Hermanastros: mantenerse joven no puede ser tan importante

viernes, septiembre 19, 2008 |

Hola. Soy Juan Carlo Rodríguez. Tengo 37 años y aún vivo con mis padres. ¿Y qué? Soy latino, por estos lados se espera que uno se quede en casa hasta que se case o hasta que se gane el Kino. Adivinen de cuál estoy más cerca. Pero para la sociedad estadounidense, soy una especie de freak. Verán, para el público americano es normal que a los 19 el chamo ya esté viviendo fuera de la casa. Ya por ahí se puede ver por qué Hermanastros fue tal éxito de comedia en Estados Unidos cuando la estrenaron. Digo, ¿no es de locos que alguien tenga casi 40 años y aún viva con su madre?

Esta es la segunda vez que Adam McKay dirige a Will Ferrell y John C. Reilly, luego de que
Talladega Nights fuera lo que fue. Ahora, para rematar, están bajo la producción de Judd Apatow, que ya está establecido como el actual rey de la comedia gracias a Virgen a los 40, Ligeramente Embarazada y Supercool. De modo que les advierto de una vez: el cerebro puede que les estorbe si van a ver esta película. Apáguenlo. O mejor, déjenlo en casa.

Ferrell es Brennan, quien vive con su madre Mary (una hilarante Mary Steenburgen), una madre divorciada. Reilly es Dale, que no ha querido salir de la casa de su padre Robert (el siempre confiable Richard Jenkins), un médico viudo. Cuando Mary y Robert se conocen, se enamoran y se casan, Dale y Brennan son obligados a compartir un techo, algo que nunca han hecho antes: Dale es hijo único y Brennan tiene un hermano menor, Derek (Adam Scott), que por ser un exitoso empresario se mudó desde temprano. Ahora hay asuntos de invasión de espacio, dónde duerme quién, y cosas por el estilo. Esto puede ser la guerra.

¿La trama? Parece haber alguna —algo de lograr abrir una empresa por ellos mismos— pero es tan irrelevante como remos en un velero. No, esta es una película hecha para que Ferrell y Reilly puedan payasear durante los 90 y tantos minutos que dura la cinta. Y vaya que payasean. De formas sumamente gráficas. Se los digo así, yo nunca habría usado eso para tocar una batería. Y juren que jamás en la vida despertaré a un sonámbulo. Y pana, el que tenga que tirarse uno así, que salve el alma, porque el cuerpo lo perdió.

La película es colegialmente divertida, lo que quiere decir que se nota que es Apatow quien está moviendo las cuerdas detrás de escenas. McKay sabe sacar provecho de sus actores, y sabe montar escenas extrañamente conmovedoras. Pero esto es todo de los actores, y no me refiero nada más a los protagonistas. Steenburgen, a quien tan seria recordamos en cintas como Philadelphia, dice groserías como un malandro de barrio al punto de su desesperación a la vez que logra transmitir la abnegación de una madre. Jenkins es uno de esos actores de carácter que logra hacer un buen trabajo sin importar qué, y cuando pierde la paciencia es digno de verse. Y es  Scott quien logra su mejor papel como el arrogantísimo hermano menor de Ferrell; no hay momento en que no quieres lanzarle una pedrada en el ojo.

En cuanto a los protagonistas, esto no es nada de lo que Ferrell no haya hecho antes. Imagínense su papel en Elf llevado al extremo grotesco en vez del dulce y encantador. Claro, eso no es malo; Ferrell ha demostrado ser divertido con el guión correcto (The Legend of Ron Burgundy, Talladega Nights funcionan; Semi Pro, no). Es Reilly el que se lleva los aplausos para mí, pues es increíble que este pana pueda estar en un serio drama como Pandillas de Nueva York o Boogie Nights y pueda sacar risas de una manera tan poco forzada como aquí o en la mentada Talladega Nights. Sin embargo, los dos no se cancelan el uno al otro cuando están juntos; más bien es una sutil competencia para ver quién es el más infantil. Es el hecho de que estén en casi permanente competencia —aún cuando se la llevan bien— lo que puede que haga la película un poco dura de tragar. Digo, al principio es divertidísimo de ver —nada como ver la pesadilla del colegio revivirse en gente de 40 que no eres tú— pero ya llega un momento en que cansa tanto infantilismo. Sé que era la idea, seguro, pero esta película no debió sentirse larga. Divierte, y bastante, pero llega un momento en que desespera.

1 críticas y comentarios:

Carmen M. Mesa R. (Adictísima) dijo...

Coño! no, no, no, no y no! Admito que soy una mujer paciente y genial (modestia aparte) pero la estupidez y el infantilismo me enferman. Es que ni para relax con este cerebro mío en permanente funcionamiento.....No, no, no, definitivamente no puedo con esta película.

Nada que veeeeeeeeeeeeeeeerrrrr!

(BTW, escrito por otra freak feliz. Qué te puedo decir, el Kino se sigue negando)

Saludos,

Mientras tanto, en Internet...

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