Cine y creencias

martes, marzo 03, 2009 |

Nunca falla. Supongo que es parte de la cultura del ser humano. O del venezolano. Pero qué difícil se nos ha vuelto separar política de... coño, de lo que sea. Esta puede que sea la única vez que hable de política en este blog, pero bueno, con lo que hemos estado viviendo recientemente, aplica.

Yo creo que a nadie le podía haber agarrado de sorpresa la noticia que dio el... ejem.... distinguido alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, que el estreno de la película
Che, de Steven Soderbergh, sería en el Nuevo Circo de Caracas (una antigua plaza de toros que ahora funge como centro de cultura de calle). Y además, contaría con la presencia de su protagonista, Benicio del Toro. Saben, por aquello de dónde tienen montado al "Che" Guevara en este gobierno...

Efectivamente, el actor puertorriqueño
llegó anoche a Caracas, y mientras fue el mismo Rodríguez quien lo invitó a venir (viene de presentar Che en Colombia por el Festival de Cine de Cartagena), no está previsto que se reúna con el presidente Hugo Chávez, como sí lo hicieron antes Kevin Spacey, Naomi Campbell, Tim Robbins, Don King, Danny Glover (quien famosamente no se fue con las manos vacías), el director Oliver Stone y, dos veces, Sean Penn.

Considerando lo berejeteros que podemos llegar a ser, la presencia de cualquiera de estos actores en nuestro humilde paisito habría provocado un caos. Sin embargo, el hecho de que haya sido sin mucha fanfarria (con las muy notables excepciones de Glover, Penn y Stone) y que pareciera que venían en cuestión proselitista causó un ligero rechazo entre los opositores más radicales, desilusión entre los menos y una interesada indiferencia entre los moderados y "pueblo" chavista (no porque no sean pueblo, sino porque no me agrada cómo han machacado el término). Stone parecía haber venido como parte de maquinaria propagandista para filmar el rescate de las rehenes de las FARC; Glover recibió un regalito de dinero que mucha falta le hacía a nuestro país (y después no pudo cobrarlo); y Penn, bueno... Así como hizo con Irak, el actor quiso venir a ver con sus propios ojos si en efecto Chávez era el coco que la dministración Bush había hecho de él.

Tenemos una tendencia a olvidar que los actores también son seres humanos, y como tal pueden ver, sentir y ciertamente pensar distinto a nosotros. De hecho, creo que es algo refrescante que se conozca que se preocupan por el mundo que les rodea en vez de quedarse encerrados en su pequeño mundo. Lo malo es cuando pareciera aliarse con un gobierno con el que un sector --que quizá esté más pendiente de sus minucias-- no sólo no simpatiza, sino que rechaza. Mi madre es un claro ejemplo: Sean Penn ya de por sí no era santo de su devoción, pero al verlo con Chávez ahora lo considera menos que tierra. No tengo que decirles que el hecho que haya sido él el que ganó el Oscar --discurso de aceptación conmovedor o no--fue motivo de luto.

El caso de Del Toro imagino será doblemente rechazado, quizá. No sólo está viniendo por invitación del gobierno, que crea ya de por sí polaridades pasionales, sino que interpreta a una de las figuras más adoradas por la izquierda mundial y que este gobierno ha tratado casi como un santo: el líder guerrillero e ideológico Ernesto "Che" Guevara. Ya he oído gente que dice que ni por equivocación verán una película que trate sobre el polémico militar si ello significa apoyar a algo que tenga que ver con este gobierno. De hecho, ya con que sea el "che" Guevara --un personaje que por lo visto nadie sabe si vanagloriar o atacar, según se pueden ver en un post en el blog FirstShowing.net. Película o no, este es un personaje que aún a estas alturas despierta intensas pasiones.

Yo en lo particular veo mucho más difícil que la gente se siente a ver de un solo jalón las dos partes de la película (tituladas El Argentino y Guerrilla), un esfuerzo de cuatro horas y media. Además, por muy hermosa que se vea la película, por muy interesante que pueda ser el sujeto, el estilo de Soderbergh en sus películas menos comerciales (esta creo que no podría ser más distinta de las de Ocean's Eleven), hará todo un reto verlas juntas, y espero que los distribuidores tomen eso en cuenta o si no esta será otra épica que pasará sin pena ni gloria. Por eso es que debería haber un problema. También critiquen si es una oda demasiado grande al "Che", que estoy seguro igualmente tuvo un lado bueno, algo que igual no excusa la evidente crueldad que mostró contra los que se oponían a la Revolución Cubana (algo que mucho se criticó con Diarios de Motocicleta). Pero ni Soderebergh ni del Toro hicieron su película con reales venezolanos; y del Toro hasta se ganó el premio a Mejor Actor en el festival de Cannes del año pasado.

Como en tantas otras cosas, yo no creo que una posición política debe ser medida para juzgar el trabajo de un artista. Gabriel García Márquez es íntimo amigo de Fidel Castro; ¿es eso motivo suficiente para dejar de leer sus libros? Creo que este debe ser el mismo caso. Si Benicio viene además a pedigüeñar, a la Glover --un caso que sí critico completamente--, creo que sí se debería protestar su presencia en el país. Penn vino aquí si acaso como periodista, según sus palabras, con una posición (en mi opinión y de muchos) un poco ingenua, pues pareciera que sólo vio lo que el gobierno le quiso mostrar; es eso suficiente razón para no ver Milk, una película que toca un tema de igualdad de derechos que creo que debe ser reflexionado y difundido ampliamente. Que el hombre haya meado completamente fuera del perol cuando consideró que RCTV era un canal que todos los días llamaba a "matar al Presidente" (en David Letterman, versión sin subtítulos pero menos "proselitista" aquí) es quizá una prueba de lo ingenuo que fue, pues sólo vio lo que le mostraron.

Y por último, nada de esto roba el hecho que Penn y del Toro son dos de los actores más talentosos del mundo, y sus películas son casi siempre excelentes. No creo que debamos negarnos ver un excelente trabajo sólo porque estamos en desacuerdo con una posición política. Por si acaso, yo estoy en descuerdo con algo así como el 80% de lo que hace este gobierno, pero entiendo que eso le hace bien --de una forma u otra-- a muchísima gente en el país; entender eso es la única forma en que se le pueda hacer buena oposición. Ahora sí, vamos al cine.

2 críticas y comentarios:

Alex dijo...

bueno, creo que la objetividad en este país se perdió completamente... el trabajo de Benicio (o de Sean o de quien sea) no tienen por qué confundirse con el peo político de este país

Anónimo dijo...

Amén hermano :)
Desde un principio dije que vería esta película, y sin ligarla políticamente. Es historia del mundo, es un personaje, y una película más que me parece, hay que ver.

Mientras tanto, en Internet...

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