El Día que la Tierra se Detuvo: El alquiler se venció

jueves, diciembre 11, 2008 |

Ya antes he hablado de los remakes de Hollywood, algo que está empezando a parecer una enfermedad mientars continuamos recibiendo noticias de más y menos "reimaginaciones" de películas que ya funcionaban originalmente. Algunas veces funcionan, otras veces no. En este caso, creo que estamos más hacia el lado de las que no.

El Día que La Tierra se Detuvo es un clásico del cine de ciencia ficción de 1951 que tiene la extraña distinción de popularizar una frase en ningún idioma: "Klaatu barada nikto". Verla tiene sin duda algo del susto de guerra nuclear que existía en la época, junto con una inocencia que era propia del momento. La cinta dirigida por Robert Wise, aunque se sienta descatualizada, aún entretiene cincuenta años después y es una referencia sempiterna a lo grande del género. 

La más reciente, dirigida por Scott Derrickson (El Exorcismo de Emily Rose), está hecha con bastante cuidado y adapatada a los miedos actuales (ya no es tanto el terror a un misil de Rusia, sino al calentamiento global y esas cosas), pero al igual que la versión de El Planeta de los Simios de Tium Burton, mientras que la cinta de Wise se mantendrá en el tiempo, la de Derrickson no será recordada más allá de principios del año que viene.

La historia va así: Helen Benson, una astrobióloga viuda (Jenniffer Connelly) con un hijo adoptivo, Jacob (Jaden Smith, el hijo de Will), es llamada para asistir a una reunión de alto gobierno para tratar de determinar cómo detener un extraño objeto que está entrando en la atmósfera terrestre que podría destruirla. No es un enorme asteroide, como todos temen, sino una gran esfera de luz de la cual sale Klaatu (Keanu Reeves), un alienígena que viene a advertir a la Tierra. ¿Advertirla de qué? No nos enteramos en el momento porque algún idiota nervioso le dispara y es llevado ante la Scretaria de Estado (Kathy Bates), quien se rehúsa a dejarlo ir ante la asamblea de la ONU como solicita. Ni modo pues. Klaatu escapa y busca a Helen y le dice su verdadera misión: quiso razonar con los humanos para decirles que, si no mejoraban su actitud, serían eliminados para salvar la Tierra. Y quien lo hará será un gigantesco robot llamado Gort. En otras palabras, ustedes inquilinos dejaron de pagar el alquiler, así que les toca irse. Fuera.

Como centroizquierdista, el mensaje de la película me llegó bastante bien. Klaatu primero ve cómo los seres humanos son arrogantes, desconsiderados, egoístas y cobardes, así que se propone cumplir su trabajo aunque no le agrade. Creo que es un papel que bien le queda a Keanu Reeves, pues no requiere de demasiadas emociones: Klaatu es distante y firme pero no es malvado. Imaginen a Neo sin la parte divertida o auto-duda. 

En cambio, Jenniffer Connelly, una ganadora del Oscar por Una Mente Brillante, está casi desperdiciada aquí, pues se limita a parecer angustiada, triste o aliviada. Sus grandes ojos azules transmiten toda emoción, aunque eso y la relación con su hijastro por lo visto es suficiente para que Klaatu termine de comprender la eterna contradicción que somos los humanos. El niño no ayuda, claro, ni en la ficción ni en la vida real: mientras que en la original Bobby Benson es un chico dulce e inocente, en esta Jacob Benson es un carajito malcriado y contestón. ¿Reflejo de los tiempos? Puede ser. Y Jaden Smith, aunque sigue mostrando la promesa que vimos junto a su padre en En Busca de la Felicidad, aquí puede ponerse realmente ladilla. Otro desperdicio.

En cuanto al resto, Kathy Bates es quien se destaca, como en todo, tratando de sacarle jugo a un papel que eviodentemente fue subescrito. También se destaca las brevísimas actuaciones de John Cleese, como un ganador de premio Nóbel, y James Hong, como un predecesor de Klaatu. De resto, el elenco consiste en casi todas las series de televisión más grandes de la actualidad y antaño: Mad Men (Jon Hamm), Prison Break (Robert Knepper), Daily Edition (Kyle Chandler)... ¿Ahorro en presupuesto para mejores efectos especiales? Que mira que son espectaculares, por cierto; Gort es imponente, mucho mejor que el casi risible traje que usó el portero Lock Martin en la original.

Empero, es al final donde esta cinta realmente se cae. Es prueba del desvío casi completo con respecto a la primera: aunque Gort es la verdadera fuerza de destrucción en ambas, en la más reciente la forma en que hace la destrucción completa es un tanto decepcionante. El final parece cortado con un machete de lo brusco, algo que perdoné en El Abismo porque la película había sido emocionante y entretenida hasta ese punto. Esta es intrigante, está bien hecha, pero es absolutamente plana. Si son fanáticos de Keanu, véanla; si no, no se pierden de nada. Sigue siendo mejor que 10.000 AC.

Mientras tanto, en Internet...

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