –lanzada a la fama con una sola línea de diálogo—le pide a la mesonera: “Deme lo mismo que ella”. Y yo en el piso riéndome no importa cuántas veces la vea.
Crystal, por su parte, tiene ese pequeño toque de malicia, como de baboso sin moral, que apenas sale a la superficie de su rostro asustado o deprimido, que hace que en un momento una mujer lo quiera abofetear y al siguiente lo quiera acurrucar. No puede haber sido fácil para Ryan lograr mantener su calma ante la avalancha de improvisaciones que salieron de la boca de Crystal. ¿De verdad nadie ve esto y piensa “Oye, este no se merece un papel en The Tooth Fairy; vamos a buscarle algo que se merezca”?
En dos semanas es día de los Enamorados. Hace muchas lunas, esta fue mi primera opción para una película para ver en pareja, y lo sigue siendo sin duda alguna. Hará dos cosas: les hará apreciar la amistad que pueda tener con alguien del sexo opuesto, y los hará fijarse con mucho cuidado a ver si este no es un caso de los bosques tapando la vista de los árboles. (No fue mi caso. ¿Se acuerdan? ¿Incesto?) Ojalá todas las comedias románticas fueran así.
NOTAS CURIOSAS:
Esta joya del director Rob Reiner (quien ya es la tercera vez que destaco) me hace recordar una época en que las comedias románticas no eran tan predecibles como ahora, sino que de verdad eran un género que bien valía la pena disfrutar. Era una época en que películas como La Cruda Verdad o Quiero Robarme a la Novia eran las excepciones en vez de la regla. Y más aún, era la época en que Billy Crystal y Meg Ryan estaban en el tope de su popularidad. ¡Vaya una película nostálgica!
Harry Burns (Crystal) está terminando la universidad en Chicago, al igual que Sally Albright (Ryan). Como su mejor amiga es novia de Harry, ella se ofrece a darle la cola hasta Nueva York, a donde se mudarán luego de su graduación. Esa larga manejada da para una larga conversación sobre las relaciones, y Harry y Sally concluyen que son demasiado diferentes para ser amigos. Pero a lo largo de los años, el despreocupado, me-encanta-estar-deprimido Harry y la neurótica Sally se seguirán encontrando por casualidad, en distintas . Harry está por casarse con Helen (Harley Kozak) y Sally está comprometida con Joe (Steven Ford), pero ambas relaciones están por terminarse, y tanto Sally como Harry descubren que una amistad entre un hombre y una mujer no sólo es posible, sino que ofrece una oportunidad para madurar. ¿Y algo más? Tendrán que ver la película. O quizá no; es al final una romcom.
Ojo, no porque sea una buena comedia romántica no quiere decir que no siga algunas de las mismas reglas. Ambos tienen unos divertidos mejores amigos, como son Marie (Carrie Fisher –sí, la princesa Leia) para Sally y Jess (Bruno Kirby) para Harry. Hay también el consabido conflicto y gesto “grandioso” después, aunque bien no llega al colmo casi ridículo de algunas otras del género. Lo que distingue a Cuando Harry Conoció a Sally de otras del género es un guión inteligente y realista, cortesía de Norah Ephron, quien se ha distinguido tanto por escribir como por dirigir esta clase de película (Sleepless In Seattle, You’ve Got Mail, la reciente Julie & Julia). Ephron no exagera el romanticismo, reconociendo que hay tanto valor en un gesto tan pequeño como una compañía o siquiera una mirada como llegar en un caballo blanco para interrumpir una boda. Quizá hasta más, por aquello que es más fácil relacionarse con el primer gesto que con el segundo.
También se destaca porque el talento cómico y la química entre sus dos protagonistas es inimitable. Ambos siempre son más recordados por estos papeles que por cualquier otro trabajo que hayan hecho (quizá sin contar a Mikey de Monsters, Inc.), y ciertamente da dolor que Ryan haya caído tan bajo en estos días. ¿Qué le pasó? Ella aquí es todo encanto neurótico, toda dulzura en su mirada, ¿y quién puede olvidarla en la famosa escena del restaurant? Harry muy tranquilamente “sabe” cuándo una mujer ha sido complacida, y ella, sin ton ni son, se lanza un orgasmo fingido ahí mismito, con los consabidos gritos de “YES! YES! YES!”. Al punto que una señora –lanzada a la fama con una sola línea de diálogo—le pide a la mesonera: “Deme lo mismo que ella”. Y yo en el piso riéndome no importa cuántas veces la vea.
