Bourne: Ultimatum: ¡Qué montaña rusa!

miércoles, octubre 17, 2007 |

Cuando las luces se prendieron luego de ver Bourne: Ultimatum, la tercera luego de The Bourne Identity (2002) y The Bourne Supremacy (2004), estaba agotado, feliz y triste. Me sentí como cuando me bajé de la atracción del Hombre Araña en Universal Studios hace muchos años: mis emociones habían llegado al pico, me había divertido como nada, y no sabía cuánto tiempo pasaría antes de pasar por algo así.

Claro, películas de acción donde hay disparos, conspiraciones gubernamentales y persecuciones espectaculares son infinitas, y habrán más en años por venir. Pero las películas de la trilogía Bourne han tenido un éxito callado aunque indiscutibe porque hacen algo que las otras no hacen: demuestran un héroe humano, con fallas, trágico, sin llegar a los extremos del Jack Bauer en 24.

Matt Damon no sufrirá la suerte de Roger Moore, quien será recordado más que nada por ser el segundo James Bond de la historia, pero no se puede negar que el papel le ha quedado a la perfección. De hecho, la elección de películas de Damon ha sido interesante en los últimos años; son un auténtico sancocho, desde dramas políticos como Syriana y El Buen Pastor hasta comedias como Stuck On You de los hermanos Farrelly, pasando, claro, por todas las Ocean's Eleven.

Pero Jason Bourne, personaje inventado por el novelista Robert Ludlum, es la piel con la que Damon se ha sentido más cómodo en los últimos años, pues interpreta al amnésico espía con una elegancia, intensidad y convicción digna de un joven Sean Connery. En esta última entrega --es triste, pero ya Damon anunció que no volvería a interpretar a Bourne--, el agente amnésico se siente más cerca de descubrir sobre su pasado, y hay mucha gente en el gobierno que quiere evitarlo.

La diferencia con las otras dos es que aquí hay un conflicto entre las dos cabezas de la CIA que están tras él: uno, Noah Vosen (David Strathairn) lo quiere muerto y enterrado antes de que descubra sus oscuros esqueletos en el clóset; y otra, Pam Landy (Joan Allen), quien después de tres películas ha aprendido a respetar a Bourne pero igualmente lo quiere capturado. El tango entre estos dos es a veces tan emocionante como cualqueir escena de persecución. Con toda la autoridad que Strathairn suelta hasta por los poros, es Allen quien se luce en cada escena, un papel que ya puede hacer con los ojos cerrados (ver The Contender).

Ahora la CIA no se anda con uentos, y cuando descubren que un periodista inglés está haciendo una serie de reportajes sobre Jason Bourne empieza mandar matones de verdad verdad a por él. Destacable (por razones obvias y no tan obvias) es el compatriota Edgar Ramírez (admito que sentí mucho orgullo ver que ahora el hombre tiene hasta una página en The Internet Movie Database). No les niego, fue como emocionante ver a un compatriota en una película tan grande. Su personaje es Paz, uno de los asesinos de la CIA enviado detrás de Bourne, y su mirada de hielo queda muy bien para su papel --frío, distante y calculador. Tiene una sola línea de diálogo pero es una escena bien crucial, se lo aseguro. (El director Pete Travis también lo contrató para una película que se estrena en febrero llamada Vantage Point, con Forest Whitaker, William Hurt, Matthew Fox y Sigourney Weaver. Más nada.)

Sobre el director, Paul Greengrass, he descubierto que está en ese grupo de directores que tiene algo que lo distingue a leguas, que pone mucha exigencia en los actores. Brian de Palma tiene largas tomas únicas de casi diez minutos; Jonathan Demme tiene muchas escenas en que hay un closeup con la cámara de frente al actor; M. Night Shyamalan tiene la costumbre de simplemente mostrar a dos actores en una escena casi estáticos. Greengrass se ha distinguido en el arte de la cámara de mano, algo que es especialmente efectivo en escenas de pelea o persecución, que les da un ritmo único. Yo estaba literalmente engrinchado en el asiento.

La trilogía Bourne cae en el grupo de "coas buenas caen de a tres". Tiene la curiosidad que todas son igual de buenas (quizá la primera sería la que podríamos dejar, por ser la única basada en el libro en sí), y son ciertamente hechas a la medida de los fanáticos de las películas de acción e intriga política. Vayan a verla, manque sea para apoyar al pana Ramírez.

Mientras tanto, en Internet...

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