El Rumor de las Piedras: #SufrocomoDelia
domingo, octubre 16, 2011 | Etiquetas: 2011, cartelera, cine venezolano, drama, opciones de cine |
La nueva película de Alejandro Bellame Palacios, la que la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos (ANAC) y la Cámara Venezolana de Productores de Largometraje (Caveprol) escogieron a ver si ahora sí Venezuela logra aparecer entre los nominados a Mejor Película Extranjera, me tiene tan lleno de sentimientos encontrados que temo que esta será la reseña más contradictoria que he escrito.
Lo que sí me dejó claro que esta es una película hermosa, profundamente realista y, a pesar del deprimente entorno que la rodea, aún así logra al final levantar tu espíritu y decir “Coño, no estamos tan mal”.
¿Entonces, por qué me dio tanta rabia que me gustara?
Esta es la historia de Delia (Rossana Fernández), una madre soltera que trabaja en una beneficiadora de pollos y vive en una estrecha casita (rancho) cerca del Cementerio General del Sur con su hijo menor Santiago (Juan Carlos Núñez), su hijo mayor William (Christian González) y su mamá Raiza (Aminta de Lara). El recuerdo de la tragedia de Vargas de 1999, donde perdió a su hija, la mantiene triste permanentemente, pero ahora también tiene la angustia que William empieza a andar con malas juntas. Por eso no ve las buenas intenciones del tallador de piedras del cementerio (Alberto Alifa) –sólo está pendiente de conseguir una casa para su familia lejos del peligro del barrio, para lo que está contando con el novio de su amiga Raiza (Aminta de Lara) “que ‘ta conecta’o, a según”.
Destaca en medio de todo la actuación del niño Juan Carlos, ese niñito que tiene que ser grande para ayudar a su mamá a vender la comida para tratar de ayudar en su casa, mientras se trata de destacar en la escuela. El chamo va a ser todo un hombrecito algún día, con esa mezcla de inocencia y ganas de escapar de todo que es típico de un niño que aún no ha conocido una vida verdaderamente tranquila. Hay momentos en que deja atrás a Christian González, quien al final es un chamo que se la da de guapetón pero al final es un carajito que necesita del amor de su mamá.
La historia de Delia me recordó mucho a la de Precious, lo que quiere decir para cualquier pobre. Pero mientras el personaje de Gaby Sibbide enfrentaba su situación incluso con un toque de humor, Fernández se lleva con una callada dignidad, que es como su escudo a todo lo que le pasa. Ni una sonrisita saca en 99% de la película. No es una gran actuación, pero sin duda es convincente.
De verdad recomiendo que vean esta película, pues como todo es un homenaje al espíritu humano, cómo nos enfrentamos a la adversidad sin importar cuántas veces la coña insiste en venir a visitar, y a la familia, que al final es lo más grande que tenemos. Pero a pesar de la calidad de la película, no pudo dejar de molestarme el hecho que casi todas las películas venezolanas que han salido se han enfocado en la dureza del barrio, en la injusticia para el pobre, en la violencia que debe enfrentar. ¿Estamos al punto en que los creadores sólo quieren mostrar esta faceta de nuestra realidad? La Hora Cero, genial como fue, igual glorificaba la vida del malandro, a pesar del triste destino de todos ellos. Lo mismo Cyrano Fernández y Hermano. Y lo triste es que, al salir de esa temática, no es garantía de calidad (Una Abuela Virgen, Amorcito Corazón), aunque ciertamente ha dado buenos resultados (Reverón, DES-autorizados) o mezclados (Habana Eva). Tengo en mente un artículo más largo a este respecto, pero mientras tanto, vean El Rumor de las Piedras y admiren lo bien hecha que está, pero clamen por un cine venezolano de la misma calidad y que explore otras temáticas.
Lo que sí me dejó claro que esta es una película hermosa, profundamente realista y, a pesar del deprimente entorno que la rodea, aún así logra al final levantar tu espíritu y decir “Coño, no estamos tan mal”.
¿Entonces, por qué me dio tanta rabia que me gustara?
Esta es la historia de Delia (Rossana Fernández), una madre soltera que trabaja en una beneficiadora de pollos y vive en una estrecha casita (rancho) cerca del Cementerio General del Sur con su hijo menor Santiago (Juan Carlos Núñez), su hijo mayor William (Christian González) y su mamá Raiza (Aminta de Lara). El recuerdo de la tragedia de Vargas de 1999, donde perdió a su hija, la mantiene triste permanentemente, pero ahora también tiene la angustia que William empieza a andar con malas juntas. Por eso no ve las buenas intenciones del tallador de piedras del cementerio (Alberto Alifa) –sólo está pendiente de conseguir una casa para su familia lejos del peligro del barrio, para lo que está contando con el novio de su amiga Raiza (Aminta de Lara) “que ‘ta conecta’o, a según”.
Destaca en medio de todo la actuación del niño Juan Carlos, ese niñito que tiene que ser grande para ayudar a su mamá a vender la comida para tratar de ayudar en su casa, mientras se trata de destacar en la escuela. El chamo va a ser todo un hombrecito algún día, con esa mezcla de inocencia y ganas de escapar de todo que es típico de un niño que aún no ha conocido una vida verdaderamente tranquila. Hay momentos en que deja atrás a Christian González, quien al final es un chamo que se la da de guapetón pero al final es un carajito que necesita del amor de su mamá.
La historia de Delia me recordó mucho a la de Precious, lo que quiere decir para cualquier pobre. Pero mientras el personaje de Gaby Sibbide enfrentaba su situación incluso con un toque de humor, Fernández se lleva con una callada dignidad, que es como su escudo a todo lo que le pasa. Ni una sonrisita saca en 99% de la película. No es una gran actuación, pero sin duda es convincente.
De verdad recomiendo que vean esta película, pues como todo es un homenaje al espíritu humano, cómo nos enfrentamos a la adversidad sin importar cuántas veces la coña insiste en venir a visitar, y a la familia, que al final es lo más grande que tenemos. Pero a pesar de la calidad de la película, no pudo dejar de molestarme el hecho que casi todas las películas venezolanas que han salido se han enfocado en la dureza del barrio, en la injusticia para el pobre, en la violencia que debe enfrentar. ¿Estamos al punto en que los creadores sólo quieren mostrar esta faceta de nuestra realidad? La Hora Cero, genial como fue, igual glorificaba la vida del malandro, a pesar del triste destino de todos ellos. Lo mismo Cyrano Fernández y Hermano. Y lo triste es que, al salir de esa temática, no es garantía de calidad (Una Abuela Virgen, Amorcito Corazón), aunque ciertamente ha dado buenos resultados (Reverón, DES-autorizados) o mezclados (Habana Eva). Tengo en mente un artículo más largo a este respecto, pero mientras tanto, vean El Rumor de las Piedras y admiren lo bien hecha que está, pero clamen por un cine venezolano de la misma calidad y que explore otras temáticas.
El Rumor de las Piedras: #SufrocomoDelia
2011-10-16T12:25:00-04:30
Juan Carlo Rodriguez
2011|cartelera|cine venezolano|drama|opciones de cine|
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