Crystal, por su parte, tiene ese pequeño toque de malicia, como de baboso sin moral, que apenas sale a la superficie de su rostro asustado o deprimido, que hace que en un momento una mujer lo quiera abofetear y al siguiente lo quiera acurrucar. No puede haber sido fácil para Ryan lograr mantener su calma ante la avalancha de improvisaciones que salieron de la boca de Crystal. ¿De verdad nadie ve esto y piensa “Oye, este no se merece un papel en The Tooth Fairy; vamos a buscarle algo que se merezca”?
En dos semanas es día de los Enamorados. Hace muchas lunas, esta fue mi primera opción para una película para ver en pareja, y lo sigue siendo sin duda alguna. Hará dos cosas: les hará apreciar la amistad que pueda tener con alguien del sexo opuesto, y los hará fijarse con mucho cuidado a ver si este no es un caso de los bosques tapando la vista de los árboles. (No fue mi caso. ¿Se acuerdan? ¿Incesto?) Ojalá todas las comedias románticas fueran así.
NOTAS CURIOSAS:
- La señora que dice “Deme lo mismo que ella” en la escena del orgasmo es la madre del director Rob Reiner. Esa línea fue sugerida por el propio Billy Crystal, y el orgasmo fingido fue idea de Ryan, pues se suponía que sólo hablarían de mujeres fingiendo orgasmos. La escena completa fue filmada en un restaurant verdadero de Nueva York llamado Katz's Deli. La mesa donde fue filmada tiene un cartel que dice, "¡Felicitaciones! Está sentado donde Harry conoció a Sally".
- Los segmentos de las parejas casadas contando cómo se conocieron son verdaderas historias (interpretadas aquí por actores) que Reiner recogió para la película.
- La frase “I would like to partake of your pecan pie" ("Quisiera poder compartir de su pie de pecán"), cuando los dos están en el museo, fue improvisada por Billy Crystal. Meg Ryan no aguantó la risa y miró discretamente a un lado a Rob Reiner como preguntándole, "¿Qué hago?" Reiner le indicó que siguiera el juego, que hizo maravillosamente.
- Algunos títulos que consideraron Ephron, Reiner y el productor Andrew Scheinman para la película eran Just Friends (Sólo Amigos), Playing Melancholy Baby (Jugando A Melancolía, Nene), Boy Meets Girl (Niño Conoce a Niña), Blue Moon (Luna Azul), Words of Love (Palabras de Amor), It Had To Be You (Tenías Que Ser Tú), Harry, This Is Sally (Harry, Esta es Sally), y How They Met (Cómo Se Conocieron). De hecho, Ephron dice que el título final es lo único de la película que cambiaría, pues nunca la satisfizo por completo.
- Los hábitos maniáticos para ordenar comida de Sally --y de hecho todo el personaje-- está basado en la propia Ephron, cuando Reiner la vio ordenar un sandwich de la misma manera. Cuando Reiner le hizo un comentario al respecto, Ephron le contestó: "Simplemente me gusta como me gusta". Reiner incluyó esa línea de diálogo en el guión. De hecho, Harry está basado en parte en Reiner, pues éste disfruta también de estar deprimido.
- La película tiene algunas de las vistas más espectaculares de Nueva York, y esto es a propósito para ilustrar lo ciegos que están los personajes al romance y al amor que está creciendo entre ellos.
- El papel de Sally se le ofreció a Molly Ringwald (que era famosa por papeles en películas de John Hughes como The Breakfast Club), pero por conflictos de horario no pudo aceptarlo. Años después sí la interpretó en una versión teatral de la película en Londres. Asimismo, Albert Brooks (que después sería la voz de Marlin en Buscando a Nemo) rechazó el papel de Harry.
Plasma de Miércoles E54: Cuando Harry conoció a Sally (1989)
2010-01-27T06:00:00-04:30
Juan Carlo Rodriguez
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