Bridesmaids: El estrés de una boda no le pega nada más a la novia

jueves, octubre 27, 2011 |

bridesmaids_xlgHabiendo pasado recientemente por una boda, puedo atestiguar lo estresante que puede ser el paso al altar. Porque más allá de considerar que vas a estar con alguien… POR EL RESTO DE TU VIDA… está el organizar un evento que nunca en tu vida pensaste que tendrías que organizar. Y estoy hablando del lado de los hombres, que supuestamente nos involucramos menos (sí, claro…). Del lado de las damas (no de la novia) siempre se ha dicho que hay además ese conflicto de emociones, entre querer ayudar a una amiga en el día más feliz de su vida, y la terrible pregunta: “¿Cuándo me toca a mí?” Damas en Guerra explora esa pregunta hasta el extremo absurdo pero, temiblemente, no descabellado. Total… estamos hablando de una comedia producida por Judd Apatow (Virgen a los 40, Superbad, Forgetting Sarah Marshall).



Annie (Kristen Wiig) está pasando por eso. Su negocio de pastelería se fue a pique, sus compañeros de cuarto son insufribles, y no está convencida que Ted (Jon Hamm) sea lo mejor para ella. Pero cuando su amiga de toda la vida Lilian (Maya Rudolph) le anuncia que está comprometida y le pide ser la dama de honor (madrina), pues nada –a echarle pichón.



decenteAsí que en medio de su crisis existencial, Annie debe tratar de guiar al cortejo de damas por la ceremonia, que incluye a Rita (Wendi McLendon-Covey) y Becca (Ellie Kemper), compañeras de trabajo de Lilian, a Megan (Melissa McCarthy), la marimacha hermana del novio, y a Helen (Rose Byrne) –quien de paso compite por ser la mejor amiga. Sí, ya eso es el colmo… Annie está por descubrir exactamente cuánto estrés una dama de honor puede tolerar. (Resulta que no es demasiado.)



Mucha gente comparaba Damas en Guerra con una versión femenina de ¿Qué Pasó Ayer?, por estar Apatow involucrado, llamadas de despedida de soltera y la firme etiqueta de “para adultos” que tenía. Pero el director Paul Feig (quien trabajó con Apatow en su serie de televisión Freaks & Geeks) tiene una mano más sutil que Todd Philipps, y el guión –escrito por la propia Wiig con su amiga Annie Mumolo— va más hacia el lado de los personajes que de las reacciones a una situación. Ya en ese aspecto es mejor que la segunda parte de The Hangover (ya sólo por ser más original), pero el problema de Damas es que hay menos escenas realmente divertidas y más que exploran el lado sensible de las relaciones humanas bajo estrés (sí, gente, Apatow tiene corazón).



Wiig siempre ha sido mi actriz favorita del reparto de la Radio Rochela gringa que es Saturday Night Live, sobre todo porque con todo y su encanto siempre parece que está al borde de hacer una locura. Pero aquí además demuestra que es una actriz competente, que no sólo es muy capaz de la comedia física, sino de momentos muy emotivos. Su química con Rudolph, quien siempre será otra de las cosas más cómicas de SNL, parece en efecto de años atrás, y no me extrañaría que sí lo fuera. Pero Wiig se luce con todo el mundo del elenco, desde la compleja “relación” que tiene con Hamm (en serio este hombre necesita más comedia… ¿han visto su trabajo en SNL? Hilarante) hasta la más agradable que tiene con un policía (Chris O’Dowd, de la genial The IT Crowd, casi irreconocible en su sensibilidad aquí), hasta la feroz competencia que tiene con Helen (Byrne está canalizando a Amy Yasbeck en cada parpadeo, así que Mel Brooks debe estar feliz). (Por favor no me digas que no sabes quién es Amy Yasbeck.) Creo que Wiig pronto seguirá el camino de Will Ferrell y tantos otros para dedicarse de lleno a su carrera cinematográfica (como si sus pequeños papeles en Adventureland y afines no fueran señal suficiente).



Pero quien se roba cada escena en la que está es McCarthy, y el hecho que está consiguiendo más trabajo es prueba de ello. Grande, ordinaria, escandalosa y ruda, se ve que su trabajo en Mike & Molly no es lo único que sabe hacer. Le da a cada marca de comedia en la nariz con la fuerza de un toro, y yo me reía cada vez que medio abría la boca para decir algo completamente inapropiado. Y mejor ni les cuento de la escena en el lavamanos…



Ahora que termino de escribir la reseña, no le veo tanta falta que Bridesmaids no me hizo reír a carcajadas constantemente como sí hizo The Hangover. Supongo que es porque reveló un lado menos oscuro de mí, que no me río tanto de las desgracias ajenas. No, aquí quien me hizo reír fue Wiig con su evidente talento para la improvisación,su sincronización para la comedia y la química con su elenco. Creo que una segunda visita a la película me haría apreciarla más, así que vayan y disfruten.

Mientras tanto, en Internet...

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