Oscar dio lo suyo en medio de todo

lunes, marzo 03, 2014 |


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Este fue el primer año en que no estaba 100% emocionado de sentarme a ver la entrega de los premios más importantes del cine (de hecho, fue una primera vez para muchas cosas…) A Dios gracias, la 86a entrega de los Premios de la Academia fue la ceremonia más divertida de los últimos diez años, en gran parte debido al encanto de Ellen DeGenneres y de unos cuantos momentos clave.

Pero en primer lugar, sería irresponsable si no digo lo que todo venezolano que estaba viendo la ceremonia anoche no estaba pensando. Apenas unas horas antes, por 17mo día seguido, la Guardia Nacional estaba reprimiendo una protesta en Altamira, la calladita comunidad de la Colonia Tovar en Aragua pasaba su quinto día siendo no tan calladita, y justo durante la premiación, la ciudad oriental de Maturín se unió tanto en protesta como en represión. Han sido 17 días –un mes para la gente de San Cristóbal—sumamente duros para Venezuela, en medio de protestas que exigen al Gobierno que atienda las necesidades que sienten que no ha atendido, que ya le ha costado, de una forma a otra, la vida a 18 personas y la dignidad a por lo menos 33, que denuncian torturas.

Todo eso estaba en mi mente ayer, especialmente porque en mi verdadero trabajo es mi deber estar pendiente de cada detalle y reportarlo. Han sido más de dos semanas de poco sueño y mucha tensión. He tratado de cumplir mi trabajo como mejor he podido, con sus fallas y tropiezos y mis aciertos y ganadas. No miento cuando les digo, tanto yo como muchos otros necesitábamos el escape de ayer. Fue una forma de cargar pilas, listo para otra semana en la que las protestas continuarán. No me siento mal por haberlas visto, pues no es como si he estado sentado leyendo Twitter y horrorizándome por lo que pasó pero sin tomar parte del asunto.

Así que como ya dije, agradezco inmensamente que Ellen haya sido la anfitriona de la noche. Fue natural, espontánea, graciosa y de verdad hizo una fiesta de lo que es normalmente demasiado formal para su propio bien o la locura que fue Seth MacFarlane el año pasado. En su monólogo inicial hasta pudo meterse con Liza Minelli y, claro, con Jennifer Lawrence. Hasta pidió pizza y la repartió en vivo con un verdadero repartidor de pizza que estoy seguro llamó a sus padres y les dijo “¿Se acuerdan cuando se quejaron que sólo fui un repartidor de pizza?”

Ah y por si fuera poco, esto pasó: la foto más retuiteada de la historia. Mucho más que aquella. En serio, por un rato destruyó Twitter.

Qué genial. :)

El momento que muchos venezolanos esperaban ocurrió desde el principio. Hubo una campaña en Twitter pidiéndole a muchos actores que alzaran su voz por lo que estaba sucediendo aquí durante la ceremonia, lo suficiente como para que nuestra flamante ministra de Comunicaciones dijera que “extremistas de derecha” iban a “atacar a Venezuela” desde la ceremonia. Woman please… Al final sólo fuimos mencionados una vez… pero fue durante un discurso tan perfecto, que para mí, una vez bastó.

Jared Leto, quien se había tomado seis años lejos de la actuación para dedicarse con mucho éxito a su banda 30 Seconds To Mars, ganó como Mejor Actor de Reparto por su excelente interpretación como Rayon, el transexual enfermo de SIDA que se asocia con el homofóbico electricista Ron Woodruff (Matthew McConaghey) para tratar de conseguirle medicinas a los seropositivos en Dallas Buyers Club. Y su discurso de aceptación fue casi perfecto: no sólo le agradeció a su madre para empezar –una bellísima mujer que pertenece ella misma en una película, y que para rematar crió dos hijos ella sola (su otro hijo, Shannon, también estaba allí y recibió sus propias gracias también)—sino que se lo dedicó tanto a los 36 millones “que perdieron la batalla con el SIDA” en el mundo como a nosotros.

“A esos soñadores que nos están viendo esto esta noche alrededor del mundo en sitios como Ucrania y Venezuela, quiero decirles que mientras luchan por hacer sus sueños realidad, vivir lo imposible, estamos pensando en ustedes esta noche”. Dios te bendiga, hermano.




Claro no todos estuvieron tan felices, pero era de esperarse.

Mi segundo discurso favorito fue el de Lupita Nyong’o. Sepan esto: hace un año esta keniana nacida en México estaba luchando por conseguir trabajo. Anoche Liza Minelli la abrazó. Fue ver todos sus sueños cumplidos, fue ver la más pura de las felicidades. Que Dios se apiade de tu pétreo corazón si ni medio moqueaste con este discurso.



