¡Y a tu papá también!
domingo, junio 15, 2008 | Etiquetas: cine, listas, opciones de cine, opciones de DVD |
Siempre me ha llamado la atención que mientras para Día de la Madre hay una enorme parafernalia mediática, comercial y espiritual, para Día del Padre la bulla es como más sosegada, quizá por lo mal que se portan algunos padres en el mundo ("padre no es sólo el que tiene un hijo"). Gracias a Dios por los que tenemos un padre que se ha fajado a ser lo mejor que puede llegar a ser. Y hay muchísimos ejemplos de padre ejemplar en el séptimo arte, quizá hasta más que en la vida real. Me costó mucho reducirlo a sólo cinco, pero aquí están. ¡Feliz Día del Padre!
Spencer Tracy/Steve Martin, El Padre del la Novia. ¿Trampa? Quizá. Pero este rol fue interpretado por dos clásicos actores en dos versiones de la misma película (la primera en 1950, la segunda en 1991 que además dio una secuela en 1993) de una forma tan distinta y a la vez tan conmovedora que es imposible para mí decidir cuál de los dos lo hizo mejor. Tracy se caracterizaba por su papel de viejo asentado en sus costumbres que pareciera que todo lo estresara; Martin es... bueno, Martin. Además admito que este es un papel al que temo me enfrentaré interpretar en un futuro, y puedo relacionarme. Un padre que ha tenido una relación muy cercana con su hija mayor ahora tiene que lidiar con el hecho de que se casa, y no hay razón lógica para detener la boda. Además de todos los extraños detalles que contribuyen con su estrés. Pero al final, simplemente acepta lo que todo padre (y madre) termina por entender: el polluelo debe abandonar el nido.
Gregory Peck, Matar a Un Ruiseñor. Quizá muchos de los que leen este blog ni siqueira han oído hablar de Gregory Peck. Eso es prueba de cómo algunas leyendas del cine no obtienen su justo beneficio. Peck, junto con Robert Mitchum, Rock Hudson y Humphrey Bogart, era el arquetipo de hombre rudo y decidido de Hollywood, por lo que su papel en la adaptación al cine de la única novela de Harper Lee fue una gran sorpresa al mostrarse como un hombre profundamente inseguro pero con grandes valores morales. Atticus Finch es viudo y padre de dos hijos que decide defender a un negro acusado de violar y matar a una mujer blanca. Olvídense que la película fue estrenada en 1962, está ambientada en los años 30. En Alabama, la cuna del Klu Klux Klan. Pero Finch quiere demostrarle a sus hijos el valor y el respeto por los demás, y por eso está en uan batalla que muy probablemente perderá. Gregory Peck se ganó el único Oscar en su carrera por esta interpretación, pero le dio un ejemplo a muchos padres --en efecto, a la sociedad en general-- gracias a esta película.
Robin Williams, Mrs. Doubtfire. Una vez considerado uno de los grandes comediantes del siglo, me entristece un poquito ver a Robin Williams pasar por una época gris. Sobre todo cuando recuerdo su mejor comedia, donde hacía de un padre actor desempleado que, ante el divorcio inminente y el consiguiente prospecto de no poder pasar tiempo con sus hijos, decide convertirse en una divertida anciana irlandesa para ayudar en la casa. Todo el talento cómico de Williams se aprecia completamente, tanto con el maquillaje como sin él, en particular una de las escenas finales en un restaurant. Más allá del esperado mensaje de comunicación en familias, incluso cuando el divorcio está en puertas, la película está inteligentemente escrita, y a Williams lo dejan hacer lo que le de la gana. Mientras ha hecho muy buen trabajo dramático desde entonces como Good Will Hunting, One Hour Photo (Retratos de Una Obsesión), esta se mantiene como la película por la que yo escojo recordarlo.
Will Smith, En Búsqueda de la Felicidad. Desde que se quitó el disfraz del Prínicpe de Bel-Air, Will Smith se ha hecho un nombre en ligeras comedias de acción como Hombres de Negro y Día de la Independencia, pero en la biografía de Muhammad Ali de 2003 y esta arranca-lágrimas de 2006 demostró también que tiene talento para actuar, ganándose una nominación al Oscar con ambas interpretaciones. Esta es la verdadera historia de Chris Gardner, un vendedor que, en ese orden, pierde a su esposa, pierde su casa, pierde su cuarto de hotel antes e lograr un puesto en una compañía de inversiones en la banca y convertirse en un multimillonario inversionista. Más que una increíble historia de redención, es la atención que Chris le dedica a su hijo, a quien no deja ni un minuto solo y siempre está pendiente de que no le falte nada aún cuando no tiene absolutamente nada que darle. Ayuda que Christopher Gardner es interpretado por Jaden Smith, el verdadero hijo de Will Smith. La química que se ve en pantalla es verdadera, y el amor que se ve es verdadero. Este es un padre que sin pensarlo dos veces pone a las necesidades de su hijo delante de las suyas, y al final la vida lo recompensa. Ahora discúlpenme que se me aguan los ojos nada más de recordar esta película.
Roberto Benigni, La Vita É Bella. Esta no sólo es una de las más brillantes obras de cine italiano moderno, sino que es la interpretación del padre supremo: el que lo sacrifica todo por la felicidad de su hijo. Y el personaje de Roberto Benigni, Guido, lo logra incluso en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial. La primera mitad de la película, Guido se dedica a conquistar a su "principesa" gracias a su genial sentido del humor; en la segunda, se ha casado con ella y tiene un hijo de diez años, y ahora por su condición de judíos han sido llevados prisioneros pro los Nazi. Pero Guido está decidido a que su hijo no vea los horrores de la guerra, y lo convierte todo en un grandioso juego para que el pequeño se divierta. Si aún son de los pocos que no han visto esta joya, les reto a que me demuestren una mejor interpretación paternal en cualquier lado.
