The Girl with The Dragon Tattoo: En Fincher creemos

jueves, enero 19, 2012 |

girl_with_the_dragon_tattoo_ver4 Los Hombres que No Amaban a Las Mujeres no fue ningún fenómeno, y su éxito vino en gran parte por ser la adaptación cinematográfica de una novela que hasta las abuelitas leyeron (y chamo, sus abuelas leen unas vainas sumamente retorcidas…). Sin embargo, la película de Nilds Arden Oplev tiene mucho méritos, logrando un ambiente frío y desolado con un suspenso latente, junto con una extraordinaria actuación por parte de Noomi Rapace.

Pasa que Oplev no es David Fincher, Michael Nyqvist no es Daniel Craig, y La Chica del Dragón Tatuado sólo es comparable a LHQNAALM en que vienen del mismo material. Comparar a las dos películas más allá de eso es como comparar a una Machito con un Corolla: sabes que vienen del mismo sitio, pero no fueron hechos con la misma mano o quizá ni la misma intención.

excelente-emocionado[5] La historia se mantiene la misma: el periodista y coeditor de la revista Millenium, Mikael Blomkvist (Daniel Craig), mientras lidia con una demanda por libelo de parte de un poderoso empresario (Ulf Friberg), es contratado por el anciano fundador de una enorme empresa (Christopher Plummer) para resolver el misterio de la desaparición de su sobrina Harriet. Para ello requiere los servicios de una misteriosa pero brillante investigadora, una retraída chica gótica llamada Lisbeth Salander (Rooney Mara).

Desde el instante en que empiezan los créditos (de forma casi brutal después de una breve conversación entre el Henrik Vanger de Plummer y el viejo policía Morell, interpretado por Donald Sumpter, el maestre Luwin de Game of Thrones), con la versión de Trent Reznor y Karen O de “Inmigrant Song” explotando esas cornetas a todo dar, sabes que estás viendo una película muy distinta a la original. Fincher no ha lidiado con una película sobre un asesino en serie de forma tan dramática y cruda desde Seven (sí, lidió con el tema en Zodiac, pero eso era menos sobre conseguir al asesino que mostrar la obsesión humana). Puedes ver la obsesiva atención a detalles del director en cada encuadre, cómo no tiene pena de mostrar aún lo más oscuro del alma humana en una brutal escena de violación, cómo logra que escenas de investigación en una computadora o en una sala mantengan nuestro interés. Ayuda también que el guión de Steve Zaillian se mantiene bastante fiel al libro de Stieg Larsson con ligeros cambios aquí y allá (y uno muy grande) pero sigue el estilo del escritor en una detallada construcción de personajes: tú sales sabiendo muy bien quiénes Mikael Blomkqvist, Lisbeth Salander y demás, por detalles que Zaillian riega a lo largo de la historia (algo que el hombre bien sabe hacer, qué con su Oscar por La Lista de Schindler, su pequeña película Searching for Bobby Fischer y su colaboración con Aaron Sorkin en Moneyball).

La mayor mejora respecto a la película sueca es descubrir que Michael Nyquist no tiene el carisma o la fuerza de carácter que tiene Daniel Craig, con el que considero es uno de sus mejores papeles en años recientes. Este no es James Bond; este es un profesional que hace su vida escribiendo y conversando, y Craig se adapta para parecerlo. La expresividad en sus ojos, el asombro cuando descubre un detalle importante, y joder, su sola presencia ya hacen de esta una mejor película.

Plummer está teniendo un resurgimiento en los últimos dos años que viene muy, muy retrasado y merecido, empezando con su interpretación del escritor León Tolstoi en The Last Station, y estoy seguro finalmente recibirá su Oscar por un anciano que sale del closet a los 74 años en Beginners. Aquí es el alma y conciencia de la película, representando un personaje muy raro en el cine serio: el ejecutivo millonario con un corazón y un alma. La angustia y emoción en su voz y en su rostro cuando habla de su desaparecida sobrina son seguidas por un pícaro brillo en el ojo cuando obtiene la más pequeña de las victorias.

El hermano de la desaparecida, Martin, es interpretado por Stellan Skargard, el único actor sueco en una producción ambientada en Suecia, quien nunca ha estado mejor. No quiero hablar mucho de su personaje, más allá de esto: hace que el climax de la película sea absurda y frígidamente aterradora sólo por una tranquila sonrisa y estar sentado con las piernas cruzadas.
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En cuanto a Mara, las comparaciones entre ella y la interpretación que hizo a Noomi Rapace una estrella internacional (véanla pronto en Sherlock Holmes 2: Game of Shadows y en Prometheus de Ridley Scott) son válidas, en especial por lo icónico que se ha vuelto el personaje, pero creo que ambos tienen la misma validez. Rapace es de facciones más rudas y presenta a Lisbeth como más tosca en su trato con otros seres humanos; Mara la pone como indiferente al mundo que la ha tratado tan mal, lista para reaccionar violenta y cruelmente si no la dejan en paz. Y para ser sincero, Mara se atiene más a la imagen que tenía de Lisbeth luego de leer el libro: delgada, pequeña, inexpresiva, poco femenina. Creo que sí hay que aplaudirle que es absolutamente irreconocible luego de su papel en Red Social como la ex de Zuckerberg; además, cualquier actriz que haya tenido que pasar por lo que Fincher la puso a pasar filmando “esa” escena merece, no te digo un Oscar, sino una estatua.

Sí, hay que mencionar la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross –pero sólo porque no tiene nada que ver con la que ofrecieron en la última colaboración con Fincher. Aparte de la asombrosa colaboración con Karen O en los créditos, no puedo decir que haya nada en la banda sonora que recuerde de inmediato, aunque sí cumple con la eterna idea que algo espantoso está por ocurrir, que unido al rápido estilo de edición de Fincher hace que dos horas y media de película se vayan volando sin que te des cuenta que ni has volteado a verle la cara a tu pareja.

En esencia, The Girl With The Dragon Tattoo no es tanto sobre resolver un crimen sino demostrar que aquellos que controlan los datos controlan al mundo. Blomkqvist trata de revelar las malas andanzas de un millonario, falla, y triunfa porque se alía con alguien que sabe secretos que él desconoce. Que Fincher y compañía hayan hecho de largas sesiones de búsqueda en libros, revistas, computadoras y Google algo tenso y escalofriante –así como hicieron horas de programación interesantes en Red Social— confirma una vez más que estamos en presencia de un maestro, un director que, junto con  Christopher Nolan, han dominado el arte del “blockbuster” inteligente: una película diseñada para las masas que además es una obra de arte y, aunque no siempre fácil de digerir, eternamente dejan mucho para reflexionar.

Mientras tanto, en Internet...

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