La Toma del Pelham 1-2-3: Meh-tro
viernes, octubre 16, 2009 | Etiquetas: 2009, cartelera, cine de acción, opciones de cine, suspenso |
Como saben, hay una oleada de remakes que está pasando encima de Hollywood como una plaga de langostas comiéndose casi todo lo bueno y original que se puede crear a favor de unos reales seguros. Es así como veremos remakes de Hombre Lobo Americano en Londres, Los Siete Samurai, y otros clásicos que no deberían tocarse. La Toma del Pelham 1-2-3 era uno de esos clásicos, protagonizada por Walter Matthau y Robert Shaw en 1974, adapatada de una novela de John Godey. Ahora es un thriller de acción dirigido por el hermano menor de Ridley Scott (director de Blade Runner, Alien, Gladiador), Tony (Man on Fire. Deja Vu).
La historia es la misma: cuatro hombres armados liderados por Ryder (John Travolta) toman un metro, el tren Pelham 1-2-3 (que sale de la estación Pelham River a la 1:23). Cuando se comunica para pedir dinero, lo atiende un operador con un pasado problemático llamado Walter Garber (Denzel Washington), que ahora se convierte en la única esperanza de 17 pasajeros que los criminales tienen a punta de pistola.
Por alguna razón, Ryder simpatiza con Garber y decide que este es el amigo que lo ayudará a tener sus reales. Comienza a haber un tenso intercambio, en especial cuando Ryder comienza a explotar lo que siente es un secreto de Garber, y mientras tanto un policía (John Turturo) está convenciendo al alcalde (James Gandolfini) la mejor manera de soluconar todo el asunto.
No se equivoquen, la película sí tiene momentos bastante tensos y ciertamente emocionantes, pues Tony Scott sabe filmar acción y suspenso, en especial una vez considerando la experiencia que tiene con Washington. Además, la sensación de claustrofobia contribuye a esa tensión, dado el espacio confinado de los túneles del metro y la fría apariencia de dos de los ladrones, interpretados por Victor Gojcaj y Robert Vataj.
Pero el guión, escrito por Bryan Helgeland (quien también escribió Man on Fire), muchas veces se sale de control, y ciertamente tiene una de las subhistorias más inútiles en la historia del cine, involucrando la computadora de un adolescente (Alex Kaluzhsky) que, aún a pesar de la explicación que dan, me rehúso a creer que puede haber conexión de Internet en el Metro. Además, la forma en que se salvan todos los pasajeros es lo más anticlimático que se pudo.
Adicionalmente, el elenco es bastante disparejo, más que nada porque muchos fueron bien desperdiciados. Eso es particularmente cierto en el caso de Luis Guzmán y el propio Turturro, dos actores que son ciertamente confiables, aquí no se les da casi nada de carne que interpretar, y pasan el tiempo sin pena ni gloria. Parecido sucede con Gandolfini, que, lo siento, siempre será Tony Soprano para mí, y no me convence como político (irónico, me parece).
Claro, siempre puedo contar con Washington, quien no me desilusionado en uno solo de sus papeles, y aquí tiene el añadido de estarle haciendo un homenaje a Walter Matthau (el personaje en la original se llama Zachary Garber, y lo cambiaron a Walter en honor al gran actor). Washington es uno de los pocos que puede parecer inseguro y confiado al mismo tiempo, cuando suelta una risita nerviosa o trata de sacarle información a Travolta. Claro, eventualmente por alguna razón este humilde empleado público (que me hace preguntarme qué haría un empleado del Metro de Caracas en la misma situación) se convierte en super-policía –algo que yo no me creí nunca.
Y hablando de Travolta, su apariencia de chico malo es convincente, pero una vez que abre la boca y empieza a hablar en su dulce y simpática voz, me siento que estoy oyendo a un niño mentando madre y siento que lo quiero golpear por grosero. Este no es el Travolta que realmente sentí era una amenaza en Broken Arow, mucho menos en Face/Off. No, este es más el Travolta de Swordfish, que cambió el peinado ridículo por un tatuaje, un bigote largo y un gorro de esquí. Es ciertamente calculador y entusiasta, pero si no tuviera la pistola no pudiera asustarme. Ahí no le llega al brillante Robert Shaw, quien sí tenía una voz amenazante, más peligrosa que una pistola.
Por último, no sé si es por el cambio de época, pero en la original Nueva York la cuidad como tal era una protagonista, sucia y peligrosa. Ahora es demasiado prístina, y los momentos de solidaridad entre sus ciudadanos son pocos (aunque admito que el más evidente sí fue conmovedor). Definitivamente, esta versión de Nueva York puede que sea un reflejo de los tiempos, y no logra hacer que esta nueva The Taking of Pelham 1-2-3 sea particularmente memorable.