Plasma de Miércoles E20: Apocalypse Now (1979)
miércoles, mayo 13, 2009 | Etiquetas: cine en casa, DVD, opciones de DVD, Plasma de Miércoles |
Vietnam fue un gran dolor de cabeza para los estadounidenses, sin duda. Pero mira que fue bueno para Hollywood, pues alguna de las mejores películas han sido basadas en la Guerra Maldita. Full Metal Jacket, de Kubrick, Platoon de Oliver Stone, The Deerhunter de Michael Cimino, Good Morning Vietnam de Barry Levinson... De una forma u otra, Vietnam ha servido de telón de fondo para algunas de las mejores historias para demostrar el horror de la guerra.
Pocas han sido tan duras como Apocalypse Now, que fue con lo que Francis Ford Coppola decidió seguir El Padrino adaptando la novela Hearts of Darkness, de Joseph Conrad. Su odisea para filmarla fue sin duda una de las más terribles experiencias en filmaciones, con un tiempo que no ayudaba, un Marlon Brando que estaba fuera de control y una Naturaleza que tampoco colaboraba. Uno ve el documental Hearts of Darkness, que es básicamente el “making of” de Apocalypse Now, y se da cuenta lo peligrosamente cerca que Coppola estuvo de perder su carrera –hasta su vida.
Por suerte para él, Apocalypse Now trascendió en mostrar el horror de la guerra; mostró el horror de la sociedad en general. Para aquellos que no se conforman con sus estándares, la sociedad termina por expurgarlos como si fueran un tumor, de una forma u otra. Y en vez de mejorar por ello, se va convirtiendo en algo horrible de contemplar, mucho menos vivir en ella.
La historia (y su narración) gira en torno al capitán Ben Willard (Martin Sheen, el padre de Charlie Sheen y Emilio Estévez), a quien se le ha asignado la misión de entrar a Cambodia –país que no está en la guerra— y localizar al coronel Walter Kurtz (Brando), un oficial con una impecable carrera que parece haberse vuelto loco, pues ha matado vietnamitas a diestra y siniestra. Willard, quien ha empezado a perder contacto con la realidad, toma un barco en camino a su presa, aunque aún antes de verlo empieza a tener una extraña influencia sobre él.
Hasta que aparece Brando –que es, sabes, Brando—Sheen domina esta película como un jinete sobre un potro salvaje. Uno lee tortura y cansancio en cada arruga de su cara, el dolor y el cansancio en sus ojos, pero está decidido a cumplir su misión, aún si ello significa llevar a sus compañeros (interpretados por Frederic Forrest, Sam Johnson, Albert Hall y un jovencísimo Laurence Fishburne) a una muerte segura. Claro, cuando sale Brando todos los ojos caen sobre él, por más de una razón; pero no se puede negar que es una visión imponente. ¿En realidad está loco? ¿O simplemente ha aceptado todo y ha decidido adaptarse como tal? Uno puede deducir cualquiera de las dos con sus últimas palabras en la película: “El horror... el horror...”
Pero es Robert Duvall a quien uno recuerda en esta película, como el teniente coronel Bill Kilgore, un arrogante líder de un batallón que está ansioso por la acción y es tan demente que no se le ocurre nada mejor que surfear en medio de un bombardeo. Es Kilgore quien dice la frase más famosa: “Me encanta el olor de napalm en las mañanas. Huele a... victoria”. Kilgore es la otra cara de la moneda de Kurtz; mientras el uno acepta la locura como parte del mundo y se convierte en ella, el otro la considera como parte de un plan para hacerlo a él quedar bien. No sorprende que sea él el que recibió la nominación al Oscar (como mejor actor de reparto). (La película fue nominada a ocho premios de la Academia en total, incluyendo Mejor Película y Mejor Director; sólo ganó Mejor Fotografía y Mejor Sonido.)
