Kickstarter, o "quién necesita el sucio dinero de los estudios"

domingo, febrero 24, 2013 |

A menos de que hayas estado pendiente de, sabes, todo lo demás que ocurre en Venezuela y el mundo, seguro conoces Kickstarter, el servicio que invita a gente normal y mundana a fundar proyectos de diversa naturaleza a cambio de algún beneficio. Estos proyectos van desde nuevas compañías, nuevos inventos, nuevos juegos y sí, nuevas películas. Dependiendo del nivel de tu generosidad, recibes un premio, como muestras gratuitas o pases a las premiere. Hasta las super modelos se han metido de lleno en el asunto, buscando esa nueva experiencia. (Vean el enlace y cállense.)

 

Como para demostrar que su dinero no se está botando por el bajante, algunos cortometrajes fundados en Kickstarter ya han recibido reconocimientos importantes en las ceremonias de premiación, incluso en el Oscar. Incidente en Nuevo Baghad ganó el premio a Mejor Cortometraje Documental en el festival de Tribecca en 2011, además de ser nominada al Oscar en la misma categoría; igualmente The Barber of Birmingham y Sun Come Up fueron fuertes contendoras por la estatuilla dorada. Este año no sólo hay tres proyectos así nominados, hay una que muy posiblemente gane.

 

Inocente sigue a una inmigrante ilegal e indigente de 15 años y su lucha por triunfar como artista.

 

Kings Point muestra la vida de seis adultos mayores que viven en una comunidad de retiro para pintar un retrato sobre volverse viejo en EEUU.

 

 

 

Y por último, Buzkhashi Boys es el más claro contendiente para ganar el Oscar en mejor cortometraje. Narra la historia de dos niños amigos que sueñan con ser los mejores en buzkhashi, el deporte tradicional de Afganistán donde se juega polo con el cadáver de una oveja o cabra. Roger Ebert quedó fascinado con ella; "la nominada más fuerte”, la llama.

 

 

Kickstarter no es que no tenga detractores, y fuertes. El blog tecnológico Gizmodo es uno que sencillamente “terminó con Kickstarter” hace unos meses, como escribió el editor Joe Brown. Brown recordaba cuando vivía en San Francisco, donde “todo el mundo tenía una idea que cambiaría el mundo y la mitad de esas personas intentaron convertir esa idea en realidad”.

Esa sensación de inspiración es parte de por qué solía encantarme Kickstarter. Era como si todas partes pudieran ser San Francisco. Excepto una cosa: en SF, para sacar tu compañía de la cocina, necesitabas ahorrar y gorronear y suplicarle a tus padres que te dieran plata y convencer a tus amigos cual Tom Sawyer para que te ayuden y sudar por meses y luego hacer un prototipo y luego la parte más difícil: Conseguir dinero semilla para tu producto. Mucha gente fracasó. Muchos tuvieron éxito –y los que lo hicieron tuvieron el apoyo y la sabiduría de unos panas bien inteligentes que los ayudaban a refinar sus productos y convertirlos en algo que no atapuzaría la Tierra con más porquería inútil.

Brown sigue quejándose que ahora en Kickstarter “a los únicos que tienes que convencer que tu idea vale la pena convertir en realidad es una horda de simplones babeados y optimistas”. Y es cierto, al menos desde el punto de vista de productos: ¿cuántos estuches para iPhone, jabones especiales, sujeta termos y afines necesita el mundo?

 

Pero en cine, sin embargo, es otra cosa. Para cualquier idiota que tenga una idea para hacer una película, existe YouTube. La gente que pide ayuda para hacer sus películas en Kickstarter se están saltando el proceso de suplicarle dinero a un estudio, una comisión o, en el caso venezolano, al Centro Nacional Autónomo de Cinematografía. Lo único que necesitaban era un buen trailer y mostrar una buena sinopsis; lo demás era convencer a la gente que los ayudara, lo que, en el caso de un muy generoso contribuyente que soltó 10.000 dólares para Buzkashi Boys, incluyó, además de un DVD autografiado, una franela conmemorativa y otras cositas, un viaje a Afganistán para ver un partido de buzkashi con todos los gastos pagos. Adicionalmente, tienen el apoyo de los blogs de cine, que de vez en cuando avisan de un proyecto interesante; Film School Rejects, Firstshowing.net y The Documentary Blog, entre otros, todos destacan semanalmente películas que necesitan apoyo del público para salir a la luz pública.

 

Si en efecto Buzkashi Boys gana un Oscar este domingo, creo que puedo confiar en que el nivel de películas de lo que hay en Kickstarter aumentará (de hecho, ya lo está haciendo: Paul Schrader, director de Taxi Driver, está fundando una película basada en una novela de Bret Easton Ellis, de Psicópata Americano, llamada The Canyons por ahí –y no me van a creer lo que están ofreciendo a los que ayuden a financiarla. ¿Quieres cenar con él para que te cuente?). En total, la gente ha dado a través de Kickstarter más de 100 millones de´dólares para películas. Una versión de Kickstarter necesita hacerse disponible en todo el mundo, y pronto. Me emociona pensar cuánto podrá salir de las escuelas del cine del país si cualquiera que quisiera pudiera lanzarles “una ayudaíta” para que la hicieran.

Mientras tanto, en Internet...

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