The Hurt Locker: ¿Y los soldados qué?

domingo, febrero 28, 2010 |

the-hurt-locker1 No es nada más en el cine. En las noticias, cuando se habla de los conflictos en Medio Oriente y del papel de Estados Unidos en ellos, siempre se toca la necesidad o no de estar allí, si se está justificado o no, de si hará bien o no. Es mucho menos lo que sabemos de la vida de los que simplemente están siguiendo órdenes: los soldados que están peleando una guerra que no siempre entienden. Claro, han habido películas sobre la guerra de Irak sobre ellos (Jarhead, de Sam Mendes), pero la diferencia entre ellas y The Hurt locker es que, mientras las anteriores buscan demostrar la absurdidad de la guerra, ésta es la que logra demostrar excelente-emocionado[5][5] cómo lidian estos soldados con la tensión del peligro casi constante allá en Medio Oriente.

Uno de los más peligrosos trabajos en Irak debe ser el de desactivación de bombas. Cada instante de tu labor puede ser el último, cada ventana vacía quizá no lo esté, pues puede que sea alguien listo para detonar la bomba en la que estás trabajando. Pero para el sargento William James (Jeremy Renner), la vida no puede ser otra. Por circunstancias de la vida, se une a la compañía Bravo cuando le faltan 38 días para terminar su gira por Bagdad, y son los encargados de eliminar amenazas de bomba de insurgentes a lo largo del país. Es acompañado por el especialista Owen Eldridge (Brian Geraghty) y el sargento J. T. Sanborn (Anthony Mackie), quienes se preocupan que James puede que actúe irresponsablemente y ponga en riesgo su vida. James lo único que quiere es actuar, es sentir el acelerón de adrenalina. Es la adicción a la guerra. ¿Cómo se cura eso?

Con personajes muy machos, la directora Kathryn Bigelow vuelve a demostrar que es única entre las mujeres directoras de Hollywood que se dedican a dramas (Jane Campion, Sophia Coppola) o comedias ligeras (Penny Mrshall, Norah Ephron). Bigelow ya tiene en su haber varias películas de acción que van de normales (K-19: The Widowmaker) a decentes (Strange Days) a muy buenas (Point Break), con un excelente ojo para la acción y con personajes complejos e interesantes. Pero con The Hurt Locker, Bigelow finalmente ha logrado encontrar su tino como directora. Cada minuto de The Hurt Locker es tensión tras tensión, en que tú no estás seguro si en efecto va a durar más. ¿Que James es el protagonista? ¿Qué importa?

El hecho que la vi en una sala sin aire acondicionado ayudó, pero aún en las condiciones más cómodas esta película me habría tenido estresado. De hecho, creo que lo único que le criticaría era que, más que una historia, parecían secuencias de acción hiladas entre sí. Pero eran tan bien hechas cada una, que al final lo consideré un defecto muy menor. El realismo de cada pieza es super atrapante: lamento usar un cliché viejo y desgastado, pero la tensión se puede cortar con un cuchillo. Es uno de los mejores usos del silencio que he visto en mucho tiempo. Y no es sólo por la dirección de Bigelow, sino el excelente guión de Mark Boal, que como les dije antes, fue corresponsal de guerra en Irak, así que sabe de qué se trata.

Esto es aún más impresionante si toman en cuenta que la mayoría de los actores habían tenido papeles menores hasta este punto. En particular Renner es sumamente convincente. No es el típico héroe machote que no puede tener equivocaciones, una especie de super héroe sin poderes. Renner es bien humano, sumamente humano, y como tal se equivoca. No muchas veces, pero lo hace. Tiene una interesante dicotomía de personalidad: vive por la emoción de entrar en acción, pero cada vez que las consecuencias de sus acciones termina mal. Como dije antes, está adicto a la droga que es la guerra; es cuando vienen los dolores, o cuando ves a los tuyos caer, que sabes que es una droga igualito. Y no puede ni siquiera compartirlo con su esposa (Evangeline Lilly de Lost) y no puede disfrutarlo cuando un superior de otro batallón (David Morse) lo trata como una estrella de rock.

Renner se ganó una nominación al Oscar por su trabajo, y sin duda se la merece, pero Mackie, quien tiene la película contenida en un marco referencial de tal manera que se habría merecido una propia, lo sigue a cada paso. Sanborn quizá no confíe en James, ni al principio ni después, pero entiende que los soldados se necesitan el uno al otro, así que le ofrece su confianza sin aceptar la suya del todo. Sanborn lidia con su adicción de manera distinta, tratando de no tener demasiada dependencia del mundo exterior, y Mackie lo interpreta de manera más contenida que Renner hace con James.

Es Eldridge el único que me pareció una caricatura, el típico que es demasiado sensible para ser soldado. Geraghty hace un buen trabajo, se nota que el chamo es un buen actor, y de todos modos muestra el tercer aspecto: el que va por los caminos regulares de hablar con los psicólogos, asustarse, llorar, pero cumple con su deber en el momento.

Es muy probable que Bigelow le robe el Oscar a su ex esposo James Cameron como mejor director, y The Hurt Locker y Avatar están cabeza a cabeza en la carrera por el premio a Mejor Película. Luego que la vi, me planteé largo y tendido si merecía ese máximo premio. Si por mí fuera, no; Inglourious Basterds sigue siendo la mejor película de 2009 sin competencia alguna. Pero The Hurt Locker es mucho más película que Avatar; ésta es un enorme logro técnico y en entretenimiento. Lograr una tensa película de acción sin clichés, real, bien actuada y, para ser una película sobre Irak, casi 100% apolítica. Si en efecto queda entre Avatar y Locker, y una pequeña gaffe de uno de los productores ha puesto eso en entredicho, por mí que la Bigelow y su equipo sean proclamados los nuevos dueños del mundo.

(Pero Basterds es mejor.)

Mientras tanto, en Internet...

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