BABEL: El sufrimiento como entretenimiento

miércoles, febrero 07, 2007 |


En el libro del Génesis (11:1-9), los hombres eran un solo pueblo y hablaban una sola lengua. En su arrogancia, decidieron construir una ciudad con una enorme torre con la que llegaría al cielo. Dios descendió, los dispersó por toda la tierra y les dio distintos idiomas para que olvidaran sus aspiraciones grandiosas, a la vez condenándolos a un problema de incomunicación que sabemos existe aún hoy en día.

Es recordando esa historia bíblica que Guillermo "Memo" Arriaga se inspiró para escribir el brillante guión de Babel, la película dirigida por Alejandro González Iñárritu que hasta el Globo de Oro todo el mundo estaba segurísimo que va a ganar el Oscar a Mejor Película. Pero cuando el único que ganó fue Mejor Película Dramática, de ocho que tenía, la gente empezó como a dudar.

Arriaga e Iñárritu siguen su estilo cinematográfico que los distinguió en Amores Perros y 21 Gramos: varias historias entrelazadas que todas confluyen en un evento trágico. Por un lado están los hijos de un pastor en Marruecos, que salen a probar el rifle que su padre acaba de comprar; por otro, la hija sordomuda de un ejecutivo japonés que sólo quiere que le escuchen; la nana mexicana de dos niños cuyos padres están fuera del país, rota entre cumplir con la boda de sus hijos y cuidar a sus protegidos; y los padres, una pareja americana de edad media que está viviendo momentos de separación hasta que la tragedia los une.

Todas estas historias confluyen en el momento que uno de los niños dispara el rifle y hiere a la americana (Cate Blanchett). Las acusaciones de terrorismo vuelan, pero el esposo (un excelente Brad Pitt) lo único que quiere es que le salven la vida, que la saquen de la aldea perdida en medio de la nada en que está y la lleven. Llama a Amelia (Adriana Barraza), quien quiere llegar a la boda su hijo en México, que debe quedarse un día más. No decide nada mejor que llevarse a los niños a la boda, manejados por su sobrino Santiago (Gael García Bernal). Y mientras tanto Chieko (la asombrosa Rinko Kikuchi) está pasando por una crisis adolescente acentuada por su incapacidad de hablar. La historia es tensa, deprimente, pero al final brillante.

La dirección es suprema, y González Iñárritu está muy a la altura de la competencia que tiene con Clint Eastwood (Letters From Iwo-Jima) y Martin Scorsese (The Departed). El Oscar seguro va para Arriaga, pues el guión está tan a la altura de Amores y 21 Gramos. Ahora en cuanto a originalidad...

La crítica a la falta de comunicación aún entre las personas más cercanas está brillantemente contada, y Arriaga domina ya el estilo de narración de "adelante para atrás" como un maestro. Pero el recuerdo de Crash aún está muy fresco, y la comparación entre las dos es difícil de ignorar. ¿Es que ahora para asegurar audiencia, la gente está uniendo varias películas en una? Babel es buena, no vayan a creer lo contrario. Pero últimamente hay demasiadas películas a su estilo. Y con la original y encanatdora Little Miss Sunshine roncándole la cueva (¿quién lo hubiera dicho?), debemos estar lejos de asumir que tiene ese Oscar asegurado.

Mientras tanto, en Internet...

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