Y el empate: cuando Matthew McConaghey, un hombre que ha estado en auténticos bodrios como Los Fantasmas de Mi Ex y Sahara, cosas superficiales como Cómo Perder A Un Hombre en Diez Días, remató un año de increíbles actuaciones (en serio, busquen Mud, busquen Killer Joe, vean esa escena en Wolf of Wall Street, vean Dallas Buyers Club  si no lo han hecho, y por amor al Creador actualícense con True Detective) de la única manera que podía: ganándose un Oscar. En su discurso de agradecimiento, fue creativo, fue divertido, dejó todo lo tejano fluir por todas partes, y lo cerró con su clásica línea de Dazed & Confused. Que tipazo. (Lo siento mucho por Leo, pero le quedó muy bien felicitar a Matthew camino al escenario.)



No quiero decir a estas alturas que la noche pasó perfectamente. El momento más “opolDeox” se lo llevó John Travolta. Repite conmigo, hijo: IDINA MENZEL. I-DI-NA. No Adela Dazeem. Aunque esta cuenta de Twitter casi hizo que valiera la pena. Me pregunto si fue la arrechera lo que hizo que la actuación de Menzel interpretando “Let It Go”, la ganadora de la noche, no fuera tan perfecta como esperaba. Pero igualmente puedo decir que las actuaciones musicales de la noche estuvieron increíbles. U2 con “Ordinary Love” nos recordó por qué siguen siendo reyes; Karen O con Ezra Koening soltaron “The Moon Song” (de Her) de la manera más perfecta posible; Bette Midler sacando muchas lágrimas con “Wind Beneath My Wings” al final de los obituarios (entiendo que no incluir a Alain Resnais, padre de la nueva ola francesa, de repente fue porque no dio tiempo, pero chamo, no incluir a Dennis Farina…).

Sin duda las dos actuaciones musicales favoritas lo fueron por razones completamente distintas. Primero fue Pharrell y su sombrero poniendo a todo el mundo, bueno “happy” con la irrestiblemente pegajosa “Happy” de Mi Villano Favorito 2, empezando con Lupita Nyong’o, siguiendo con Meryl Streep y terminando con Amy Adams…
 
“Happy” con Pharrell en los Oscar


…y luego fue la impecable rendición de Pink de “Over The Rainbow” en el homenaje a los 75 años de El Mago de Oz. Aún tengo escalofríos.

Pink canta “Over The Rainbow”

Los presentadores dieron lo mejor de sí, como siempre, pero aparte de John Travolta (en serio hijo, ¿te costaba ensayar el nombre?), sólo Matthew McConaughey con Kim Novak –ninguno de los dos parecía saber qué decir—fueron realmente dignos de un “ok basta”. Jamie Foxx con Jessica Biehl presentando los premios a la música fueron divertidos, con Foxx cantando el tema de “Carros de Fuego” mientras Biehl trataba de no reírse, y Jim Carrey demostró que sigue teniendo lo que hace falta al presentar los premios para la animación. El momento más conmovedor fue cuando Bill Murray, acompañada por Amy Adams, presentó el premio a Mejor Fotografía (merecidísimo para Emmanuel Lubezki por su trabajo en Gravity). Como quizá saben, él y su compañero en Los Cazafantasmas, Harold Ramis, quien murió una semana antes, nunca más volvieron a trabajar juntos luego de sus problemas al filmar Groundhog Day. Murray dijo sencillamente: “Ah, perdón, nos olvidamos de uno: Harold Ramis por Caddyshack, Cazafantasmas y Groundhog Day”.Lindo y sencillo homenaje.

La mayoría de los discursos de agradecimiento también fueron aceptables en su mayoría, pero además de los más mencionados, el más simpático fue el de los compositores de “Frozen”, Kirsten Anderson-López y Robert López, aceptando el premio a Mejor Canción. No me importa lo que ustedes digan, fue chévere, bien ejecutado y muy merecido. Y además le otorgó a López el grado EGOT: ya había ganado un Emmy, un Grammy, un Tony y ahora un Oscar. Es sólo la 12da persona en la historia en lograrlo. (Cate Blanchett metiéndose con Julia Roberts al ganar como Mejor Actriz en Blue Jasmine –“hashtag Suck It”—fue también encantador.)

En fin, la ceremonia del Oscar de este año fue un respiro de oxígeno, no sólo para una industria que siempre busca y muchas veces falla en lograr tres horas que valgan la pena, sino para un público venezolano que ansiaba un escape, un oasis en medio de tanta tensión. Respeto a los que optaron por no verla, pero a los que me criticaron por hacerlo, les informo que yo fui uno de los que reportó los disturbios en Maturín. Durante los premios.

#Suckit.

Mientras tanto, en Internet...

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