La Duda: La certeza vs. la verdad
domingo, marzo 08, 2009 | Etiquetas: 2009, cartelera, cine, drama, opciones de cine, opinión, reseña, reseñas |
Para aquellos que creen que Watchmen no es la película para ustedes (pobres seres), afortunadamente para ustedes hay una película igual de interesante en pantalla que tiene la misma emoción a punta de increíbles actuaciones de todos los protagonistas. Todos sin igual.
Mucha gente ha criticado a La Duda de ser una obra de teatro filmada. Pues como diría los gringos, “duh”. Está basada en el guión de una obra de teatro de 2004 que ganó el Pulitzer escrita por John Patrick Shanley, quien la adaptó y dirigió luego para el cine. Y sí, concedo que a pesar de los desplazamientos de cámara y locaciones verdaderas en Nueva York, la película se siente como una obra, con tomas cercanas, sets estáticos y más enfoque en diálogos que en acción. Eso puede chocarle a algunas personas para quienes es más sobre la acción que la interacción entre actores, pero para mí está muy bien.
Ambientada en 1964, la película se desarrolla en un colegio católico de Nueva York, dirigido por la hermana Aloysius (Meryl Streep), la más estricta y conservadora monja que ustedes se puedan imaginar. Rostro inescrutable, mirada altiva, andar derecho, vigilando a todos los que debe vigilar para que o se desvíen del camino del Señor (o el suyo). quiere parecer el dedo acusador de Dios encarnado. He oído cuentos de terror de algunas de las monjas de los colegios católicos de Caracas, y creo que este es un retrato bastante adecuado. Pasa que hoy las delicadas hermanas del Mater Salvatoris y afines (y Dios las guarde, la verdad) lidian con escotes, minifaldas, cigarrillos ya fines; aquí evitan que usen maquillaje, no hablen en misa (ni se duerman) y no usen bolígrafos (en ese entonces exigían pluma fuente).
Sus visiones conservadoras la llevan a enfrentarse con el padre Flynn (Phillip Seymour Hoffman), un joven sacerdote que ha llegado a la parroquia con nuevas visiones de la Iglesia. Considera que la Iglesia debe mostrarse más amistosa, menos distanciada, más igualitaria y ciertamente más tolerante con sus feligreses. Para la hermana Aloysius, aquí hay un conflicto mayor: no sólo choca con sus estrictas creencias sobre cómo debe ser la Iglesia, sino que viene con su superior en la parroquia y, además, un hombre: entiendan que esto es 1964 y la liberación femenina está muy lejos (no que haya hecho una diferencia para esta monja).
En medio de estos dos está la hermana James (Amy Adams), una joven monja que enseña Historia en la escuela. (La verdadera hermana James fue la maestra de cuarto grado del director y sirvió como consejera “técnica” de la película.) Admira a la hermana Aloysius por ser su superiora y tener mayor experiencia, y también le agrada el padre Flynn, pues le parece simpático, amable y buen e inteligente orador. Se preocupa por los niños del colegio, y está quizá demasiado pendiente de agradarle a todo el mundo a su alrededor. Por eso es que sabe que quizá esté ejerciendo un papel que no es suyo cuando le cuenta a la hermana Aloysius cómo el padre Flynn ha puesto bajo su especial cuidado al único niño negro de la escuela, Donald Miller (Joseph Foster). ¿Ha actuado el padre de manera inadecuada con el niño? Pues la hermana Aloysius lo averiguará. Y pretende demostrar que tenga razón.
Como dije antes, esta película es todo sobre las actuaciones, y qué increíbles son. Las dos que hay que destacar primero son Amy Adams y Viola Davis, la madre del niño, la una porque de verla en Encantada uno nunca hubiera podido imaginar que esta niña pudiera mostrar tal rango de actuación (aunque de pana creo que se está condenando a hacer los papeles de inocentona como que mucho) y la otra porque está en escena exactamente quince minutos y su actuación se nos queda grabada indeleblemente. Las dos son particularmente importantes porque mantienen a la película en un marco contextual firme, representando el debate entre bondad y moralidad (Adams) y, a la vez, lo duro que era ser afroamericano a mediados de los ‘60 y para rematar defender y aupar a un hijo en ese contexto y ante lo que podría ser una terrible situación. Davis tiene un enorme triunfo con este papel, pues uno nunca la hubiera recordado por otros papeles que ha hecho recientemente (la amiga de Diane Lane en Noches de Tormenta, por ejemplo).
Las verdaderas fuerzas de la naturaleza son, claro, Hoffman y Streep. Hay una diferencia de 14 años de experiencia actoral entre estos dos, pero nunca lo podrías adivinar con la fuerza de sus interpretaciones. Hoffman puede hacer lo que sea sin duda, como pasar de afable y simpático a desesperado e indignado en un parpadeo. ¿Cómo es posible que este tipo pueda hacer tantos papeles tan diversos? Es un hombre progresista en un ambiente conservador, y él lo entiende y simplemente trata de contribuir como pueda, en vez de pelear en su contra. Streep, por su parte, demuestra esas 15 nominaciones a un Oscar sin problema. Esta es una mujer que está en agonía, ni siquiera lo duden: por un lado se convence que está de la mano de Dios en su misión, y a la vez está aterrada por ir en contra de lo que considera sus superiores. Pasa que su certeza (así llama su soberbia) la mantiene en su camino, y no pretende desviarse, así sea que no la quieran. Una vez que la empiezas a ver, a pesar de lo mal que cae, es imposible no admirarla. No es enteramente odiable, pues tiene pequeños actos de bondad en especial con una monja que se está quedando ciega.
Este es el propio cine para el que se hace llamar “cinéfilo”, es decir, el que cree que el cine debe ser una experiencia para pensar y más nada. Yo, en cambio, considero que el cine debe apelar a tus emociones, causar alguna impresión. Ambas visiones se juntan aquí. Esta película los hará salir pensando en su propia visión sobre la honestidad, la intolerancia, su posición sobre la fe y la religión e incluso sobre el racismo. Y eso es otra prueba de gran cine.