Iron Man 3: El Ferrari no sólo tiene alma, tiene corazón
sábado, abril 27, 2013 | Etiquetas: 2013, cartelera, cine de acción, cómic, Marvel, reseña |
Marvel Studios finalmente arranca su Fase 2 con un doblete para este año. En noviembre tendremos la secuela Thor: The Dak World, y este verano arrancó con la tercera en la trilogía de, como se le llamaba en mis tiempos, El Hombre Invencible. Las aventuras de Tony Stark arrancaron por allá en 2008 la oleada de éxitos de los estudios Marvel que culminó en la increíble apuesta que fue The Avengers el año pasado. La segunda parte es considerada una de las más débiles de la hilera, así que la tercera esperaba mejorar eso, en especial con el cambio de Jon Favreau a Shane Black (Kiss Kiss Bang Bang) en la silla del director. ¿Cómo les fue?
Tony (Robert Downey Jr.) está recordando los eventos en Nueva York y eso le está causando ataques de ansiedad, pues finalmente tiene que lidiar con su propia mortalidad, sin mencionar que no sabe si, llegado el caso, pueda defender “la única cosa sin la que no soy capaz de vivir”: su adorada Pepper Potts (Gwyneth Paltrow). Ahora tanto él como el mundo se enfrentan a una amenaza terrorista peor que Bin Laden, en la figura del Mandarín (Ben Kingsley), que tiene a War Machine –ahora llamado Iron Patriot (Don Cheadle)—corriendo por el mundo tratando de detenerlo. Y a Tony le surgen dos figuras de su pasado: un ex romance (Rebecca Hall) que trabaja en una increíble tecnología regenerativa, y un misterioso empresario/científico llamado Aldrich Killian (Guy Pearce), junto con su igualmente misterioso guardaespaldas Savin (James Badge Dale). Cuando Tony ve su mundo literalmente destrozado, ahora no sólo tiene que reconstruirlo; tiene que retribuirle.
Black ya había trabajado con Downey antes, y la comodidad con la que el hombre se desenvuelve en esta película lo hace evidente, no sólo por el hecho que es la quinta vez que interpreta al personaje (aún no le llega a Hugh Jackman con Wolverine, que lleva siete), sino porque Black simplemente lo deja ser… él. Mucho de lo que se criticó de Iron Man 2 fue el tamaño de pajúo que aparenta ser, y eso se bajó bastante aquí, imagino que precisamente porque Tony está en otro sitio de su vida ahora. Sigue siendo un poco demasiado arrogante para su bien a veces.
El problema con IM3 vuiene a raíz del libreto, escrito por el propio Black junto con Drew Pearce, quien escribió episodios de la serie No Heroics y el guión de Pacific Rim, además de también anunciarse que escribirá el de Sherlock Holmes 3. Hay algunas inconsistencias en el ritmo de la película que le podría perdonar, más allá de lo larga que se siente (o quizá es precisamente por eso que se siente tan larga), aunque agradezco que se trate más de un thriller de espionaje que algo de ciencia ficción, donde Iron Man tiene que vencer a un tipo con una armadura mejor que la suya.
Pero lo que no se les perdona (y decir más sería un spoiler) es el tratamiento que le dan al Mandarín. Lo único que sí diré es que Ben Kingsley sigue siendo uno de mis actores favoritos, y me encanta que el hombre se pueda divertir en cualquier cosa que haga. (Resalta el texto siguiente si quieres revelar el spoiler.) Spoiler Pero convertir al Mandarín, que es el mayor enemigo de Iron Man en los cómics, en una simple máscara, en un actor borracho mientras otro es el verdadero villano, me pareció muy desilusionante. Lo entiendo, en los cómics el Mandarín usa magia, que no es consistente con el universo que las películas han creado, pero me pareció el equivalente al twist en La Aldea, de M. Night Shyamalan: lo ves y, en vez de “¡BICHO! ¡Qué arrecho!”, dices “¡¿AH?! Ah, ok. Este… wow”. Fin de spoiler
Igual puedo decir de Guy Pearce, un actor que está lentamente entrando en ese rango que no importa si la película es mala, él nunca lo será. Así que en una película buena, el hombre es genial. Lo que más me gustó de Aldrich Killian es que el hombre se ve que es despiadado pero jamás pierde ni su encanto ni su sentido del humor, ni siquiera cuando podría estar perdiendo.
Cheadle está cruelmente relegado en esta película, y extrañé muchísimo la dinámica entre él y Downey que empezaba a verse en la 2 luego que Cheadle reemplazó a Terrence Howard como Rhodey (sin ser gran mejora, la verdad; la química entre Downey y Howard era genial). Paltrow debe haber gozado de lo lindo en esta, en cambio, pues se le da mucho más para hacer. Y nena, ¡esos abdominales!
