Rush: Ojalá la F1 fuera así para mí

sábado, octubre 05, 2013 |

rush_ver2Admito que la Fórmula Uno me parece uno de los más rutinarios y aburridos deportes de todos. No me insulten o se sientan mal, me siento así respecto a cualquier deporte que involucre carreras largas. No entiendo la fiebre por ellas. O no la entendía, hasta que vi Rush.

 

Ron Howard es un director completamente aceptable para mí. El hombre sabe agarrar emociones y hacer que las vivas como si estuvieras en el sitio. Así me pasó con su Apolo 13, así siento su Una Mente Brillante. Con Rush está tomando caminos familiares, pues está tomando una historia existente y la “hollywoodiza”. Aunque por lo que he leído, la temporada de la F1 de 1976 ya de por sí era digna de Hollywood; me sorprende que se hayan tardado así en hacer una película.

 

decenteEsa temporada se centró en la rivalidad de los dos más talentosos corredores que el deporte ha visto: el austríaco Niki Lauda (Daniel Rühl) de Ferrari, frío, calculador y con un conocimiento casi robótico de cómo correr, y el inglés James Hunt (Chris Hemsworth) de McLaren, arriesgado, carismático, fiestero e incapaz de darse por vencido. Se tropezaron primero en la Fórmula 3, y desde entonces siempre competían el uno contra el otro, decididos a superarse. En el camino, en especial después de un incidente el 31 de agosto de 1976, ambos se dieron cuenta de dos cosas: había algo más importante que ganar, y lo que empezó como un odio encarnizado terminó en un gran respeto.

 

No pienso caerles a coba: Rush toca cada cliché de una película deportiva que se puedan imaginar. El frío campeón que logra relajarse al conseguir el amor (en este caso, Alexandra María Lara), el fortachón cuyo constante fiesteo le puede costar la corona y le cuesta su matrimonio (con Olivia Wilde). Pero Howard y su guionista Peter  Morgan (con quien ya colaboró antes en Frost/Nixon) ponen el mismo esfuerzo en desarrollar a los dos personajes principales y capturan detallitos sobre cada uno que hace que en un momento apoyes a uno, y luego al otro. Ayuda que Rühl y Hemsworth están al tope de su juego, para usar una expresión gringa. Rühl siempre ha sido bastante bueno, ya sea en la que nos introdujo a su talento, Goodbye Lenin, o como el encantador nazi en Inglourious Basterds. Aquí es difícil que te caiga bien, algo que todo el mundo dice es una fiel imitación a Lauda; el hombre era abrasivo y directo, aunque tenía su sentido del humor. Rühl lo retrata como un hombre decidido a triunfar, sin tiempo para más nada, hasta que….

 

Por su parte, esta debería ser la película que demuestre que Hemsworth es mucho más que Thor, aunque ese vaya a ser su papel más famoso. ¿Recuerdan esa escena donde Thor dice que simplemente quiere ir a casa? Hemsworth tiene varios momentos así aquí, donde no tiene miedo de mostrarse como un gigante vulnerable, a pesar de su tamaño. Su Hunt hace ver a todos que es el evidente ganador, qué con esa sonrisota y tal, pero muy adentro de sí es tal su miedo al fracaso que prefiere divertirse primero.

 

Y por supuesto, las escenas de las carreras. Cada carro que pasa la sientes en los huesos. Howard te mete ahí con los pilotos; casi puedes oler el aceite. Cero ángulos extraños, simplemente te muestra la acción done tiene que ser. Y saben qué, para ser una película sobre corredores de F1, son sorprendentemente pocas las carreras en Rush. Y quizá ese sea su mayor triunfo: está mostrando el drama humano, en vez de las competencias como tal. Las actuaciones principales son los que llevan esta película al final, aún  más que los increíbles carros.

Mientras tanto, en Internet...

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