Priest: ¿Así sirves a tu Dios?

sábado, mayo 14, 2011 |

priest_ver9_xlg Esta moda de los vampiros no tiene ninguna pinta de terminar o de siquiera bajar el ritmo. Lo que agradezco es que son más de los sangrientos y peligrosos los que vienen que los que brillosos con complejo de pelota de discoteca emo (Dios, cómo quisiera que “sparkly” tuviera una mejor traducción). Lo que lamento es que la más reciente película en traernos a los coñemadres chupasangres es que, aunque los vampiros son bien aterradores, no está a su altura.

Priest se desarrolla en un mundo paralelo, en un futuro distópico (como si hubiera otro para Hollywood), donde hombres y vampiros han estado en guera desde que la Historia se  escribe. La Iglesia entrenó a un grupo élite de guerreros con extraordinarios reflejos llamados Sacerdotes para acabar con los vampiros antes que la humanidad fuera exterminada. Cuando la ventaja finalmente fue para los humanos, los vampiros que quedaban fueron puestos en reservaciones junto con sus esclavos equis[7]los Familiares, los humanos que quedaban vivían en ciudades amuralladas, y los sacerdotes fueron desbandados por la Iglesia que los creó, temerosa que pudieran alzarse en su contra.

Un sacerdote en particular (Paul Bettany), al igual que sus hermanos, ha debido vivir una vida solitaria en busca de trabajos mediocres para sobrevivir –hasta que recibe la visita de Hicks, (Cam Gigandet de Twilight) el alguacil del pueblo donde vive su hermano Owen (Stephen Moyer) con su esposa Shannon (Mädchen Amick) y su hija Lucy (Lily Collins). Hicks le informa lo impensable: la familia de Owen fue atacada por una horda de vampiros andante, Shannon está muerta, Owen está mal herido y se han llevado a Lucy. El Sacerdote le pide al líder del clero, Monseñor Oelas (Christopher Plummer) que le devuelva su autoridad para poder cazar a los vampiros y rescatar a su sobrina, pero el insinuar que los vampiros no están vencidos iría en contra de la idea que la Iglesia protegería a la humanidad, de modo que por supuesto que le niegan el permiso. “No hay más vampiros”, es la respuesta, a pesar de la protesta de otro miembro del clero (Alan Dale). Aún más obvio, el Sacerdote se une a Hicks y a otra sacerdotisa (Maggie Q, de Nikita) para rescatarlos –sin saber que se enfrentarán a Blackhat (Karl Urban), una especie de vampiro que nunca habían visto antes.. ¿o sí?

Bueno ese es uno de los “twists”, pero 90% de lo que tiene Priest es algo que hemos visto antes, puesto en un guión generalmente mediocre del debutante Cory Goodman. El diálogo roza en lo pueril, a veces hasta en lo cursi o trillado (¿que Urban no merece e más líneas que “Únete a mí, hermano”?) y nunca explora lo que podría ser una interesante dicotomía del personaje de Bettany: es un hombre de Dios que disfruta de matar. El otro “twist” tampoco es explorado más a fondo, lo que ayudaría a interpretar el grado de sacrificio de Bettany. No, simplemente le da una oportunidad de sonar preocupado o mortalmente “zen”, y Bettany es un genial actor que puede hacer mucho más.

Los diseños de los escenarios sí son ciertamente buenos, con algunos asomos de Dark City y Blade Runner en algunos casos, y estos nuevos vampiros son una original mezcla de reptil, humano e insecto, con  algunos rasgos de los Velociraptor de Jurassic Park (parecen comunicarse por sonidos, lo que sería lógico ya que carecen de ojos). Pero este escenario, tan bien presentado en el cómic original del coreano Min-Woo Hyung, necesitaba un mejor director que Scott Stewart, quien ya había dirigido a Stewart en Legion. Lo siento, pero muchos ángulos abiertos, ediciones rápidas y cámara lenta en peleas no hacen una película de acción decente. Stewart tiene mano pesada para dirigir, mostrándonos todo sin ninguna sutileza o imaginación, y de pana no sabe filmar una pelea (estoy convencido que las dos mejores escenas, una inicial en una reservación y otra en un panal de vampiros, salieron así por accidente).

Tampoco es que le dé a sus actores muchísimo que hacer. Gigandet, quien de por sí no es ningún actor shakespeariano, se limita a parecer precupado o servir para explicar detalles sobre cómo matar vampiros, pero de resto es bien inútil. Maggie Q interpreta su usual papel de guerrera atormentada, y sus escenas con Bettany, que deberían hacerte añorar porque pudieran estar juntos, se pierden por su superficialidad. Urban es el único que parece divertirse, y al principio se ve convincentemente aterrador, pero lo muestran tanto en las sombras que ya cuando es completamente revelado no pude evitar pensar, “No me jodas…” Igual no tiene mucho que hacer.

Bettany, por su parte, hace su papel convincentemente, con un muy, muy sutil sentido del humor y lo bastante “bad-ass” ´para convencerme que este es un Jedi en la Tierra. Pero el guión le da tan poco que hacer, y hay tantas cosas que él pudiera haber hecho que no hace, junto con tantas otras cosas (¿por qué no se exploró el mito de los vampiros más? ¿El hecho que habían varios tipos? ¿Si vas a criticar a la Iglesia, te vas a limitar con el hecho que ahora las confesiones son por televisión, como para demostrar lo distantes que se han vuelto con su comunidad?)

Priest termina de forma abierta para una secuela, y considerando cómo la crítica se la ha comido, dudo mucho que se haga. Y es algo lamentable, pues este es un mundo que sí tiene potencial para ser interesante. (de hecho sí lo tiene: una extraordinaria introducción animada por Gendy Tartarkovsky que pueden ver aquí). Pero por favor, Stewart… vuelve a los efectos especiales mejor, como director eres excelente actor.

Mientras tanto, en Internet...

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