Como tantas películas clásicas, es divertido ver las apariciones de estrellas reconocidas cuando aún eran relativamente desconocidas. Esta es la primera película de Laurence Fishburne, mejor conocido como Morpheus (Matrix), cuando tenía sólo 14 años. También sale Harrison Ford como uno de los oficiales que le asigna a Willard su misión. Y el mejor papel breve es el de Dennis Hopper como un reportero gráfico que se une a Kurtz al final; para variar, su personaje parece estar constantemente en una sola nota de marihuana y café.
Esta es una de esas películas que no se aguanta los puños una vez que los empieza a lanzar. Es violenta, deprimente y tenebrosa, aún cuando haya plena luz del día. Su mensaje es tan poderoso como las escenas de violencia. Esta película creo que me recordó al cuadro del Guernica de Picasso; hay un innegable horror plasmado allí, pero está tratando de enviar un mensaje, y de manera tan provocativa que a uno no le queda otro remedio más que pararse y verlo todo con creciente incredulidad. Si encima le añades “The End” de The Doors en el fondo, sólo te queda decir: Qué increíble película.
NOTAS CURIOSAS
- Steve McQueen fue el primero en rechazar el papel del capitán Willard. Harvey Keitel aceptó pero fue reemplazado por Coppola a dos semanas de iniciado el rodaje. Coppola le pidió a Al Pacino que aceptara el papel, pero éste le respondió: "Sé cómo va a ser. Vas a estar allí en un helicóptero diciéndome qué hacer, y yo estaré en un pantano por cinco meses”. (La filmación duró 16 meses.) También le ofrecieron el papel a Jack Nicholson, quien también lo rechazó. Jeff Bridges audicionó para el papel, y Nick Nolte dijo que nunca había querido un papel tanto en su vida, pero eventualmente terminó en manos de Martin Sheen.
- Francis Ford Coppola perdió 45 kilos, invirtió muchos millones de dólares de su propio bolsillo (la película sobrepasó el presupuesto varias veces) y amenazó con suicidarse varias veces.
- Coppola quedó horrorizado cuando Marlon Brando llegó (tarde) al plató en las Filipinas borracho, con varios kilos de sobrepeso (Kurtz es descrito en el libro como un tipo de un 1,80 pero sumamente delgado) y sin haber leído ni el guión ni Hearts of Darkness. Para resolver (y salvar a Coppola del suicidio), se filmó a Brando la mayor parte del tiempo con la cámara muy alejada de su lipa, para hacer ver al actor de 1,75 como un fornido hombre alto. Coppola pasó días leyéndole la novela a Brando en voz alta, pero llegó un momento en que éste enfureció al director tanto que sus escenas fueron filmadas por el director asistente, Jery Ziesmer.
- Brando tuvo un sueldo adelantado de un millón de dólares por hacer esta película, e inicialmente amenazó renunciar y quedarse con el sueldo. Cuando finalmente leyó el guión, no le gustó y se rehusó a hacerlo. Luego de días de discusiones sobre líneas únicas de diálogo, se acordó filmar de una manera improvisada, y con la estipulación adicional de Brando que lo filmaran en tinieblas.
- Un último ejemplo de la ladilla que era Marlon Brando: cuando Coppola le describió el personaje al principio, a Brando le pareció que un coronel estadounidense no tendría un nombre como Kurtz, sino uno inglés como “Leighley”, ya que no agarraba la referencia por no haber leído la novela. Cuando lo hizo (ya después de la filmación), como le gustó el libro, exigió que su personaje fuera renombrado Kurtz. El único que lo nombra en cámara es Harrison Ford, así que él dobló su nuevo parlamento para acomodar a su Majestad.
- La escena más impactante para mí es el sacrificio de un búfalo de agua (carabo en filipino) cerca del final. Es un sacrificio verdadero.
- Laurence Fishburne mintió sobre su edad cuando filmó esta película (dijo que tenía 17 años cuando en realidad tenía 14).