Hancock: No el poder que emborracha, el borracho con poder

sábado, julio 05, 2008 |

Hay algo así como un axioma del verano cinematográfico: habrá una película de superhéroe, habrán muchas de acción, y habrá uno de Will Smith que abra el 4 de julio. Este año, en medio de una plétora de películas de superhéroes, algunas a las que les está yendo bastante bien (por decir lo menos), nos llega una combinación de las tres: una película de superhéroes protagonizada por Will Smith donde él es un superhéroe.

Pero como seguramente han visto del trailer, Hancock no es ningún superhéroe corriente. Sí, puede volar, es indestructible y tiene la fuerza de un ejército... pero es un alcohólico y un patán. (Cabrón es la palabra que usan para describirlo en la película.) Cierto, detiene ladrones, salva ballenas, apaga incendios, pero en el camino causa millones de dólares en daños. Trata mal a la gente, bebe como un pescado, y jamás sonríe. Yo lo comparo con el doctor House: te cae malísimo, pero lo necesitas.


Todo eso empieza a cambiar cuando salva a Ray Embrey (Jason Bateman, de la serie
Arrested Development), un idealista relacionista público que ha quedado atrapado en las vías del tren. Ray ve a Hancock como su oportunidad de cambiar al mundo, y se decide a limpiar su imagen. Convence al malhumorado superhéroe a servir un tiempo en prisión, donde inmediatamente se gana la antipatía de los reos, en especial un gigantesco cliché de preso que, para citar a Roger Ebert, nunca ve las noticias o no habría tratado de convertir a Hancock en su víctima. Esta escena me tuvo riendo un buen rato.

Pero a partir de aquí, empiezan las cosas extrañas. Lo que empieza como una divertida comedia de acción repentinamente tiene un muy inesperado giro que, aunque funciona, me dejó pensando un poco más. Cierto, el director Peter Berg (quien antes había dirigido la fallida The Kingdom, así como The Rundown con Dwayne "The Rock" Johnson) tiene una habilidad para contar historias esencialmente humanas (vean la serie Friday Night Lights), de modo que la transición de comedia a comedia negra a drama y de vuelta a comedia, aunque extraño, ocurre sin ningún salto en lo absoluto, pero entonces, ¿para que mercadear la película como una ligera película cotufera?

La verdadera sorpresa viene de la esposa de Ray, Mary (Charlize Theron), quien desde el principio tiene una abierta y misteriosa hostilidad contar Hancock. Él no tiene idea de cómo surgió, sólo que fue hace 80 años. No envejece. Pero mientras le cuenta la historia a Ray, Mary se ve exponencialmente incómoda. ¿Qué sabe ella? La respuesta es parte de la diversión, ciertamente, de modo que no se los arruinaré.

Sí quiero destacar que fue bien refrescante ver a Will Smith no interpretarse a sí mismo, toda risa y broma. La crisis existencial de su personaje se traduce muy bien en su cara, y a pesar de todo Smith parece estarse divirtiendo con su trabajo. Theron... está...
buena. Pero además, sí se le ve cómo hay una actriz ganadora de un Oscar debajo del disfraz de madre suburbana con un secreto. Bateman lo hace bien, pero se parece demasiado a su personaje en Arrested..., el tipo que jura que podrá solucionar lo insolucionable.

Sí les digo esto.
Hancock es entretenida de principio a fin, pero no siempre funciona cuando una película se convierte en otra sin avisar. Esta no es Del Crepúsculo al Amanecer, de Robert Rodríguez.

Mientras tanto, en Internet...

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