Vicky Cristina Barcelona: Un hombre, tres mujeres... ¡y olé!

martes, febrero 17, 2009 |

Se está convirtiendo en algo recurrente en el cine, y yo empiezo a preocuparme. La chica está convencida que ya tiene su vida mapeada, está lista para casarse, y de repente descubre que quiere algo más. Pasó en Los Puentes de Madison, pasó en Pan y Tulipanes. ¿Cuándo fue que la pasión superó al amor en Hollywood?

Y de repente, llega
Vicky Cristina Barcelona, y yo entiendo. La pasión es emocionante pero fugaz; el amor es estable y tranquilo y no siempre puede ser emocionante. Así sí. No que lo acepte, pero lo entiendo.

Esta es la nueva película escrita y dirigida por Woody Allen, el otrora rey de Nueva York que ahora nos trae su cuarta película ambientada en Europa. Admito que sólo he visto una de Allen, la alocada Deconstructing Harry (1997), y aunque quedé encantado con el estilo rápido y... bueno, como coño se traduzca quirky de su humor. Las crisis de edad son una vaina seria. En esta, Allen está mucho más relajado, es mucho más sutil en su descricpión de crisis, y coño, ha conseguido una maravilla de elenco.

Es el último verano antes que Vicky (Rebecca Hall, la esposa de Christian Bale en The Prestige) contraiga matrimonio, así que acepta la invitación de unos amigos de su familia de pasar dos meses en Barcelona, España, junto con su mejor amiga, Cristina (Scarlett Johansson, la nueva musa de Allen). Allí conocen a Juan Antonio (Javier Bardem), un pintor que ha tenido un tormentoso divorcio, que busca conquistarlas a ambas. De hecho, con todo el encanto y el descaro que es capaz, las invita a pasar un fin de semana con ellas en Oviedo, y las dos amigas caen de platanazo, sin saber que ese adorado tormento de la vida de él, su esposa María Elena (Penélope Cruz), está por entrar de nuevo en su vida, ya sea que quiera o no.

Lo diré abiertamente: esta es la película más sensual que he visto en mucho tiempo. Y viniendo de alguien tan disgusting como Allen, eso es decir algo. No es sólo por las escenas de sexo, que no son tan directas, ni es por el comentado beso (de hechos, besos) entre Cruz y Johansson; es toda la esencia de la película. Puedes sentir una tensión y frustración sexual en cada escena, aún en las que sólo están hablando. Los escenarios, los paisajes, la intimidad de lo ue se siente, todo contribuye a que esta película te exija que te poingas cómodo... y te convence. El hecho que todos los actores, desde los centrales hasta los extras, actúen con una increíble naturalidad y demuestren química por borbotones entre sí, ayuda muchísimo.

Quiero corregir una injusticia: el trabajo de Rebecca Hall en esta cinta es injustamente ignorado. Ella representa la chica que insiste en ser práctica, centrada, equilibrada, que ya tiene toda su vida lista: se casará con Doug (Chris Messina) y vivirá feliz por siempre. Pero su cambio cuando conoce a Juan Antonio es a la vez sutil e inevitable, y Hall logra que sea de todo menos una caricatura. De verdad quisiera que se llevara más atención por este papel. Ella hace que de verdad Vicky tenga serias dudas sobre su plan, y en ningún momento dejamos de entenderla ni dejar de sentirnos mal por ella.

Claro, es que sus tres coprotagonistas se llevan la torta en actuacioens. Johanssen tiene esa perfecta mezcla de delicada sensualidad y aparente inocencia; así como te provoca acurrucarla quieres arrancarle la blusa. Su personaje de Cristina es abierta, aventurera y bohemia, pero ese aire de seguridad esconde una enorme incapacidad de ser conforme, que es lo que hace que Juan Antonio le atraiga tanto.

Son los dos españoles los que nos dan el mayor placer de ver. En primer lugar, contrariando las leyes de cortesía, hablo de Bardem. Es increíble que el mismo asesino sin alma llamdo Anton Chigurh de No Country for Old Men (2007) haya mutado en este volcán de carisma que es Juan Antonio Gonzalo. El pintor es absolutamente natural: si él quiere invitar a dos gringas desconocidas a que pasen un fin de semana con él en Oviedo, viendo la ciudad, bebiendo vinbo y --con suerte-- hacer el amor, en sus propias palabras, pues no tiene por qué decir lo contrario. Y mientras muchos estarán echando el cuento de cómo tiene tres mujeres en su vida, para juan Antonio es una simple consecuencia de la vida y ya; bienvenida sea, pero no hagamos la fiesta.

Cruz, por su parte, es una de las más increíblemente dementes y brillantes actuaciones que haya visto en mucho tiempo. La forma en que Allen aumenta la tensión hasta su aparición --como todos hablan de ella hasta que aparece, como a mitad de película-- es como esperar un amanecer perefcto, que rápidamente se convierte en un huracán. Sin María Elena, Juan Antonio tendría la mejor vida del mundo, pero María Elena es demasiado impulsiva, apasionada y directa, aún más que él, como para que pase demasiado tiempo sin que estalle un conflicto. ¿Loca? Absolutamente. Pero como toda loca, Cruz es brillante. Ojalá le den su Oscar; lástima que la competencia sea tan cerrada.

Por favor, vean esta película. Traten de ignorar el hecho de que parece una guía turística de Barcelona (yo no lo logré, y ahora necesito ir). Total, la ciudad la patrocinó. Y el narrador (Christopher Evan Welch) ha sido llamado muestra de flojera para llenar huecos en la historia, pero a mí me pareció un detalle inofensivo. Por favor, vean esta película. Es divertida sin ser payasa, y trágica en tantas y sutiles maneras. Por favor, vean esta película.

Mientras tanto, en Internet...

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