Spencer Tracy/Steve Martin, El Padre del la Novia. ¿Trampa? Quizá. Pero este rol fue interpretado por dos clásicos actores en dos versiones de la misma película (la primera en 1950, la segunda en 1991 que además dio una secuela en 1993) de una forma tan distinta y a la vez tan conmovedora que es imposible para mí decidir cuál de los dos lo hizo mejor. Tracy se caracterizaba por su papel de viejo asentado en sus costumbres que pareciera que todo lo estresara; Martin es... bueno, Martin. Además admito que este es un papel al que temo me enfrentaré interpretar en un futuro, y puedo relacionarme. Un padre que ha tenido una relación muy cercana con su hija mayor ahora tiene que lidiar con el hecho de que se casa, y no hay razón lógica para detener la boda. Además de todos los extraños detalles que contribuyen con su estrés. Pero al final, simplemente acepta lo que todo padre (y madre) termina por entender: el polluelo debe abandonar el nido.
Gregory Peck, Matar a Un Ruiseñor. Quizá muchos de los que leen este blog ni siqueira han oído hablar de Gregory Peck. Eso es prueba de cómo algunas leyendas del cine no obtienen su justo beneficio. Peck, junto con Robert Mitchum, Rock Hudson y Humphrey Bogart, era el arquetipo de hombre rudo y decidido de Hollywood, por lo que su papel en la adaptación al cine de la única novela de Harper Lee fue una gran sorpresa al mostrarse como un hombre profundamente inseguro pero con grandes valores morales. Atticus Finch es viudo y padre de dos hijos que decide defender a un negro acusado de violar y matar a una mujer blanca. Olvídense que la película fue estrenada en 1962, está ambientada en los años 30. En Alabama, la cuna del Klu Klux Klan. Pero Finch quiere demostrarle a sus hijos el valor y el respeto por los demás, y por eso está en uan batalla que muy probablemente perderá. Gregory Peck se ganó el único Oscar en su carrera por esta interpretación, pero le dio un ejemplo a muchos padres --en efecto, a la sociedad en general-- gracias a esta película.
Robin Williams, Mrs. Doubtfire. Una vez considerado uno de los grandes comediantes del siglo, me entristece un poquito ver a Robin Williams pasar por una época gris. Sobre todo cuando recuerdo su mejor comedia, donde hacía de un padre actor desempleado que, ante el divorcio inminente y el consiguiente prospecto de no poder pasar tiempo con sus hijos, decide convertirse en una divertida anciana irlandesa para ayudar en la casa. Todo el talento cómico de Williams se aprecia completamente, tanto con el maquillaje como sin él, en particular una de las escenas finales en un restaurant. Más allá del esperado mensaje de comunicación en familias, incluso cuando el divorcio está en puertas, la película está inteligentemente escrita, y a Williams lo dejan hacer lo que le de la gana. Mientras ha hecho muy buen trabajo dramático desde entonces como Good Will Hunting, One Hour Photo (Retratos de Una Obsesión), esta se mantiene como la película por la que yo escojo recordarlo.
Will Smith, En Búsqueda de la Felicidad. Desde que se quitó el disfraz del Prínicpe de Bel-Air, Will Smith se ha hecho un nombre en ligeras comedias de acción como Hombres de Negro y Día de la Independencia, pero en la biografía de Muhammad Ali de 2003 y esta arranca-lágrimas de 2006 demostró también que tiene talento para actuar, ganándose una nominación al Oscar con ambas interpretaciones. Esta es la verdadera historia de Chris Gardner, un vendedor que, en ese orden, pierde a su esposa, pierde su casa, pierde su cuarto de hotel antes e lograr un puesto en una compañía de inversiones en la banca y convertirse en un multimillonario inversionista. Más que una increíble historia de redención, es la atención que Chris le dedica a su hijo, a quien no deja ni un minuto solo y siempre está pendiente de que no le falte nada aún cuando no tiene absolutamente nada que darle. Ayuda que Christopher Gardner es interpretado por Jaden Smith, el verdadero hijo de Will Smith. La química que se ve en pantalla es verdadera, y el amor que se ve es verdadero. Este es un padre que sin pensarlo dos veces pone a las necesidades de su hijo delante de las suyas, y al final la vida lo recompensa. Ahora discúlpenme que se me aguan los ojos nada más de recordar esta película.
Roberto Benigni, La Vita É Bella. Esta no sólo es una de las más brillantes obras de cine italiano moderno, sino que es la interpretación del padre supremo: el que lo sacrifica todo por la felicidad de su hijo. Y el personaje de Roberto Benigni, Guido, lo logra incluso en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial. La primera mitad de la película, Guido se dedica a conquistar a su "principesa" gracias a su genial sentido del humor; en la segunda, se ha casado con ella y tiene un hijo de diez años, y ahora por su condición de judíos han sido llevados prisioneros pro los Nazi. Pero Guido está decidido a que su hijo no vea los horrores de la guerra, y lo convierte todo en un grandioso juego para que el pequeño se divierta. Si aún son de los pocos que no han visto esta joya, les reto a que me demuestren una mejor interpretación paternal en cualquier lado.
¡Y a tu papá también!
2008-06-15T10:10:00-04:30
Juan Carlo Rodriguez
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