Ángeles y Demonios: usar la "Historia" como trama

domingo, mayo 17, 2009 |

angelsanddemonsposter Yo leí El Código Da Vinci de una forma afiebrada y apasionada, no con el apego de un cristiano dudoso, sino con el entusiasmo de un bibliófilo. Las interpretaciones sobre muchas de las cosas de la Iglesia católica siempre son interesantes de leer, y ello no tiene por qué cuestionar tu fe. Pero por supuesto, la novela de Dan Brown causó una enorme polémica que resultó en su éxito. Sin embargo, cuando la versión fílmica apareció finalmente hace tres años, falló en traducir la compleja trama a un medio audiovisual. Pero Ron Howard nos e amilanó, y el director decidió intentarlo de nuevo con la precuela (convertida en secuela) llamada Ángeles y Demonios.

A&D es considerado aún mejor que ELCDV, así que quizá es esperado que la película sea mejor que su predecesora, pues resuelve algunos elementos notables de ella; pero esta no será la maravilla taquillera que los éxitos de los libros podrían sugerir. Pero como leí por ahí, hay peores maneras en las que invertir dos horas.

Tom Hanks vuelve a repetir su papel del profesor Robert Langdon, que ha sido llamado por el Vaticano para resolver una simbología extraña que ha estado apareciendo luego de la muerte del último Papa, y por el secuestro de los preferiti –los cuatro cardenales favoritos a ser nombrados los nuevos Papa—que parecen sugerir que uno de los mayores enemigos de la Iglesia, los Iluminati, han regresado para cobrar venganza por la purga de la que fueron sometidos en el siglo XVII.

Adicionalmente, a Langdon lo acompaña la física Vittoria Vetra (la actriz israelí Ayelet Zurer), una física que trabaja en el laboratorio CERN de Suiza, donde las investigaciones de aceleramiento de partículas han logrado crear antimateria y podrían estar cerca de descubrir la “partícula de Dios” –y la antimateria ha sido robada y amenaza con destruir el Vaticano.

Langdon ya tiene un pique con la Iglesia por los eventos del Código Da Vinci, y eso es algo que el jefe de la Guardia Suiza, el comandante Richter (Stellan Skarsgard) no le deja olvidar, aunque el Camerlengo Patrick McKenna (Ewan MacGregor) parece más abierto, en especial si implica salvar al colegio cardenalicio que debe elegir al próximo Papa, una tarea que el Gran Elector, el cardenal Strauss (Armin Muehler-Stahl) se toma muy en serio.

Mi primera queja es que el Vaticano no le haya otorgado el permiso a la producción de filmar dentro de sus lugares (lo que obligó a los cineastas a construir una réplica de la Plaza San Pedro), pues además de que es evidencia de que muchos no leyeron el libro (por algo llamaron la película “inofensiva”) los escenarios sí se ven un poco artificiales, sin la grandeza de la cosa verdadera (aunque un aplauso para el fotógrafo Salvatore Totino y los directores de arte, pues muchas de las tomas más grandiosas se ven hermosas).

Luego, Zurer está absolutamente desperdiciada, limitándose a acompañar a Hanks a donde quiera que vaya: ¿Ella habrá leído el guión cuando reemplazó a Naomi Watts? ¿Será por eso que Watts no figuró? Tengo entendido que ella es una de las grandes estrellas israelíes; al menos Audrey Tatou tuvo un papel mucho más relevante en Da Vinci.

Y segundo, no sé si será en efecto el libro o si el guión de Akiva Goldsman y David Koeep (dos legendarios guionistas) adolece de esos problemas, pero muchas veces yo estaba pensando que simplemente querían darnos un tour por Roma, una clase de historia o demostrarnos lo inútiles que eran la policía italiana y la Guardia Suiza en detener a un asesino y terrorista.

Pero sea como sea, uno espera que de verdad el conocimiento histórico de Langdon sea suficiente para salvar a la Iglesia. Más que nada por Howard apunta la cámara a personajes que uno quiere de verdad aceptar como auténticos. Debo admitir que Hanks se ve mucho mejor que antes, quizá porque ha perdido peso y no tiene el ridículo peinado que tenía en la anterior película. Pero este papel, aunque quizá lo haga conocido para nuevas generaciones, no es un papel donde el evidente talento del dos veces ganador del Oscar merece.

No, el que brilla aquí, sin ninguna pregunta, es MacGregor. Es en misma medida dulce e imponente, aunque sea sólo un sacerdote en medio de cardenales; sin embargo, MacGregor tiene una respetuosa pero firme posición tanto en el papel como en la película que hace lo más agradable que ver.

La trama es directa, con sólo algunos huecos, y hay un interesante aunque quizá un poco forzado twist al final donde el verdadero villano es revelado. Puede que te haga sentir como un idiota por no deducirlo o puede que admires el trabajo de Brown y los guionistas. En cualquier caso, es una película que aspira mucho más de lo que logra, pero sin duda es un buen entretenimiento “pop”.

Mientras tanto, en Internet...

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