Antes de Partir: Dudosa pero enorme oda a la esperanza

martes, febrero 05, 2008 |

Hace dos años, el susto llegó a nuestra casa cuando a mi papá le descubrieron una pequeña célula cancerosa en la próstata. En medio de dicho susto, recuerdo haberme impresionado --aunque no extrañado-- de la calma y las ganas de vivir de mi papá, que estoy seguro contribuyó --junto con un riguroso tratamiento y la detección a tiempo-- a que hoy en día eso se haya quedado en eso, puro susto. Sobre todo, mi papá es hombre de gran, gran fe, y de un buen humor a toda racha, sin mencionar que cuenta con todo el amor del mundo de familia, amigos y hasta gente que lo conoce de media pasada.

Fue por eso que vi Antes de Partir (The Bucket List) con una mezcla de consciente escepticismo e induable buena vibra, pues sabía que muchas cosas que se presentaban ahí eran imposibles... y no me importaba ni un poquito.

Es difícil fallar cuando tienes a dos leyendas del cine juntos: Jack Nicholson y Morgan Freeman. Les parecerá sencillo que hagan lo que hacen pues en mi opinión se están interpretando a ellos mismos. Freeman, toda humilde y callada dignidad, hace de Carter Chambers, un mecánico que ha logrado criar a una buena familia y tener una buena cultura general, aún cuando no pudo cumplir su aspiración de profesor de Historia. Nicholson es Edward Cole, un fiestero y arrogante multimillonario que se ha divorciado cuatro veces y que disfruta de la buena vida.

Edward es dueño de varios hospitales y ha implementado la regla de "dos pacientes por habitación, sin excepciones", y cuando le descubren cáncer esa regla se le devuelve, viéndose obligado a compartir un cuarto con Carter. Los dos se enteran que les quedan entre seis meses y un año de vida. Cuando la respectiva depresión surge, Edward descubre que Carter tiene una "lista del tobo" (traducción literal del título de la película): una lista de todas las cosas que se quieren hacer antes de irse (antes de patear "patear el tobo", como dicen los gringos).

Edward es multimillonario, así que convence a Carter de hacerlas todas, así que se escapan del hospital y se embarcan en esa "pequeña" aventura. Lo que sigue a continuación es no tanto el hecho de que cumplir lo que tienen en la lista los hace su último año valedero, sino que el descubrimiento de la amistad y cómo esa amistad los hace mejores humanos hacen que ese año valga la pena.

Mi crítico favorito, Roger Ebert, odió esta película. Claro, además de todo tiene una razón: él pasó un año batallando contra el cáncer. Y muy justificadamente, dijo que "el último item de la lista del tobo de uno no debe ser subir al Himalaya; debe ser no vomitar una comida, o tener una defecación exitosa." Y es cierto; gracias a Dios mi padre no tuvo que pasar por quimio, pero sí he tenido tíos y padres de amigos que sí. No es bonito. Y estos dos, por más energía que hayan demostrado tener, no convencen como enfermos de cáncer.

Pero creo que, a pesar de que Ebert gruñe que la película cree que "el cáncer es una fiesta de risas seguidas de una epifanía barata", la película me conquistó. Quizá Ebert está viendo algo que yo no vi, o ninguno de los que estaba en la sala vimos. Sí, es cierto: me cuesta creer que alguien que tenga un año de vida con una enfermedad tan cruel como el cáncer quiera salir a viajar por el mundo. Pero la película está celebrando la vida, y eso es lo que convence. Te dice que cumplir cada fantasía superficial está bien, pero la vida debe ser más que restaurantes caros, viajes fantásticos y demás. debe ser algo más. Y eso es lo que Carter trata de inculcarle a Edward.

Ni Freeman ni Nicholson consiguieron nominaciones por su trabajo en esta película, y ciertamente Freeman se lo merece, por más que, como haya dicho antes, se esté interpretando a sí mismo, o al menos la imagen de sí mismo que ha mostrado siempre. Me tiene como harto que cada película de él empieza con una narración suya alabando al otro protagonista, algo que funcionó en The Shawshank Redemption y Million Dollar Baby y no más, pero hay que reconocer que su voz tiene una extraña cualidad de dignidad y suavidad.

Nicholson, por su parte, es simplemente Jack. Últimamente cada papel suyo parece exigir que sea exagerado, pero, ¿cómo hacemos si lo hace tan bien? Eso sí, también puede hacer las partes emotivas sin que se le vea forzado. Su transformación de egoísta sibarita a algo parecido a un ser humano es lenta y gradual, aunque vemos pequeños vistazos de humanidad en su relación con su asistente personal Thomas, hecho por un muy competente Sean Hayes, el alocado (¿alocada?) Jack de la serie Will And Grace en un papel muy breve pero sin embargo divertido. La relación de Thomas y Edward no es de padre-hijo, pero tampoco es enteramente jefe-empelado.

Esta no es exactamente la gran película familiar de finales de año, pero sí tiene un mensajito de esperanza que creo que la hace lo suficientemente válida para ser una buena opción de cine.

1 críticas y comentarios:

Anónimo dijo...

Epale Juan Carlo a mi si me gusto esta película, aunque realmente esperaba mas de estos grandes actores pero, si me gusto, es entretenida y aunque el mensaje o moraleja bien podría pasar por debajo de la mesa, es una buena opción de película "dominguera"

Mientras tanto, en Internet...

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