Se entregaron los Oscar: ¿Y es que hubo algo que no te esperabas?

lunes, marzo 08, 2010 |


Sí, está bien, hubo una notable sorpresa y una menor en la 82ª entrega de los Premios de la Academia, que se entregaron anoche. Pero de resto, si yo hubiera escrito un guión de anoche, no creo que habría estado demasiado distante a lo que sucedió. Y ojo, no quiere decir que quienes hayan ganado no lo merezcan —no puedo decir que haya habido una ganada que me haya hecho molestar—, pero eran tan predecibles que daba rabia lo seguro que jugó la Academia esta vez.

Poner dos anfitriones resultó buena idea hasta un punto. Steve Martin y Alec Baldwin tienen talento cómico hasta las ñángaras, y sus comentarios tenían un excelente balance entre lo ácido y lo cómico, pero hubo muy poca irreverencia en sus actuaciones. Otra señal que este año decidieron “play it safe”. Pero lo hicieron con mucha naturalidad y carisma, así que fue aceptable.

Los premios en actuación de reparto no pueden haber tenido demasiada competencia: Christoph Waltz había tenido “Oscar” tatuado en su frente desde que Inglourious Basterds se estrenó en Cannes, creando uno de los más perfectos villanos de la historia del cine en Hans Landa, y Mo’Nique, al transformarse por completo para interpretar a la terrible madre from hell en Precious, no había dejado competencia a nadie, ni siquiera a Penélope Cruz o dos brillantes actuaciones salidas de Up In The Air (Anna Kendrick y Vera Farmiga). Estos premios no fueron una señal que la Academia quería hacer una declaración o redimirse de alguna manera; estos premios fueron de los más merecidos en una noche en que sólo uno podría ser cuestionable. Seguir las carreras de estos dos en su etapa post-Oscar —en especial la de Waltz, con todo el respeto a Mo’Nique— será muy emocionante a partir de ahora.

En cuanto a actuación principal, yo quiero pensar que había un poco más de competencia. Por el lados de los hombres, Jeff Bridges demostró que no hay quinto malo, luego de una carrera llena de geniales actuaciones donde el tipo exudaba lo cool que es. Su discurso de aceptación demostró que estaba genuinamente emocionado por recibir el premio, que se le reconociera su esfuerzo, pero nunca perdió la humildad que un Sean Penn podría haber mostrado (aunque debo reconocer que su discurso el año pasado estuvo bien adecuado). Mucha gente aspiraba a George Clooney (que por cierto; ¿cuál era la vaina que tenías tú con el camarógrafo, pana?) en Up In The Air o, aún más, Colin Firth en su elegante trabajo como un homosexual de closet que está lidiando con la pérdida (he ahí un premio que hubiera sido subversivo), ¿pero cómo quejarse de que alguien como Bridges haya ganado?

La parte de las damas es donde tiene que haber estado muy, muy cerca, pues todas merecían haber ganado. El problema de Helen Mirren es que The Last Station (un retrato de la vida de León Tolstoy, interpretado por el también nominado Christopher Plummer) no fue vista por mucha gente, y quizá la juventud de Gabby Sidibe y Carey Mulligan actuaron en su contra. Eso sólo dejaba a Meryl Streep y Sandra Bullock, quien fue la que finalmente ganó. Y este fue el único premio que podría someterse a discusión. No he visto The Blind Side, pero consideren que apenas 24 horas antes Bullock había recibido (e ido a recoger) un Razzie como PEOR actriz por All About Steve. ¿De verdad su actuación en el drama de fútbol es así de convincente que derrotó a una mujer que ha sido nominada 16 veces, cuta interpretación de la famosa chef Julia Childs fue casi perfecta? Por lo visto sí, pero a menos que ahora le suceda algo tipo Cuba Gooding Jr., cuya carrera está a un paso de volver a ser mesonero, es probable que esto sea lo que Bullock necesita para avanzar como actriz.

La parte de Mejor Dirección creo que nunca estaba realmente cuestionada. Con la excepción de Lee Daniels, quien no tenía ninguna oportunidad, sin importar lo bien que lo hizo en Precious (creo que mucho más se merecía la nominación Where The Wild Things Are), todos los nominados tenían razones de sobra para estar tranquilos. Pero al final, se quiso convertir en un drama entre ex esposos del que estoy seguro que Kathryn Bigelow y James Cameron se burlaban cada vez que medio escuchaban. Su divorcio fue muy amigable y se han apoyado mutuamente a lo largo de los años; de hecho, Cameron fue quien le dijo a Bigelow que dirigiera The Hurt Locker y la llenó de elogios, incluso durante los Globos de Oro. Así que Bigelow fue a su cita con el destino lista con todo, celebrando que al fin, cinco nominadas y 83 años después, una mujer era reconocida como mejor directora. Muy apropiado considerando que fue apenas minutos antes del Día Internacional de la Mujer. Excelente por Bigelow en realidad; ojalá esto de verdad despierte su carrera como es debido.

Ahora las sorpresas de la noche. La primera fue el premio a Mejor Guión Adaptado otorgado a Precious. Basado en una novela que su autora, la poetisa Sapphire, había rechazado convertir en una película hace muchos años, ciertamente fue un guión fuerte, pero venció todas las expectativas que tenía Jason Reitman de seguir el éxito de Up In The Air (que al final no ganó ningún premio). La mayor, y la que realmente causó alegría en este blog por el amor a lo latino, fue el triunfo de la película argentina El Secreto de sus Ojos por encima del vendaval casi perfecto que había sido La Cinta Blanca de Michael Hanneke. Sí lamento que el chiste del director Juan José Campanella (“Quiero agradecerle a la Academia que no haya considerado el Na’Vi un idioma extranjero”) no haya agarrado como es, pero de resto creo que fue muy justo que haya mencionado a la gente de Chile en su discurso. Muy bien hecho.

Por último, no puedo decir que me quejo del resultado de Mejor Película. Como dije ya en mi reseña, The Hurt Locker es mucho mejor película que Avatar. Pero dos cosas: el premio a Mejor Guión Original yo no lo calificaría como un chiste, pero creo que es el premio por el que estoy más en desacuerdo. No hay una historia como tal en The Hurt Locker, más bien optando por ser un estudio de personajes y mostrar una serie de secuencias de acción. Allí es donde más cojeó la que al final se llevó el premio máximo. Mi favorita personal —Inglourious Basterds— debió conformarse con el merecidísimo Mejor Actor de Reparto, pues ni siquiera en su segunda categoría más fuerte (guión original) lo logró. Pero Quentin dejaría de ser Quentin el día que la Academia lo llene de premios sin duda; y de todos modos, Basterds será estudiada y disecada por años después que Locker sea olvidada.

En resumen, la ceremonia recibe un 6 de 10. No estuvo particularmente entretenida, aunque los anfitriones hicieron un buen trabajo para mantener el ambiente light. Y el hecho de ampliar a diez la categoría de Mejor Película no creo que hizo ninguna diferencia notable y profunda, aunque fue muy bueno ver películas menores como Sector 9 y A Serious Man recibir las atenciones que recibieron. Sólo dos preguntas me cupieron en mi cabeza:

  1. Yo entiendo que era más una actriz de televisión, pero... ¿de verdad Farrah Fawcett no merecía estar entre los que perdimos el año pasado? ¿Menos que Michael Jackson?
  2. ¿En serio era preferible que volvieran los bailarines interpretativos a que pudiéramos escuchar las canciones nominadas?

Hasta el año que viene, pues...

Mientras tanto, en Internet...

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