A Christmas Carol: El mismo cuento, nueva interpretación
sábado, noviembre 07, 2009 | Etiquetas: 2009, animación, cartelera, opciones de cine, opinión, reseña |
Desde que Charles Dickens escribió y publicó un Cuento de Navidad por primera vez el 19 de diciembre de 1843, bajo el título A Christmas Carol in Prose, Being a Ghost Story of Christmas, pareciera que ha habido al menos una adaptación ocurriendo en el mundo cada año. Ha sido adaptada como ballet, ópera, obra de Broadway, teatro de mimos (sí, con Marcel Marçeau) y, por supuesto, películas. Han habido casi 30 adaptaciones cinematográficas desde 1901, donde el protagonista Ebenezer Scrooge o una adaptación suya ha sido interpretado por… Dios, creo que todo el mundo, desde Sir Laurence Olivier y George C. Scott hasta Rico McPato y Mr. Magoo, pasando por Bill Murray, Jack Palance y quién sabe cuántos otros. Este año hemos visto dos adaptaciones del clásico, aunque, para todos los efectos, voy a fingir que la primera nunca existió.
Cuando es una historia tan universalmente conocida, tienes dos opciones: o le das un pequeño “twist” (como con Scrooged, la de Murray) o la presentas de una nueva manera. Y Robert Zemeckis decidió aplicar la segunda, presentándola con su técnica de captura de movimientos para hacerla ver espectacular y, estoy convencido, ahorrar en salarios de actores, sin duda. Lo que logró fue un espectáculo visualmente encantador pero un poco flojo en su ejecución.
Si a estas alturas no saben de qué se trata, es el colmo, la verdad. Un mísero y amargado anciano prestamista (Jim Carrey) que ha decidido rechazar a la Navidad, amargando a todos los que lo rodean, incluyendo a su sobrino Fred (Colin Firth) y a su leal asistente Bob Cratchett (Gary Oldman). Es tal su despreciable actitud que su antiguo socio Jacob Marley (Oldman), muerto siete años antes, se le aparece como fantasma para advertirle que lo visitarán tres fantasmas, el de Navidad Pasada (Carrey), Presente (Carrey otra vez) y Futura (Carrey pero ni se nota) para tratar de enmendarlo.
Es una historia hermosísima, llena de mensajes en los que todos deberíamos reflexionar, como el hecho de que tanto Cratchett como Fred, a pesar de ser tan maltratados por el viejo Scrooge, siguen rezando por él y estando pendientes de él. El problema con la película de Zemeckis (y es suya, pues no sólo la dirigió sino que escribió el guión) es que pasa algunos momentos demasiado pendiente de lo bienq ue se ve, lo que distrae de la profundidad de la historia.
Si quieren evitar esto, les recomiendo que inviertan un poquito más y la vean en toda su gloria tridimensional, pues hay varias escenas que es obvio fueron diseñadas para explotar eso, como el viaje sobre las casas con el Fantasma de Navidades Presentes, o la persecución de un carruaje oscuro por las calles de Londres, o el vuelo con el Fantasma de Navidades Pasadas. Todo diseñado para que uno como espectador quede completamente envuelto en la experiencia. Claro, otras películas lo logran sin eso, pero qué importa…
Carrey demuestra un talento multifacético que los efectos especiales sólo aumentan, no ayudan. Aún como una versión más joven de él, nunca pierde la esencia del personaje, y aunque obvio que es asistido por computadora, las escenas en que interpreta dos papeles son igualmente convincentes. Oldman es asombroso como Cratchett, aún si es como medio metro más bajo de lo normal, pero hay una ternura en su rostro que uno no espera de sus facciones normalmente tan recias. Es increíble que este sea el mismo teniente Gordon de las Batman de Nolan, o el über-villano de Air Force One o The Proffesional. Y eso es algo que la animación no puede transmitir.
De hecho, Zemeckis insiste que esto no es animación como tal, lo que explicaría por qué ni El Expreso Polar ni Beowulf fueron nominadas al Oscar como tales. La técnica contribuye a que sus actores, en vez de simplemente prestar la voz, realmente tengan que actuar, con expresiones convincentes en su rostro y un auténtico lenguaje corporal. Pero si hay algo que otras películas tridimensionales antes que ella, como Coraline o Lluvia de Hamburguesas, o incluso Fuerza G hasta cierto punto, sí supieron hacer, fue dar igual fuerza al espectáculo visual como a la historia. Si no la pueden ver en 3D (como yo) puede que se aburran un poco en algunas secuencias. Claro, esta es una historia que merece que todas las generaciones la conozcan, así que igualmente creo que es una película que debe ser vista en cualquier situación que se pueda.
¿Pero no pudo haberse estrenado más cerca de la Navidad?