Camino al Oscar: Birdman

domingo, febrero 22, 2015 |

Siempre vean las películas que un director hace para salir de su zona de confort, pues casi siempre resultará en un esfuerzo interesante, así el resultado no sea gran cosa. David Gordon Green hacía pequeños dramas  independientes hasta que se fue con una comedia adulta (Pineapple Express), Robert Zemeckis hacía comedias y fantasía hasta que probó hacer
una de terror (What Lies Beneath). La primera fue un éxito; la segunda, MALA, hijo, mala.


Ahora tenemos a Alejandro González Iñárritu, quien nos dio una suerte de películas (Amores Perros, 21 Gramos, Babel, Biutiful) cada vez más dramáticas, más “suffer porn”, aunque ciertamente las dos primeras gozaron de mucho prestigio. Marcado por la muerte de su hijo en un accidente automovilístico, quiero pensar que el “Negro” tenía demonios que debía superar, y ahora se atrevió con Birdman (o
La Inesperada Virtud de la Ignorancia),
una comedia existencialista que lo regresa a los buenos tiempos y lo encaminó a su segunda nominación al Oscar, quizá su primer triunfo.



Riggan Thompson (Michael Keaton) está al borde de un ataque de nervios. Famoso en los años 90 por tres películas de acción donde interpretó al superhéroe Birdman, se rehúsa a aceptar que no es un verdadero actor, así que se dispone a estrenar una adaptación en Broadway de la obra de Raymond Carver, De Qué Hablamos Cuando Hablamos de Amor, que él escribió, dirige y protagoniza. Pero cada preestreno es un desastre de una u otra forma, que
amenaza cada vez con empujarlo a la locura. Su productor (Zach Galifianakis) hace lo posible por mantener el estrés a raya; su hija y asistente (Emma Stone) siempre le recuerda que no ha estado allí para ella; y su coestrella (Edward Norton) le llena de inseguridades ante la posibilidad de ser infinitamente mejor actor que él, a la vez que siempre está queriendo meterse en la dirección, en el guión y dentro de su actriz personal (Naomi Watts). Y su mayor tortura viene de su antiguo personaje, que se rehúsa a salir de su cabeza o dejar de recordarle todo el éxito que tuvo cuando era un superhéroe. ¿Cuánto más podrá Riggan
aguantar?

Como todas las película de Iñárritu, esta no es una comedia convencional, pues aunque haya momentos graciosísimos, es una profunda reflexión sobre nuestras inseguridades y el papel que podemos jugar en el universo. Igualmente muestra por lo que muchos podríamos pasar: nuestra imagen pública vs. cómo nos ven los demás. Riggan constantemente insiste que es un artista, que las películas de Birdman están por debajo de él; pero la calidad de la obra que está presentando ahora es constantemente cuestionada por todos los que están a su alrededor. No me cabe ninguna duda que González Iñárritu está reflejando por lo que pasa cualquier artista, en especial lanzándole una no muy sutil punta a los críticos al presentar a una del New York Times (Lindsay Duncan) y preguntar abiertamente: “¿Qué debe pasar en la vida de una persona para que se convierta en un crítico?”

Mucho se ha hablado de cómo el “Negro” ha logrado mostrar la película como una sola larga toma ininterrumpida, que con la ayuda de la fotografía del talentoso Emmanuel Lubezki (The Tree of Life) le dan un aspecto visualmente único a la película. Por un lado muestra cómo la vida es una sola continua toma con breves interrupciones; por otro lado es un artilugio que le da una ventaja un tanto injusta a los Oscar sobre los otros directores, pues nada le gusta más a la Academia que mostrar a leguas que una película fue dirigida.

Gracias a Dios por una película sobre actores donde cada uno de estos se luce. Hasta Galifianakis deja de ser su usual y bizarro personaje conocido para estar tan estresado como el resto del elenco. Naomi Watts, quien es constantemente considerada (y con razón) una de las mejores actrices de nuestra generación, muestra una actriz casi tan insegura como el propio Riggan, aunque no sale lo suficiente para poder enfocarse lo suficiente en ella. Los dos pesos pesados son Norton y Keaton sin ninguna duda, y en otras circunstancias serían
los dos fijos para el Oscar. Norton juega con su fama de ser difícil de trabajar, y juega muy bien con el temor de Mike Spiner de no funcionar fuera del escenario; sus obsesiones por vivir el proceso son de las cosas más divertidas que tiene la película.

Keaton, por su parte, tiene todo el triunfo asegurado así no gane el Oscar (eso irá casi seguro a Eddie Redmayne por La Teoría del Todo, donde interpreta a Stephen Hawking), pues demuestra lo genial que sus admiradores han dicho que es a lo largo de los años. Aunque nunca se ha quejado públicamente por cómo le pesa haber interpretado a Batman en las cintas de Tim Burton, es inevitable hacer las comparaciones, de modo que Keaton se aprovecha para mostrar esa lucha interna que deben tener en su gremio por aceptar un papel en un blockbuster vs. hacer cine por “arte”. En un aspecto clave Keaton derrota a Redmayne, y quién sabe si será suficiente para que logre triunfar en los Oscars, y es que creó un personaje complejo de la nada, en vez de construir algo con bases ya fundadas.

Junto con Boyhood –la otra peso pesada para los premios del 22 de febrero—es una cinta inusual, original y excelentemente hecha. Que ustedes necesitan ver, porque quizá así el “Negro” Iñárritu quiera seguir haciendo comedias.

¿Cómo? ¿Que su próxima es un drama de época con Leonardo di Caprio y Tom Hardy?
*suspiro* Olvídenlo…

Birdman se estrena en Venezuela el 20 de febrero en el circuito Gran Cine, protagonizada por Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone, Naomi Watts y Zach Galifianakis, bajo la dirección de Alejandro González Iñárritu.

Mientras tanto, en Internet...

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