El Cine Tuyo, Mío y Vuestro

Hace poco, alababa el hecho de que terceras, cuartas y hasta quintas partes de reconocidas franquicias estaban inyectando nueva vida en lo que creíamos una serie muerta. Me encantaría decirles que es una tendencia universal… pero bueno, no es así.

La serie Underworld es un placer culpable mío: la historia de una secreta guerra entre vampiros y hombres lobo siempre ha sido fuente de estúpida acción y un diseño de sets impresionante, considerando que tampoco es que sean de un presupuesto altísimo. (Además, ¿qué tiene de malo ver a Kate Beckinsale en apretados trajes de cuero negro?) La primera fue un éxito calladito, la segunda fue un divertido desastre, la tercera siguió el bendito camino de la precuela (aunque me gustó tanto como la segunda), y ahora tenemos la cuarta. Sí, así de sencillo.

La guerrera vampiro Selene (Beckinsale) ha despertado en un mundo donde los humanos han descubierto a los clanes de vampiros y licanos (hombres lobo), siguiendo una masiva purga de su raza en particular. Cuando despierta, cree que Michael (antes Scott Speedman, ahora –y brevemente—por un actor que ni sale en los créditos), el híbrido licano-vampiro que es su amante, también ha escapado, y lo sigue –sólo para encontrar a Eve (India Eisley), una niña que parece guardar un secreto aún mayor. Ambas son perseguidas por una compañía dirigida por un científico (Stephen Rea) que parece decidido a extinguir su raza, y son ayudadas por un callado pero decidido policía humano (Michael Ealy) y un joven vampiro llamado David (Theo James) que está harto de esconderse y quiere luchar por su raza.

Hay varias señales que indican que tu película no va a ser tan buena como las anteriores. Número uno, tu director decide no estar de vuelta. Len Wiseman no es que sea un artista, pero conocía el material de adelante para atrás (sabes, la creó) y sólo actuó como productor tanto en la tercera como en esta. Esta vez le entregó las riendas a dos directores suecos (Måns Mårlind y Björn Stein), conocidos por… em… bueno, vale decir que esta es su primera película grande. Perdón, “grande”. Segundo, tu actor principal no decide regresar, o no pudo regresar; el caso es que Scott Speedman no vuelve como Michael después de ser tan central en las dos primeras películas. Eso es extraño. Y bueno, Theo James no tiene la cara de inocencia ni (algo impactante) sabe actuar como él. Una vez más, no es que Speedman sea un maestro, pero si ya conocía el rol…

Más allá de eso, aunque hay momentos verdaderamente emocionantes en Underworld 4 y algunos “twists” que uno no se espera y funcionan, la baja calidad de los efectos especiales y la ausencia de villanos verdaderamente memorables afectan el desempeño de la película. Bill Nighy era increíble como el malvado vampiro Viktor, y Michael Sheen era increíble como el licano Lucius, pero (alerta de spoiler) como fueron matados en anteriores películas no podían regresar. Rea es por lo general un talento confiable, pero aquí pareciera que no se está divirtiendo con su papel tanto como Nighy. Lo más cercano a éste es Charles Dance como Thomas, padre de David, que sin poder soltar su personaje de Tywin Lannister sigue siendo imponente, pero su poca presencia no hace mucha diferencia al final. Isley, por su parte, tiene una mirada dulce y angelical, y se ve toda inocentona, pero (otro alerta de spoiler) cuando se revela que también es una híbrida, me recuerda más a Samara la de El Aro que el cruce entre una vampiresa y un vampiro-humano.hombre lobo.

En cuanto a los efectos, miren, yo entiendo, estas películas no tienen un gran presupuesto y sólo pueden llegar a cierto punto, pero cuando una transformación de hombre lobo me recuerda al video “Take On Me” de A-Ha, hay algo que no está funcionando. ¿Y, hablando de otro truco, en serio repetimos el chiste de disparar al suelo para crear un hueco, sólo que al revés?

Por último, Beckinsale es hermosa, y bueno, cuando hace falta que muestre emoción lo logra, pero en general no puedo decir que es una buena actriz. Por suerte, aquí lo que más se requiere de ella es que se vea ruda y destructiva, y eso sí lo puede hacer, sorprendentemente. Dudo que sea ella todo el tiempo, pero ahí lo tenemos.

En escala, yo pondría Inframundo 4: El Despertar detrás de Evolución (la 2) y sigo poniendo Rise of the Lycans (la tercera) como la mejor, empatada con la primera. Simplemente no es tan divertida como las anteriores y se siente vacía, sin corazón. Pero por supuesto cierra con la promesa de una quinta. Miren, ya tienen sus fanáticos de culto, así que seguro va a haber gente que la va a querer ver (y sí, yo quiero que esto vuelva a ser lo que una vez fue), pero por favor, aseguren un poquito más de plata para mejores efectos. Y mejores guiones.