Iron Man 3 no sufre de la “secuelistis” de la segunda parte ni se siente tan ligada al resto de las películas de Marvel como sus predecesoras (sí, hay una escena al final de los créditos –de los muy largos créditos—pero no enlaza tampoco) más allá de las menciones a Nueva York (de hecho el reto que tiene Tony es que no puede llamar a los Vengadores para ayudarlo). Pero creo que se habría beneficiado de bajarle un poquito al tiempo de duración, que se siente excesivo y le resta dinamismo a la película a veces. Pero no se puede dudar que Black la hace tan divertida como cualquiera del canon, que es como una película de Iron Man se debería sentir. Decente inicio para la Fase 2.
Tony (Robert Downey Jr.) está recordando los eventos en Nueva York y eso le está causando ataques de ansiedad, pues finalmente tiene que lidiar con su propia mortalidad, sin mencionar que no sabe si, llegado el caso, pueda defender “la única cosa sin la que no soy capaz de vivir”: su adorada Pepper Potts (Gwyneth Paltrow). Ahora tanto él como el mundo se enfrentan a una amenaza terrorista peor que Bin Laden, en la figura del Mandarín (Ben Kingsley), que tiene a War Machine –ahora llamado Iron Patriot (Don Cheadle)—corriendo por el mundo tratando de detenerlo. Y a Tony le surgen dos figuras de su pasado: un ex romance (Rebecca Hall) que trabaja en una increíble tecnología regenerativa, y un misterioso empresario/científico llamado Aldrich Killian (Guy Pearce), junto con su igualmente misterioso guardaespaldas Savin (James Badge Dale). Cuando Tony ve su mundo literalmente destrozado, ahora no sólo tiene que reconstruirlo; tiene que retribuirle.
Black ya había trabajado con Downey antes, y la comodidad con la que el hombre se desenvuelve en esta película lo hace evidente, no sólo por el hecho que es la quinta vez que interpreta al personaje (aún no le llega a Hugh Jackman con Wolverine, que lleva siete), sino porque Black simplemente lo deja ser… él. Mucho de lo que se criticó de Iron Man 2 fue el tamaño de pajúo que aparenta ser, y eso se bajó bastante aquí, imagino que precisamente porque Tony está en otro sitio de su vida ahora. Sigue siendo un poco demasiado arrogante para su bien a veces.
El problema con IM3 vuiene a raíz del libreto, escrito por el propio Black junto con Drew Pearce, quien escribió episodios de la serie No Heroics y el guión de Pacific Rim, además de también anunciarse que escribirá el de Sherlock Holmes 3. Hay algunas inconsistencias en el ritmo de la película que le podría perdonar, más allá de lo larga que se siente (o quizá es precisamente por eso que se siente tan larga), aunque agradezco que se trate más de un thriller de espionaje que algo de ciencia ficción, donde Iron Man tiene que vencer a un tipo con una armadura mejor que la suya.
Pero lo que no se les perdona (y decir más sería un spoiler) es el tratamiento que le dan al Mandarín. Lo único que sí diré es que Ben Kingsley sigue siendo uno de mis actores favoritos, y me encanta que el hombre se pueda divertir en cualquier cosa que haga. (Resalta el texto siguiente si quieres revelar el spoiler.) Spoiler Pero convertir al Mandarín, que es el mayor enemigo de Iron Man en los cómics, en una simple máscara, en un actor borracho mientras otro es el verdadero villano, me pareció muy desilusionante. Lo entiendo, en los cómics el Mandarín usa magia, que no es consistente con el universo que las películas han creado, pero me pareció el equivalente al twist en La Aldea, de M. Night Shyamalan: lo ves y, en vez de “¡BICHO! ¡Qué arrecho!”, dices “¡¿AH?! Ah, ok. Este… wow”. Fin de spoiler
Igual puedo decir de Guy Pearce, un actor que está lentamente entrando en ese rango que no importa si la película es mala, él nunca lo será. Así que en una película buena, el hombre es genial. Lo que más me gustó de Aldrich Killian es que el hombre se ve que es despiadado pero jamás pierde ni su encanto ni su sentido del humor, ni siquiera cuando podría estar perdiendo.
Cheadle está cruelmente relegado en esta película, y extrañé muchísimo la dinámica entre él y Downey que empezaba a verse en la 2 luego que Cheadle reemplazó a Terrence Howard como Rhodey (sin ser gran mejora, la verdad; la química entre Downey y Howard era genial). Paltrow debe haber gozado de lo lindo en esta, en cambio, pues se le da mucho más para hacer. Y nena, ¡esos abdominales!
Iron Man 3 no sufre de la “secuelistis” de la segunda parte ni se siente tan ligada al resto de las películas de Marvel como sus predecesoras (sí, hay una escena al final de los créditos –de los muy largos créditos—pero no enlaza tampoco) más allá de las menciones a Nueva York (de hecho el reto que tiene Tony es que no puede llamar a los Vengadores para ayudarlo). Pero creo que se habría beneficiado de bajarle un poquito al tiempo de duración, que se siente excesivo y le resta dinamismo a la película a veces. Pero no se puede dudar que Black la hace tan divertida como cualquiera del canon, que es como una película de Iron Man se debería sentir. Decente inicio para la Fase 2.
Iron Man 3: El Ferrari no sólo tiene alma, tiene corazón
2013-04-27T07:49:00-04:30
Juan Carlo Rodriguez
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