In Memoriam: Tony Curtis (1925-2010)

jueves, septiembre 30, 2010 |

¿Saben qué me da dolor? Gran parte de las estrellas de la época dorada de Hollywood puede que sea gente que la inmensa mayoría de las personas que van al cine hoy en día quizá no conozca. Seguro, Marilyn es un ícono que nunca morirá, ¿pero cuántos veinteañeros saben de Humphrey Bogart? ¿James Cagney?¿Hasta Jack Lemmon? Bien, hoy en la mañana nos dejó una de esas estrellas de anteayer, que dijo una vez lo distanciado que se sentía hoy en día de la industria del cine actual:
"Ahora están todos muertos. Cary [Grant], Jack Lemmon, [Frank] Sinatra, todos mis amigos de Hollywood. A veces, me siento muy solo".
Bien, solo no más: víctima de un ataque cardíaco, Tony Curtis murió esta mañana en Las Vegas, a los 85 años de edad. Supongo que cuando suba allá arriba volverá a formar el bochinche con sus amigos, preguntando dónde están los tragos y los habanos.

Nació con el nombre de Bernard Schwartz a un par de inmigrantes judíos húngaros en el Bronx, y tenía un distintivo acento neoyorquino que se convirtió en su marca de reconocimiento. Eso, su rápido sentido del humor, su aspecto de benévolo tío que cambió en sus años dorados por el que tenía de galán mujeriego, algo que recreó hasta cierto punto en la vida real, al casarse seis veces, una con la actriz Janet Leigh (Psycho) y la última con la modelo Jill Vandenberg, 45 años menor que él. Pero sus más famosos roles fueron contrarios a esa imagen: uno, de hecho, al lado de Lemmon y Marilyn en Some Like It Hot (1959) y al lado de Kirk Douglas en Spartacus (1960), dirigida por Stanley Kubrick, que incluyó una escandalosamente homoerótica escena con Sir Laurence Olivier.

Además de eso, Curtis fue de esos raros actores que todo el mundo quiere pero nunca se ganó un Oscar, y de hecho fue nominado una sola vez al lado de Sidney Poitier en The Defiant Ones (1958). Pero nadie nunca dudaba lo fácil que le era pasar del drama a la comedia como quien se quita una franela, como ya ven por las películas que les he mencionado, pero también se destacó en The Last Tycoon (1976) con Robert de Niro y dirigida por Elia Kazan (también estaba Jack Nicholson en el elenco), o The Sweet Smell of Success (1957) con Burt Lancaster. Una en particular que me gustó mucho fue en Houdini (1953), donde hacía del famoso mago, y destacó la habilidad que Curtis tenía como prestidigitador. Luego de 2005 le quitó importancia a la actuación y se dedicó a la pintura, pero aúin encontraba tiempo para aparecer en pequeños papeles en series como CSI.

La muerte de Curtis fue anunciada por una de las mejores creaciones que hizo en su vida, la hija que tuvo con Janet Leigh, la actriz Jamie Lee Curtis. Al final, estaba dentro y fuera de los hospitales por una afección respiratoria que tenía desde 2005 que finalmente contribuyó a su muerte esta mañana.

Curtis representa una época en que había más cabeza que el puro espectáculo en el cine; por algo se llama la época dorada del cine. Actores así no van a volver, sin importar la calidad que tenemos hoy en día. Descansa en paz, Tony.

Como un homenaje, da la casualidad que Curtis murió el mismo día que la serie Los Picapiedra cumple 50 años. Curtis apareció en la última temporada de la serie (la sexta) haciendo, de cierta forma, de sí mismo, bajo el nombre de Stoney Curtis. Lástima que no encontré un video en inglés, pero aquí tienen una escena en español. (De hecho, el capítulo entero; esta es la primera parte.)



Mientras tanto, en Internet...

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