In Memoriam: Sidney Lumet (1924-2011)

sábado, abril 09, 2011 |

Hay directores hollywoodenses que son tran grandiosos como las estrellas que dirigen, como Alfred Hitchcock, Steven Spielberg o Martin Scorsese. Hay otros, como David O. Russell o Paul Thomas Anderson, tienen un innegable talento pero son menos bombásticos en sus producciones y, por lo tanto, menos famosos. Y hay otros que, a pesar de haber tenido un sólido cuerpo de trabajo, incluyendo algunos auténticos clásicos, caminan una línea intermedia, y nunca consiguen el reconocimiento que realmente merecen. Sidney Lumet, quien murió esta mañana a los 86 años por un linfoma, era uno de esos directores. La triste noticia es reportada por el New York Times y me entero por el tumblr Pop Culture Brain. Y digo triste no sólo porque el hombre haya muerto, sino porque de seguro muchos de ustedes más jóvenes a lo mejor nunca han oído hablar de él. Tamaña injusticia. Sigan leyendo, por favor.

Lumet fue siempre un dierctor que se concentraba en su trabajo y prefería las calles de Nueva York para su entorno que el glamour de Hollywood, y quizá por eso nunca estuvo particularmente presente en el top pf mind de dirctores. Pero muchas de sus películas son parte de los grandes clásicos del cine de los 70 y 80 y fue consistentemente bueno en su repertorio. Las mejores de sus películas lidiaban con temas sociales y actos individuales de heroísmo. Como una vez escribió y cita el NYT:

Mientras que la meta de todas las películas es entretener, la clase de película en la que yo creo va un paso más allá. Invita al espectador a examinar una faceta u otra de su propia conciencia. Estimula el pensamiento y pone los jugos mentales a fluir.

Y de qué manera. Su primera película fue el genial drama legal 12 Angry Men (1957), de la que se hizo una versión televisiva en 1997, y lograba crear tensión sólo con mover la cámara a cierto ángulo que diera la sensación de encierro. Fue una dura crítica a la hipocresía social, todas las maneras en que se puede tergiversar una juicio, sea legal o moral, que hizo que el mundo se fijara en este chato nativo de Filadelfia con un enorme lunar en su mejilla derecha. Su protagonista, Henry Fonda, recibió su primera nominación al Oscar, al igual que Lumet por su dirección. Pero no ganó.

Pero era una sana e inocente crítica cuando la comparamos con Network (1976), quizá su película más famosa, que le valió un Oscar póstumo a su protagonista Peter Finch en su papel de un olvidado ancla de un noticiero televisivo que decide empezar a criticar sin pudor lo que considera las hipocresías de la sociedad americana en vivo. "¡Estoy endemoniadamente furioso, y no me la calo más!" ("I'm mad as hell, and I'm not gonna take it any more!") se convirtió en el grito de guerra de esa sociedad, y aún resuena hoy en día. Recibió 10 nominaciones al Oscar, incluyendo Película, Director, Actor, Actriz, Guión Original y actriz de Reparto. Ganó los cuatro últimos; Lumet no ganó.

Una fascinación particular de Lumet era la corrupción policíaca, y ese tema lo exploró en una de sus dos colaboraciones con Al Pacino en Serpico (1973). Basada en una historia verdadera que dos policías neoyorquinos le contaron a un periodista del Times que llevó a grandes reformas en el sistema. Ver esta película hoy en día y compararla con donde está Pacino ahora es casi doloroso; ambas veces que trabajó con él logró una nominación al Oscar. La segunda fue otra historia de la vida real, la ya legendaria Dog Day Afternoon (1975), donde narró el fallido intento de robar un banco del líder de una banda novata de ladrones (Pacino) que necesita el dinero para... bueno, ustedes véanla para que me lo crean.

Lo legal era un tema frecuente para Lumet, precisamente por cómo lidiaba con las injusticias sociales. Una de sus mayores muestras fue cuando se unió al guionista David Mamet y al legendario Paul Newman para traernos El Veredicto (1982). Fue el mejor papel de Newman, en mi humilde opinión, y ambos consiguieron sendas nominaciones al Oscar por ella. Ninguno ganó.

¿Ya vieron el patrón? Lumet fue nominado cuatro veces al Oscar, y en total sus pelícuals re3cibieron 40 nominacioens, pero jamás se le otorgó la estatuilla, hasta que en 2005 le dio el premio de consolación que es el premio honorario. "Quería uno, maldición, y sentía que merecía uno", dijo en una entrevista de 2007. (Ese año fue cuando presentó su última película, Before The Devil Knows You're Dead, la historia de dos hermanos, interpretados por Phillip Seymour Hoffman y Ethan Hawke, atrapados en una red de avaricia y corrupción). Muy probablemente fue ese amor por Nueva York más que por la Meca del Cine lo que hizo que el hombrecito dorado lo evadiera; ciertamente la Gran Manzana se sentía como un personaje más en sus películas. Incluso apareció una versión fantasiosa en una de sus más extrañas películas, su versión de El Mago de Oz, The Wiz (1978), protagonizada por Diana Ross y... bueno... Michael Jackson. Fue un fracaso tanto crítico como de taquilla, pero la verdad, a mí no me molestó.

No hay cineastas como Lumet actualmente. El sentido social de muchas de sus películas no está tan presente hoy en día, y eso creo que aún hace falta. Por Dios, este fue un hombre que incluso logró que Vin Diesel diera una actuación auténtica (Find Me Guilty de 2006) y logró controlar un elenco del tamaño del Expreso de Oriente en, bueno, Asesinato en el Expreso de Oriente (1974), basada en la obra de Agatha Christie, que tenía a Albert Finney como Hércules Poirot, Lauren Bacall, Ingrid Bergman, John Gielgud y Sean Connery. Y lo más genial es su respuesta a por qué hacía películas, otra vez en la entrevista con el Times: "Lo hago porque me gusta y porque es una maravillosa manera de pasarte la vida".

Mientras tanto, en Internet...

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