Boda a lo Hollywood
miércoles, abril 06, 2011 | Etiquetas: comedia, romance |
Sí, bueno, hoy es el día mi matrimonio civil. ¿Qué creían, que no iba a encontrar una manera de relacionarlo con el cine?
En investigación –bueno, “investigación”—para este post, me di cuenta de algo: uno ve muchísimos romances en la historia del cine, pero no muchas películas sobre una boda como tal. Y casi todos las que conozco son comedias románticas. ¿Por qué?
Bueno, no hace falta ser Roger Ebert para explicar eso, ¿no? Como toda persona que se ha casado alguna vez en su vida, el matrimonio se centra en la novia, muchachos. Ustedes prácticamente lo único que tienen que hacer es presentarse ahí, listo. Por consiguiente, muchas películas sobre bodas, aún si están siendo contadas desde el punto de vista del hombre, están dirigidas al público del estrógeno.
No sólo eso, se supone que una boda es un momento hermoso y feliz; ¿para qué arruinarlo con un drama? Es por eso que muchos dramas románticos muestran el proceso hacia la boda, o el tiempo después, o el por qué no se dio. Hablo de películas como Casablanca, Los Puentes de Madison County, The Notebook y afines.
Y puedo decirles de una vez, todos los preparativos para una boda, cuando son vistos desde afuera, pueden ser bastante cómicos. Es un corre corre increíble, una exhilarante aventura de tratar que TODOQUEDEBIEN. Si uno no cae en clichés –y lamentablemente muchos caen en eso—se pueden dar escenas sumamente divertidas.
La Boda de Mi Mejor Amigo (1997). Julia Roberts fue durante un buen tiempo la reina de las comedias románticas, antes que Sandra Bullock y Katherine Heigl. Y esta creo que es la mejor de ellas, después de Pretty Woman, sobre todo porque es una historia original. Aquí interpreta a una mujer que le ha evadido al amor toda la vida, en especial al que se convirtió en su mejor amigo después de bachillerato (Dermot Mulroney). Pero cuándo éste la llama para decirle que se va a casar, ella se friquea. “¡Epa! ¿Y yo?” Así que, en contra de lo que todo el mundo, en especial su verdadero mejor amigo (Rupert Everett, el mejor papel de la película) –porque es gay y nunca la verá de otra manera—, decide tratar de sabotear la boda. La cosa se complica cuando la novia (Cameron Díaz) resulta ser un dechado de encantos y tiene una familia adorable. Te hace añorar por más comedias románticas así.
Mi Gran Boda Griega (2002). Esta fue la primera película que vi luego del levantamiento de la huelga indefinida de ese año, y bien valió la pena, pues es realmente encantadora. Y da la casualidad que es lo único bueno que su guionista y protagonista Nia Vardalos ha hecho en su carrera. Ella hace de una mujer en medio de una enorme y tradicionalista familia griega en Chicago que se enamora de un hombre (John Corbett) que… horror de horrores… ¡no es griego! Esta película me encanta porque no sólo habla de defender el romance, sino que también se refiere a cómo aún la familia más cerrada se ocupará de ti con tal de dar tu felicidad.
Cuatro Bodas y Un Funeral (1994). Ey, ninguna lista sobre películas románticas de cualquier índole estaría completa sin una mención a una película escrita por Richard Ciurtis, ¿no? Y menos si no incluye a Hugh Grant, quien en una época también era el rey de la comedia romántica. Los británicos tienen un sentido del humor absolutamente encantador, con una facilidad de burlarse de sí mismos que muchos envidiarían. Grant interpreta a un miembro de un grupo de amigos que se pregunta si lograrán encontrar el amor mientras atienden –oh sí—cuatro bodas y un funeral. Grant cree conseguirlo en Carrie, una estadounidense interpretada por Andie MacDowell (¿qué será de su vida, por cierto?)… ¿o no?
El Banquete de Boda (1993). Ang Lee sabe entregar romance –vean Sensatez y Sentimiento, o mejor aún, Brokeback Mountain—pero fue dado a conocer por primera vez a nivel mundial con esta comedia de enredos que ustedes necesitan ver si quieren ver cómo una verdadera comedia romántica debe hacerse. Wai-tung (Winston Chao) es el conserje de un edificio en Manhattan que está felizmente enamorado… de Simon (Mitchell Lichtenstein). Pasa que sus padres no lo saben, y lo tienen atosigado preguntándole cuándo se casan. Para que lo dejen en paz, le pide a una de sus inquilinas (May-Chin) que se case con él por conveniencia para obtener su green card –hasta que sus padres insisten en hacer un enorme banquete para celebrar. Esto es comedia al nivel de Shakespeare mi gente; véanla.
Pensé en incluir a Kill Bill Vol. 2 en la lista –ey, ¡hay una boda!—pero no me pareció apropiado.
Ahora los dejo que me tengo que preparar para mi gran día. Mientras tanto, ¿cuáles películas sobre bodas me recomiendan? Los hombres que lo hagan se ganarán mucho respeto de mi parte.