Plasma de Miércoles E03: Big Fish
miércoles, diciembre 24, 2008 | Etiquetas: cine, cine en la Web, opciones de DVD, opinión, Plasma de Miércoles, reseña |
Casualmente, Navidad cae en miércoles, lo que quiere decir que deberái hacer esta edición de Plasma de Miércoles en ese espíritu, ¿no? Pero más que irme por lo fácil, tipo Milagro en la Calle 42, It's a Beautiful Life o hasta The Nightmare Before Christmas, vamos a presentarles una simpática historia familiar que sale de una mente muy inesperada.
Si les digo Tim Burton, ¿con qué lo asocian? Johnny Depp, claro; los dos han trabajado en seis películas distinas. Seguramente piensan en una extraña imaginación y una increíble habiliad cinematográfica, pues estemos claros, el hombre tiene una habilidad única para lo visual. Piensan en el horror para niños de The Nightmare Before Christmas, Beetlejuice, Corpse Bride y La Leyenda del Jinete Sin Cabeza. O la intensidad de Sweeney Todd: El Barbero Demoníaco de la Calle Fleet. O el viaje de ácido de Charlie y la Fábrica de Chocolate, o la extraña vida del peor director de la historia en Ed Wood. Ciertamente no me podría imaginar a nadie mejor para darnos una nueva versión de Alicia en el País de las Maravillas.
Con lo que a lo mejor no lo asocian es con una tierna y familiar historia de amor e inspiración, aunque tenga parte de su inconfundible toque. Y sin embargo, en 2003 se estrenó Big Fish, una de las más ignoradas y subapreciadas cintas que Burton ha creado.
Originalmente, Steven Spielberg iba a dirigir esta versión cinematográfica de una novela de Daniel Wallace, con guión de John August (también escribió Charlie y la Fábrica de Chocolate y Corpse Bride), y quería que Jack Nicholson fuera el protagonista. Pero por conflictos de horario, Burton lo tomó y le dio su propio toque. Es la historia de un hombre, Will Bloom, (Billy Crudup, el próximo Dr. Manhattan en Watchmen) que se avergüenza de su padre Edward (Albert Finney), pues toda su vida lo único que ha escuchado de él han sido grandes historias de lo que ha logrado y ha hecho, y es imposible distinguir la verdad de la ficción. Cuando Edward enferma y su vida está por terminar, Will decide que finalmente debe saber la verdad sobre su padre, más allá de las grandiosas historias de romance y conquista. Lo que descubre es que se había perdido de ver a su padre tal cual era, y que precisamente esas historias lo definían.
A lo largo de la cinta vemos la historia de Ed Bloom como él mismo la cuenta, con Ewan MacGregor haciendo del joven Ed, desde su juventud en un pueblo de Alabama donde era la estrella de... bueno, todo, en realidad, pero particularmente en fútbol americano. El pueblo le queda demasiado chiquito para sus ambiciones de grandeza, así que emprende una odisea junto con un gigante (Matthew McGrory) hasta que llega a un carnaval y descubre al amor de su vida, Sandra (Alison Lohman). Pide al director (Danny DeVito) que lo ayude a conquistarla, y bueno... lo demás es su historia.
Lo que más funciona de Big Fish es la historia y las actuaciones, en particular de las dos versioens de Edward. MacGregor es el encanto en persona, con una sonrisa que convencería a cualquiera. Albert Finney es un viejo veterano que aún puede ser un viejo bonachón. Los dos hacen a un Edward Bloom tan único que, aunque uno sepa que lo que dice es mentira, uno necesita creerlo sólo para que no se calle. Jessica Lange, como Sandra mayor, no sale lo suficiente para destacarse, y Billy Crudup sólo está ahí para verse angustiado. (Por cierto, Marion Cotillard tiene un pequeño papel; quién diría que cinco años después le darían un Oscar.)
Aprovechen que es Navidad para ver una película que inspira los valores de la temporada --familia, paz, esperanza-- sin mostrar a San Nicolás ni una vez. Y aprovecho y les deseo a todos la más feliz de las Navidades.
Si les digo Tim Burton, ¿con qué lo asocian? Johnny Depp, claro; los dos han trabajado en seis películas distinas. Seguramente piensan en una extraña imaginación y una increíble habiliad cinematográfica, pues estemos claros, el hombre tiene una habilidad única para lo visual. Piensan en el horror para niños de The Nightmare Before Christmas, Beetlejuice, Corpse Bride y La Leyenda del Jinete Sin Cabeza. O la intensidad de Sweeney Todd: El Barbero Demoníaco de la Calle Fleet. O el viaje de ácido de Charlie y la Fábrica de Chocolate, o la extraña vida del peor director de la historia en Ed Wood. Ciertamente no me podría imaginar a nadie mejor para darnos una nueva versión de Alicia en el País de las Maravillas.
Con lo que a lo mejor no lo asocian es con una tierna y familiar historia de amor e inspiración, aunque tenga parte de su inconfundible toque. Y sin embargo, en 2003 se estrenó Big Fish, una de las más ignoradas y subapreciadas cintas que Burton ha creado.
Originalmente, Steven Spielberg iba a dirigir esta versión cinematográfica de una novela de Daniel Wallace, con guión de John August (también escribió Charlie y la Fábrica de Chocolate y Corpse Bride), y quería que Jack Nicholson fuera el protagonista. Pero por conflictos de horario, Burton lo tomó y le dio su propio toque. Es la historia de un hombre, Will Bloom, (Billy Crudup, el próximo Dr. Manhattan en Watchmen) que se avergüenza de su padre Edward (Albert Finney), pues toda su vida lo único que ha escuchado de él han sido grandes historias de lo que ha logrado y ha hecho, y es imposible distinguir la verdad de la ficción. Cuando Edward enferma y su vida está por terminar, Will decide que finalmente debe saber la verdad sobre su padre, más allá de las grandiosas historias de romance y conquista. Lo que descubre es que se había perdido de ver a su padre tal cual era, y que precisamente esas historias lo definían.
A lo largo de la cinta vemos la historia de Ed Bloom como él mismo la cuenta, con Ewan MacGregor haciendo del joven Ed, desde su juventud en un pueblo de Alabama donde era la estrella de... bueno, todo, en realidad, pero particularmente en fútbol americano. El pueblo le queda demasiado chiquito para sus ambiciones de grandeza, así que emprende una odisea junto con un gigante (Matthew McGrory) hasta que llega a un carnaval y descubre al amor de su vida, Sandra (Alison Lohman). Pide al director (Danny DeVito) que lo ayude a conquistarla, y bueno... lo demás es su historia.
Lo que más funciona de Big Fish es la historia y las actuaciones, en particular de las dos versioens de Edward. MacGregor es el encanto en persona, con una sonrisa que convencería a cualquiera. Albert Finney es un viejo veterano que aún puede ser un viejo bonachón. Los dos hacen a un Edward Bloom tan único que, aunque uno sepa que lo que dice es mentira, uno necesita creerlo sólo para que no se calle. Jessica Lange, como Sandra mayor, no sale lo suficiente para destacarse, y Billy Crudup sólo está ahí para verse angustiado. (Por cierto, Marion Cotillard tiene un pequeño papel; quién diría que cinco años después le darían un Oscar.)
Aprovechen que es Navidad para ver una película que inspira los valores de la temporada --familia, paz, esperanza-- sin mostrar a San Nicolás ni una vez. Y aprovecho y les deseo a todos la más feliz de las Navidades.
Plasma de Miércoles E03: Big Fish
2008-12-24T11:44:00-04:30
Juan Carlo Rodriguez
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