Black Swan: Nunca el ballet fue tan aterrador

martes, abril 26, 2011 |

Aunque la respuesta masculina promedio de un hombre al ballet debe ser "Ugh", yo igualmente fui hace varios años a ver una producción de El Lago de los Cisnes en el teatro Teresa Carreño a solicitud de la señorita con la que salía en ese entonces, y debo reconocer que pude ver el atractivo que pueda ejercer: la perfecta coordinación, la gracia de algunos momentos, la grandilocuencia de las secuencias. Y luego de ver Cisne Negro, esas bailarinas someten sus cuerpos al infierno. Ya se habían burlado de eso en la película de Dwayne Johnson The Game Plan (que ahora veo que está en YouTube... ¿como para qué?), pero cuando se toma en serio... wow.

Nina (Natalie Portman) es una bailarina para una compañía en Nueva York cuyo director, Thomas Leroy (Vincent Cassel) ha decidido hacer una nueva versión de Lago de los Cisnes, llevado a lo básico. "Sexy", les dice. "Cruda". Nina ha estado al frente de la compañía desde hace mucho y es obsesivamente perfeccionista, lo que la ha hecho la nueva consentida de Thomas ahora que Beth (Winona Ryder) ya está más allá de sus años.

Thomas tiene una idea: la protagonista principal interpretará tanto al angelical Cisne Blanco como al malvado Cisne Negro, quien según él debe exudar sensualidad. Nina, aunque tiene talento hasta por los poros, también tiene una personaldiad reprimida sexualmente, sin duda gracias a su un poco más que un poquito obsesiva madre (Barbara Hershey), que aún la trata como a una niña. Es por eso que Thomas empieza a ver a Lily (Mila Kunis), una bailarina recién llegada que no tiene ningún problema en el departamento de la sensualidad. La presión de tener el papel principal a como dé lugar --y el hecho de liberararse de la prisión que es su vdia-- empiezan a llevar a Nina por un camino que nunca pensó encontrar en su mente.

Lo puedo decir sin pena: esta película me encantó. Es como ver un carro corriendo en una autopista mojada: Tú sabes que esto va a terminar mal, pero es fascinante de ver. Además que Aronofsky puede mostrar el caos controlado de tal manera, sin mencionar que un psicólogo no podría mostrar la locura de mejor manera... Vean su filmografía, este es un hombre que le gusta mostrarnos personajes torturados, sea Ellen Burstyn en Requiem for a Dream, Hugh Jackman en The Fountain, Mickey Rourke en The Wrestler... Por cierto, el director ha dicho que esta es una pieza de compañía a la genial película sobre el luchador que envejece, diciendo que los dos mundos, a pesar de sus distancias, son increíblemente parecidos, por la manera en que ambos usan sus cuerpos en sus labores para expresarse.

Y expersarse hacen, en especial Portman, quien finalmente recibió un Oscar por su participación, al Diablo las acusaciones que pirateó las escenas de baile. La mujer es casi perfecta en su actuación. Ella de por sí tiene una cara sumamente dulce y expresiva. No le da miedo sangrar, figurativa y literalmente hablando, en escena, mientras logra mostrar una perfecta mezcla de miedo, determinación y sensualidad, a veces en una misma escena. En cierta escena que uno no está demasiado seguro de lo que estamos viendo, nos sentimos auténticamente preocupados por ella, pero nos ha demostrado tanta determinación que en vez de querer abrazarla y protegerla --que es lo que su madre quisiera que hiciéramos-- alternamos entre animarla a que siga o a decirle "Jódete, te lo buscaste". Pero es imposible no relacionarse con ella, si nos ponemos a pensar cuántas veces hemos querido complacer a equis grupo de gente, sea padres, amigos o compañeros de trabajo, actuando de maneras con las que no estamos del todo cómodos. ¿O es que no decimos que vivimos en un mundo donde muchas veces sientes que debes pisar al contrario para ascender? Y más aún en el mundo del ballet, donde cada bailarina sabe que su vida útil termina cuando aún se es relativamente joven.

Nina se decide a triunfar en este mundo sin hacerle trampa a nadie ni besarle el culo a nadie, lo que quizá es lo que empieza a cobrarle en su sanidad, en espcial cuando empieza a tener probnlemas para diferenciar la realidasd de lo que hay un su mente. Es increíble a los extremos que Portman fue para lograr mostrarnos este descenso; acompaña a Aronofsky en cada invento del genial director para crear una reacción en su público, y son muchos. Y es por eso que ese Oscar está mucho, muy merecido; esta niña se ha estado luciendo en casi todo papel que hace desde El Profesional (la puedo perdonar por La Venganza de los Sith--pero creo que me costó).

Mila Kunis, por su parte, definitivamente no quiere que la sigan asociando sólo con Jackie; aquí realmente se luce, con una imagen más seria de su personaje despreocupado y agresivamente independiente en Forgetting Sarah Marshall, con un tono mucho más serio. Es el perfecto contraste con Nina, y uno nunca está seguro si de verdad quiere ser su amiga o si está buscando joderla. (Y sí, la escena que ven en el trailer entre Kunis y Portman es real y va más allá. Muuuucho más allá.)

Casell fue mi único desilusión, aunque el guión (por Mark Heyman --con quien Aronofsky trabajó en The Wrstler--, Andrés Heinz y John J. McLaughlin) tampoco es que le da mucho. El hombre es uno de los actoers franceses más versátiles en la actualidad, y aquí se le da el papel de un villano común y corriente al que ni siquiera sabemos si es el villano. Es una lástima que haya tenido que echar el cuento del Lago de los Cisnes al principio de la cinta; ¿me van a decir que hay bailarines profesionales que no se saben ese cuento ya? Eso es una falla del guión; al que se sabe la historia, parece de más, y al que no, no le va a interesar, considerando cómo se afincan más adelante en la importancia de distinguir entre lso dos cisnes.

De las nominadas al Oscar el año, ha sido la dirección de Aronofsky la que considero que más debió haber ganado, sin quitarle nada a David Fincher por su trabajo en Red Social, pero ciertamente en detrimento de Tom Hooper. El trabajo de éste en The King's Speech, maravillosa película que es, era sumamebnte simple y convencional, sin ningún riesgo; Aronofsky, en cambio, toma riesgos, es meticuloso y no tiene miedo de mostrar lo feo. Lloré discretamente cuando supe que no sería el director de la secuela de Wolverine, y espero de verdad que termine de conseguir una película que de verdad lo ponga en el mapa. Genial como es, Cisne Negro no será esa película sencillamente porque no es para todo el mundo, porque es auténticamente perturbadora. Quizá esa sea más que suficiente razón para que la vean.

Mientras tanto, en Internet...

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