Una Noche en el Museo 2: Batalla por el Smithsonian: La risa vs. la historia
lunes, mayo 25, 2009 | Etiquetas: 2009, cartelera, cine, opciones de cine, reseñas |
Fue con cierta nostalgia que acudí a ver Una Noche en el Museo 2, pues su predecesora fue una de las primeras películas que reseñé. Esa fue una genial y divertida oda a los museos con el mensaje de “pueden ser divertidos”, amén de un enorme éxito de taquilla.
La secuela se olvida un poquito de esa noción y quiere transmitir más el mensaje de “haz lo que te gusta, no abandones a tus amigos, y mete tantas referencias pop o históricas en dos horas y tanto de película como puedas”.
En algunos casos lo logra, en otros no.
Ben Stiller repite (y es idea mía, ¿o todos sus personajes, con la excepción de Derek Zooalnder, parecen una repetición del anterior?) como Larry Daley, el vigilante nocturno que descubrió que, gracias a una tableta egipcia mágica, todas las exhibiciones en el Museo de Historia Natural de Nueva York cobraban vida. Ahora es un exitoso inventor que tiene su propia compañía, y no ha podido visitar a sus amigos.
Cuando finalmente va, descubre que las mayoría de las exhibiciones están embaladas y van a parar al Archivo Nacional, debajo del Museo Smithsoniano en Washington, pues el de Historia Natural ahora va a tener nuevas exhibiciones interactivas. No hay espacio para los dioramas, las miniaturas ni nada por el estilo. Y mira tú, qué casualidad que el presidente Teddy Roosevelt suena igualito a Robin Williams. ¡Qué loco!
Esa noche, Larry recibe una llamada desesperada de su amigo en miniatura Jedediah (Owen Wilson), algo que no entendí jamás cómo fue posible. Anyway. Resulta que la tableta de Ahkmenrah (Rami Malek) fue robada (¡por uno de los monos?) y su hermano Khamenrah (Hank Azaria) la quiere usar para traer a su ejército desde el Inframundo y conquistar, bueno, este mundo. Y para ayudarlo ha reclutado a Al Capone (Jon Bernthal) (que siempre aparece en blanco negro; buena idea), Napoleón (Alain Chabat) e Iván el Terrible (Christopher Guest –¿dónde estaba metido este pana?), aunque él aclara que la traducción es “Iván el Arrechísimo”. (Sí, la traducción es mía, ¿quieren saber si me gustó o no?)
Larry es ayudado por Jedediah, el general romano Octavio (Steve Coogan) y Amelia Earhart (Amy Adams), amén de una serie de personajes secundarios como el Pensador de Rodin y la estatua de Abraham Lincoln en el monumento a su nombre (ambos con voces de Azaria) que salen tan rápido y tan seguido que no tengo ni tiempo de enlistarlos todos.
No les niego que la película me hizo reír en varios momentos, en especial un breve encuentro que Larry tiene con otro “guachimán” llamado Brondon (el genial Jonah Hill), que tiene que haber sido en un 80% diálogo improvisado. También las interacciones con Azaria, un tipo que puede ser absolutamente hilarante, como aquí, o increíblemente ladilla en otros lados, son de lo mejor que hay. Y Adams es toda dulzura y coraje, algo que sin embargo pareciera que no se correspondiera con la realidad (habrá que esperar la biografía de la verdadera Amelia Earhart de mano de Hillary Swank). Y hay algo simpático de ver a un muñequito de Einstein (voz de Eugene Levy). Ah, y hay una burla a 300 que funcionó sorprendentemente bien.
Sin embargo, hay algo... desordenado en la película. No se toma para nada en serio, como si estuviera apuntando más a los niños que a la familia entera. Supomgo que es por eso que hay tantas referencias a cultura popular sin tomar demasiado en cuenta la precisión histórica (Khamenrah habla más con un acento inglés que egipcio, con referencias del siglo XX; sin embargo, Amelia Earhart sí habla con caló de los años ‘30). Y Bill Hader, a quien tanto quería ver como el general Custer luego de verlo en el trailer, desciende en territorio ladilla con cierta velocidad.
Shawn Levy rechazó dirigir The Flash para concentrarse aquí. ¿Quiere decir que éste era su mejor intento? Mal hecho, Shawn. La primera fue en serio genial; aquí simplemente se perdió el enfoque. Admito que las siguientes de este director (Date Night, con Steve Carrell y Tina Fey) se ven decididamente geniales, pero esta fue un paso en una dirección equivocada. No un tropezón, pero sí un tambaleo.