Tower Heist: Ocupemos esa torre

miércoles, marzo 14, 2012 |

Ocho palabras indicaban que esta película no tendría nada que ofrecer más que a los de risa fácil o el masoquismo: Ben Stiller, Brett Ratner dirigiendo y Eddie Murphy. Stiller no ha hecho nada significativo desde Meet The Parents, Ratner es como Michael Bay "light", y Murphy... Así que imaginen mi sorpresa cuando no sólo era una película bien hecha, sin apelar a los mini-Michael Bay-ismos que Ratner suele hacer con películas que no sean ni Rush Hour ni Red Dragon, sino que Murphy fue, sin duda, el punto alto de la misma.

Stiller interpreta a Josh Kovacs, el administrador de un lujoso edificio de apartamentos en Manhattan, quien ha desarrollado una cercana relación con todos sus residentes, a pesar de la diferencia en clases, y en particular con el resto del personal, quien incluye a su cuñado Charlie (Casey Affleck), el nervioso conserje quien está a punto de ser papá por primera vez, una atrevida sirvienta jamaiquina llamada Odessa (Gabourey Sibide) y el nuevo ascensorista, Enrique Dev’reaux (Michael Peña). En particular es su cercanía con el ocupante del penthouse, un negociador de Wall Street llamado Arthur Shaw (Alan Alda) quien dice ser “un chico más de Astoria” y los trata a todos como familia. Pero el mundo controlado de Josh se viene abajo el día que el FBI, liderado por la agenta Claire Denham (Téa Leoni), arresta a Shaw por acusaciones de fraude –y todo el personal le había pedido que invirtiera sus pensiones y ahorros de por vida. El hombre cumple arresto domiciliario en su apartamento, y la plata no aparece por ningún lado –así que Josh, Charlie, Enrique y un residente del edificio también caído en desgracia, “Fitz” (Matthew Broderick) deciden entrar en el apartamento para recuperarla. Y para eso piden la ayuda a un ladrón de poca monta que Josh conoce de su vecindario, un escandoloso tipo “llamado” Slide (Murphy). ¿Qué puede salir mal?

Lo cómico es que a cada rato estaba contando que en algún momento iba a encontrarme con algo tan absurdo que me iba a sacar completamente de la película e iba a convencerme que no había forma que esta cosa fucionara. Pero le doy crédito a Ratner por haber sabido trabajar con el material de los guionistas Ted Griffin y Jeff Nathanson. El primero ya sabe de películas de robos pues elaboró el guión de Ocean’s Eleven, mientras que Nathanson ya había trabajado con Ratner cuando escribió tanto Rush Hour 2 (la mejor) y 3 (la peor por rato largo), sin mencionar que tuvo revisiones de, entre optros, Noah Baumbauch (director de The Squid and The Whale y la reciente Greenberg, protagonizada por Stiller). Aunque es una película de robo como la anterior, estos no son ladrones profesionales, sino tipos decentes que simplemente quieren recuperar lo que es suyo de un tipo que los estafó, así que la cosa no podía verse tan ágil y suave como normalmente pasa. Y aunque hay elementos de acción notables (qué se puede esperar de una película que tiene lugar en una torre de 50 pisos) y, bueno, está Eddie Murphy, Ratner nunca se va por el camino de la risa fácil, como un chiste de peos o mocos o sexo (bueno, hay uno que involucra senos de lesbianas…).

Stiller es el usual hombre serio atrapado en un desastre, así que este papel está mandado a hacer para él. Igual Broderick (ey, qué tal ¡Simba conoce a Alex!), quien ya puede hacer de desesperado con sus ojos cerrados y aún así me mata de la risa. Es genial ver al menor de los Affleck –quien, lo siento, es el mejor actor—en una comedia; el tipo ya tenía demasiados papeles deprimentes. Igual Peña, quien siempre es tan bueno en sus pequeños papeles en dramas como Crash o World Trade Center. El que me impresiona es Alda, quien, acostumbrado a ser la figura paternal, de un tiempo para acá es el tipo a quien quieres abofetear; aquí cumple ambos papeles a cabalidad y convence en ambos. Leoni sigue estando hermosa, pero me cuesta un poco creerme que una agente del FBI se emborracha con esa facilidad con un tipo al que acaba de conocer.

Como ya dije, y no lo puedo creer, el punto alto es Murphy, y lo siento si eso hace que me dejen de leer. Este no es el Murphy que está tratando de apelar al mínimo denominador común, en estas películas idiotas que sólo hacen reír a colegiales borrachos. No, este Murphy me recuerda más a su época de Beverly Hills Cop o Trading Places o 48 Hours: el tipo sin muchos escrúpulos que habla a toda velocidad. No les estoy mintiendo, el tipo es genial en esta película, y yo sé que eso no volverá a ocurrir en mucho tiempo (¿ya vieron el tráiler de su siguiente película?).

Confíen en su amigo Juan Carlo: sin ser nada espectacular y siendo completamente predecible sobre qué va a pasar (aunque no cómo pasa), Tower Heist es una aventura bastante divertida y hasta creíble. Y en estos momentos en que todos odiamos a Wall Street, es hasta justa. Vayan y véanla con bajas expectativas y verán que les gusta.

Mientras tanto, en Internet...

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