G. I. Joe: Rise of Cobra: Verdadero héroe... em... internacional

miércoles, agosto 26, 2009 |

gi_joe Consideren la suerte que ha tenido G. I. Joe: Origen de la Cobra. En un verano en que las mejores ocurrieron al principio (Star Trek, Up) o al final (la venidera Distict 9) y muchas decepciones antes (Terminator: Salvation, X-Men Origins: Wolverine, Transformers: Revenge of the Fallen), no era mucha la competencia que tenía en su fin de semana de estreno. Y ocurrrió que venía cargada de una serie de rumores negativos con cada imagen, incluso cada trailer que mostraban, prometía un desastre de proporciones épicas.

Y de repente… las primeras personas comenzaron a verla. Y oh sorpresa… ¡las primeras reseñas resultaron ser positivas! La película en algún momento llegó a tener un 83% de aprobación en la página Rotten Tomatoes. Sin embargo, el estudio decidió no mostrarla temprano a los críticos pues sabía lo que se venía. Dicho y hecho, ahora ha bajado hasta un 37% de aprobación. Claro, qué importa si ya lleva nada menos que 120 millones de dólares en la taquilla. A eso llamo yo suerte.

Stephen Sommers (la saga de La Momia, Van Helsing) dirigió esta versión filmada de los “otros” juguetes populares en los ‘90, que también generó una comiquita hiperpopular, y estoy convencido que la dirigió pensando en una versión de ella en vivo. Igual me imagino del guión, escrito por Stuart Beattie, quien también escribió el de Piratas del Caribe, Australia y Colateral. Es absurda, juvenil, escandalosa y en algunos momentos es tal cliché que es difícil pensar en otra palabra para describirla. Pero también es divertida, de paso rápido y ciertamente mejor que Transformers. ¿Eso la hace una buena película? Nop, es una película olvidable con algunas escenas arrechas.

Abre con una escena en el siglo XVII, donde un McCullen (David Murray) es acusado de vender armas a los dos bandos en una guerra. Es una interesante forma de presentar la historia del que se convertiría en Destro (Christopher Eccleston, el último Dr. Who), quien viene de una larga tradición de venta de armas. Ahora ha diseñado un arma llamada “nano-mites”, miles de termitas robot en miniatura una vez diseñadas para devorar el cáncer, pero que ahora devoran de todo. Una sola ojiva llena de nano-mites sería suficiente para acabar con una ciudad a menos que lo desactiven.

Un comando del ejército estadounidense encabezado por Duke (Channing Tatum) y Ripcord (Marlon Wayans) es encargado de transportar las ojivas a un comprador, pero son emboscados por un grupo liderados por la Baronesa (una espectacular –en serio espectacular— Sienna Miller), para ser rescatados por un grupo del comando secreto G. I. Joe, que incluyen a Scarlett (Rachel Nichols), Breaker (Saïd Taghmaoui), Heavy Duty (Adewale Akinnuoye-Agbaje, el señor Eko de Lost) y Snake-Eyes (Ray Parks, a.k.a Darth Maul). Son llevados ante su líder, el general Hawk (Dennis Quaid), y por su insistencia son incluidos en la misión. Duke y la Baronesa tienen un pasado –¿qué pasó y por qué busca las ojivas ahora?

Mientras, McCullen tiene una agenda propia, y tiene la ayuda de, además de la Baronesa, el letal Storm Shadow (la estrella coreana de artes marciales Byung-hun Lee), el amo del disfraz Zartan (Arnold Voosloo) y un misterioso científico llamado sólo el Doctor (Joseph Gordon-Levitt). Una larga tradición de tráfico de armas parece seguir con los McCullen.

No sé si me expliqué bien, pero créanme que hay muchísimas menos inconsistencias en la trama, racismo oculto o humor pueril que en Transformers, aunque los efectos especiales no estaban ni cerca de aquella. Esta es una película hecha para nostálgicos de la comiquita primero y principal, de modo que no esperen algo que les induzca una severa reflexión sobre la sociedad. Y si esperan mucho sentimiento patriota, tampoco lo hay; este es un G. I. Joe del siglo XXI, donde los soldados élite no son sólo americanos (ah, pero sus líderes sí, ojo).

Lo mejor de esta película son sin duda Miller y Parks. Miller, además de su enorme belleza, sabe al menos defenderse actuando, mostrando una gama de emociones y conflictos, aunque pequeña, pero convincente. Parks nunca muestra su rostro, claro (Snake-Eyes es un ninja que nunca habla) y es increíble verlo en acción como siempre; el hombre puede hacer unos movimientos irreales. Sus enfrentamientos con Storm Shadow, tanto como adultos como en su infancia (interpretados por los niños Leo Howard y Brandon Soo Hoo, a quien habíamos visto antes en Tropic Thunder). De hecho, la pelea de los niños es absolutamente increíble; ¡esos carajitos se dieron DURO! Sólo quisiera que le pusieran un traje distinto para la inevitable secuela; ¿de cuándo acá el traje de Snake-Eyes tenía una boca esculpida?

Por otro lado, tengo que decirlo: Channing Tatum sólo está trabajando por su loom de niño bonito y su mirada “intensa”. Ah y sus habiliades marciales y su capacidad de bailar. Este pana no podría actuar ni para curarse una gripe. Es acartonado, aburrido y poco convincente, y Dios, lo daría todo porque el pana se desapareciera por un rato. Marlon Wayans no fue tan molesto como pensé, pero yo no me veo a este pana como militar, sin mencionar que tuvo malos diálogos a lo largo de la película.

Se los resumo así: si G. I. Joe: Origen de la Cobra fuera una comida, sería un sandwich de jamón y queso. Te satisfacería el hambre por el momento, y a lo mejor te parecería sabroso, pero ni quedas lleno ni te acuerdas de lo que te comiste después. Véanla si no tienen más nada que ver.

Mientras tanto, en Internet...

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