Harry Potter y el Misterio del Príncipe: El final se acerca, Harry

jueves, julio 16, 2009 |

Con todo el frenesí que está causando nuestros vampiros emo la historia de amor de vampiros llamada Crepúsculo, es difícil recordar que durante casi diez años, la atención de los adolescentes se concentraba en un chamo de lentes con una cicatriz en forma de rayo en la frente que descubre que es un brujo. Claro, es de notar que la serie de Harry Potter tiene siete libros, empezó a venderse en 1998 y tiene ahora seis películas en su haber, mientras que Crepúsculo tiene cinco en dos años y una película (con otra en camino y una tercera en producción), así que compararlos quizá sea injusto.

Eso sí, no lo oculto: yo no le tengo ningún amor a la historia de Bella y Edward, como ya lo hice claro una vez. En cambio, la serie escrita por J. K. Rowling tiene un lugar en mi corazón. Admiro cómo los libros se vuelven más maduros a medida que Harry (y sus lectores) crecen. Y las películas han, en mayor o menor medida, satisfecho mi gusto cinematográfico. Como tantos otros, Harry Potter y el Prisionero de Azkabán de 2004 ha sido mi favorita (la dirección de Alfonso Cuarón la hizo sumamente humana), pero la más reciente sin duda ha empatado esa posición.

Por si acaso no han seguido la trama, les recomiendo se pasen por
Blog Hogwarts y lean los resúmenes, pues sería como muy largo de resumir hasta aquí. Empieza inmediatamente después de la quinta (La Orden del Fénix), cuando Harry (Daniel Radcliffe) ha sobrevivido a su primer confrontamiento con el mago oscuro Voldemort (Ralph Fiennes, que no está presente en la sexta), y ahora está de nuevo en el centro de la atención de los medios, pero ahora como "el Elegido" (breve pero fuerte crítica a los medios que tanto lo ridiculizaban en la película anterior).

El director del colegio Hogwarts, Albus Dumbledore (Michael Gambon), le pide ayuda a Harry para contratar a un antiguo profesor de Hogwarts de nuevo, Horace Slughorn (Jim Broadbent, de Moulin Rouge), quien tiene la clave para entender el pasado de Voldemort, a través de los recuerdos del oscuro mago. A la vez, tanto él como Ron Weasley (Rupert Grint) y Hermione Granger (Emma Watson) tienen que lidiar con la pesadilla de todo adolescente: el descubrimiento del amor.

Adicionalmente, Harry descubre un antiguo libro de texto de pociones con anotaciones en los bordes y ligeras correcciones por alguien que se hace llamar "El Príncipe Mestizo", que lo hace destacarse en sus clases, además de nuevos hechizos que no siempre sacan lo mejor de él. Entre eso, sus crecientes sentimientos por la hermana menor de Ron, Ginny (Bonnie Wright), y su preocupación por ayudar a destruir a Voldemort, Harry tiene las manos llenas --y está por enfrentar el mayor dolor de su vida.

Steven Kloves vuelve a escribir el guión (ha escrito el de todas las películas menos El Cáliz de Fuego) que, fiel al libro, tiene una tonalidad sumamente oscura y madura, que ha llevado a algunos a llamar a ésta la El ImperioContraataca de la serie (donde los héroes caen en un período sumamente triste de su vida) y es bastante bien dirigido por David Yates, quien poco a poco ha sabido afinar su dirección desde la última (de modo que prometen las dos siguientes, basadas en Las Reliquias de la Muerte).

Eso sí, el guión a veces tiene problemas de velocidad, pues a veces no sabía cuándo debía emocionarme, entristecerme o enternecerme. El libro se enfoca más en el pasado de Voldemort y su tránsito hacia el lado os... digo, las artes oscuras, pero ya me temía (¿sabía?) que ese enfoque iba a cambiar (sólo hay algunos de los recuerdos, incluyendo uno con Hero Fiennes-Tiffin, sobrino de Ralph Fiennes, como el niño Tom Riddle). Hay quienes critican exceso de romance, pero la verdad yo considero que esa parte sí estuvo muy bien manejada, viéndose bastante tierno y simpático sin ser meloso o cursi. Me pude reír mucho con la garrapatica de amor que era Lavender Brown (Jessie Cave), que pasa de ser fan enamorada de Ron a loca esponja enamorada con mucha facilidad.

Ya voy a adentrarme más en las actuaciones, pero antes hay que comentar la increíble fotografía y efectos especiales. Los ataques al puente del Milenio de Londres y a (spoiler) la casa de los Weasley (spoiler), las tomas de Hogwarts, el entierro de la gigantesca araña Aragog, no tienen nada que envidiarle a las mejores tomas de El Señor de los Anillos; y muchas tomas, como la reconstrucción de la casa de Slughorn y toda la escena de la cueva de los Inferi (muertos vivientes --sí, aquí hay cosas que harían a fanáticos del terror felices) los harán creer en magia.

¿Y qué de las actuaciones? Radcliffe ya puede hacer este papel en sus sueños; espero que sea más Harrison Ford que Mark Hamill y se lo pueda sacudir con facilidad (su participación en la obra Equus lo ayudó, sin duda), así que su conflicto interno y externo son bastante convincentes. Grint es comedia decente, pero es increíble cómo este carajito está dejando de ser un carajito, al igual que Watson, quien un día será una hermosa mujer sin nada que envidiarle a Nicole Kidman, estoy seguro.

Los más asombrosos, empero, son Wright y Tom Felton, quien hace de Draco Malfoy. Wright ha madurado aún más como actriz, pasando de niña inocente y tierna a adolescente confiada y decidida; es increíble cómo asume lo que está sintiendo por Harry no como adolescente sino como mujer. Felton pasa de insoportable carajito malcriado de papá a decididamente tenebroso, pero su terror de fallar en su misión o, peor aún, cumplirla. El chamo también ha crecido como actor --lo que no me agrada son sus posibles decisiones futuras. Pero bien por él si se dan, de verdad quedé bien impresionado con él.

¿Qué hay de los adultos? Gambon ha logrado que nos olvidemos que reemplazó a Richard Harris luego que éste falleciera después de la segunda película, pero el papel de Dumbledore nunca lo he visto como que sólo una persona lo podía interpretar. Broadbent, por su parte, siempre puede hacer de un viejo encantador, sin duda; uno puede ver las vergüenzas que esconde en su rostro. Quien sí se ha crecido en su papel de Severus Snape es Alan Rickman; mientras puedo ver la ligera idea de un conflicto en su rostro, no se puede dudar que aquí hay un hombre que no está diciendo toda la verdad de sus intenciones, especialmente considerando sus acciones al final.

De verdad creo que esta película es más que una buena película de esta saga; es una buena película, punto. Por supuesto, luego de seis partes, no puede haber una que trabaje por sí sola, de modo que es difícil no evaluarlas comparándola con las otras; pero no se puede dudar que crea mucha emoción para las dos últimas. Y luego, ¿qué vendrá después que Harry Potter ya no aparezca más sino en recuerdos? No sé, pero en mi caso, ciertamente no quiere decir que me pasaré a Crepúsculo. Zape.

Mientras tanto, en Internet...

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