Plasma de Miércoles E22: El Veredicto (1982)

miércoles, mayo 27, 2009 |

verdict Cuando Paul Newman murió el año pasado, tuvo el raro privilegio de haber vivido una larga vida libre de escándalos y aún casado con su segunda esposa luego de casi 50 años, Joan Woodward. Su imagen era de la fuerza inamovible, una noble estatua de moralidad. Desde Cool Hand Luke y El Hato en el Tejado Caliente hasta Road to Perdition o incluso Cars, el hombre, más allá de su talento, era todo dignidad y altura.

La única vez que Newman hizo un personaje con fallas, de hecho, fue cuando todo el mundo estaba convencido que le darían el Oscar: cuando hizo del abogado Frank Galvin en El Veredicto, del genial Sidney Lumet. No se exagera cuando se dice que esta fue una unión en el cielo: Lumet siempre se ha asociado con el anti-Hollywood (dirigió las clásicas Serpico y Tarde de Perros, ambas con Al Pacino, además de la original 12 Hombres en Pugna) y Newman, con todo su encanto, nunca tuvo el glitz de las estrellas hollywoodenses. Para rematar, el guión, basado en una novela de Barry Reed, fue escrito por David Mamet (escribió El Cartero Llama Dos Veces y Los Intocables), otro que iba en contra del establecimiento. ¿Cómo resistirse?

Frank es un abogado que está raspando fondo. Es alcohólico, y no ha ganado un caso en quién sabe cuánto tiempo. Se ha reducido a perseguir ambulancias, agarrando “aunque sea fallo”. Su amigo y colega Mickey Morrissey (Jack Warden) le ha conseguido un caso más, el último: ayudar en un caso de malapraxis médica donde una mujer ha quedado paralizada de por vida. Y es un hospital bajo la tutela de la arquidiócesis, quien ha contratado a un implacable abogado (Sir James Mason) para su defensa. A pesar de que tiene todo en contra, Galvin no acepta los 210.000 dólares de arreglo que le ofrecen; esta es su última oportunidad para la redención y quiere aprovecharla.

En una época en que las películas y las novelas de John Grisham aún están frescas en nuestra mente, El Veredicto puede parecer predecible y promedio. Aunque esto es lo contrario de un personaje de Grisham: no es un joven abogado recién graduado yendo en contra de una poderosa compañía, es un viejo abogado que va en contra de todo el mundo. Vemos como Frank falla uno a uno: su testigo estrella desaparece, su deposición en el caso se traspapela, el juez (Milo O’Shea) parece sospechosamente al lado del hospital, y puede que vaya a ser traicionado muy pronto. Y a pesar de todo, el hombre sigue intentándolo. Porque sencillamente no tiene otro remedio. Incluso cuando llega al juicio, y da sus declaraciones finales, en una brillante toma donde apenas se distingue del público que lo rodea, es un hombre que se ha arrepentido de todo lo malo que ha hecho, y aunque está convencido que ya es demasiado tarde, lo intenta con una enorme tristeza en su corazón.

Llamar la actuación de Newman “brillante” es, quizá, hacerle una injusticia, pues no tiene ninguna grandilocuencia. Es sutil, desconsoladora y humilde. Pero aún vemos la nobleza detrás de esos famosos ojos azules, algo que ni siquiera el fondo de un vaso puede esconder. Mason está justo detrás de él, toda arrogancia y seguridad sin piedad detrás de una máscara de nobleza. Para quienes no lo sepan, Mason fue famoso por interpretar senadores y emperadores romanos y grandes caballeros ingleses; aquí no es la excepción, haciendo un villano que está convencido que es el héroe, simplemente porque están amenazando a su cliente.

Uno puede temer que el guión no deja muy bien parada a la Iglesia católica, aunque en maneras menos ruines que, digamos, El Código da Vinci o incluso La BRújula Dorada, si uno se preocupara por esas cosas. Y sí, puede ser un tanto predecible a veces. Pero Lumet y Mamet se aseguran que uno dude qué va a suceder hasta le último momento. Y como ya dije, ver a Newman en su mejor momento, al interpretar a alguien que está pasando por el peor de ellos... digo, es algo que nunca se va a repetir.

NOTAS CURIOSAS

  • Robert Redford iba a interpretar a Frank al principio, pero no quería interpretar a alguien que fuera tal tamaño de “loser”. Pidió se hicieran varios cambios al guión luego que Mamet entregara su primer borrador, hasta que finalmente decidió no participar. Cuando se le ofreció la dirección a Lumet, el director estaba convencido que el guión original de Mamet era el que debía filmarse, y Newman aceptó participar. La película resultó nominada para cinoc Oscar, incluyendo Mejor Actor Principal para Newman.
  • Entre el público que asiste al juicio está un joven Bruce Willis. (Tercera fila hacia atrás y a la derecha. Esta es la escena.)
  • El primer borrador del guión de Mamet fue rechazado porque se rehusó a incluir el resultado del juicio al final. Fue Lumet quien lo convenció de cambiarlo.
  • Dustin Hoffman, Roy Schneider, Cary Grant y Frank Sinatra fueron todos considerados o querían papeles en esta película.

Mientras tanto, en Internet...

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