Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2: Las despedidas son una amarga dulzura
sábado, julio 30, 2011 | Etiquetas: 2011, cartelera, fantasía, final, Harry Potter, reseña |
La saga de Harry Potter logró algo que pocas propiedades de cualquier medio pueden siquiera aspirar a hacer. Los libros lograron que chamos que estaban obsesionados sólo con Wii y Playstation se reunieran y discutieran lo que habían leído, hasta al punto de hacer cola en librerías a la medianoche para esperar el siguiente tomo, algo hasta entonces sólo reservado para un iPad. Y luego, las adaptaciones al cine han tenido el éxito que ninguna franquicia ha aspirado tener, tanto en taquilla como en apreciación crítica. Las ocho películas le han dado a Warner Brothers un combinado de casi 7.600 millones de dólares en taquilla, y en promedio tienen un 84,75% de aprobación entre críticos según Rotten Tomatoes. El estreno de la última parte, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2, fue menos el final de la más exitosa franquicia de cine que el adiós a un amigo. ¿Valió la pena?
Bueno, en principio, hay que aclarar: al igual que la única saga que se le puede medio comparar, como es La Guerra de las Galaxias, todas estas películas son a prueba de críticos: ustedes la van a ir a ver como sea, así todos los críticos del mundo se unan en su contra y les digan que no las vean, tan devota es la fanaticada. Y de hecho, si no salgo con aquello de “OHMAIGOD ES LA VAINA MÁS ARRECHA QUE HE VISTO EN LA VIDA TENGO QUE LLORAR OSEA MARIK TAN BEIO” me arriesgo a ser vetado. Pero nada, aquí vamos…
Siempre hay un problema con leer un libro antes de ver una película: muy difícil que el cineasta pueda superar tu imaginación. Yo en serio deseé no haber leído Harry Potter y las Reliquias de la Muerte antes de ver las películas, pues el director David Yates y el guionista Steve Kloves llegaron muy cerca de capturar la emoción que sentí al leer ese libro, y hacer emocionantes las partes que medio arrastraban. Pero al saber en muchas ocasiones qué iba a suceder, mi reacción, que con el libro fue “¡COÑO!”, con la película fue “Ok, eso estuvo bien “.
Si ustedes no han visto las anteriores, se jodieron: esta película arranca de una de donde quedó la primera parte, en la playa donde Harry (Daniel Radcliffe), Hermione (Emma Watson) y Ron (Rupert Grint) han escapado del palacio de la familia Malfoy junto con el comerciante de varitas Olivander (John Hurt) y el duende Griphook (Warwick Davis). Ante la tristeza de la pérdida de un leal amigo, Harry se sacude el dolor como puede y se encamina a seguir la misión de encontrar los Horrocruces, los objetos que contienen pedazos del alma de su archienemigo, el mago oscuro Voldemort (Ralph Fiennes), quien ha tomado el Ministerio de Magia y el colegio para magos de Hogwarts, poniendo a Severus Snape (Alan Rickman) como director, luego de la muerte de ALbus Dumbledore (Michael Gambon).
Y una de las horrocruces se encuentra en el lugar más seguro del mundo: la bóveda de la terrible Bellatrix Lestrange (Helena Bonham Carter) en el banco Gringotts. Al mismo tiempo, Harry debe lidiar con el hallazgo de las tres Reliquias de la Muerte para enfrentarse a Voldemort en una batalla final. Facilito, pues.
Antes que nada, debo aclarar algo que se puede malinterpretar de mi párrafo inicial: esta es una muy película, muy bien hecha y debidamente emocionante en los lugares clave. Está bien actuada, bien iluminada, excelentemente dirigida y tiene efectos especiales que pondrían en pena a cualquier otra película que haya salido este año (Linterna Verde, tiembla). Fiel a los libros, hay pocos momentos de ligereza; esta es una historia dura, adulta y oscura, aún más que La Orden del Fénix (la quinta), que creo que ha sido la más adulta del grupo. Los paralelismos con los horrores de la guerra, los males de la ambición y hasta el fascismo están por todas partes, dándole oportunidad a Yates de usar su experiencia en dramas televisivos de la BBC de crear una escena de guerra en una película supuestamente para chamos (ese bombardeo a Hogwarts fue absolutamente increíble).
Esta es la película donde Alan Rickman puede demostrar que su personaje de Snape es mucho más que un inquietante traidor, pero explicar eso constituye un masivo spoiler para las diez personas que no han leído el libro, así que diré simplemente que es una actuación magnífica, al igual que la de Maggie Smith como la profesora MacGonagall. Helena Bonham Carter logra una genial imitación de Emma Watson cuando Hermione se transforma en Bellatrix que demuestra que esta mujer nació para actuar y necesita un rol que le dé un Oscar pronto, y es muy bueno ver (aunque no reconocer) al excelente actor irlandés Ciaran Hinds tener una muy breve aparición como Abberforth Dumbledore, uniéndose a un largo elenco de brillantes intérpretes que tuvieron pequeños papeles a lo largo de la saga. Y al fin Ralph Fiennes puede desatarse con todo para interpretar a Voldemort como el máximo villano, aún más exageradamente que cuando hizo a Amon Göethe en La Lista de Schindler; se nota que se divirtió bastante en el papel. Pero la verdadera sorpresa viene de Matthew Lewis, quien hace de Neville Longbottom, quien pasó de ser un torpe dientón a un verdadero “bad-ass” en esta. Da casi envidia ver a un chamo superar la adolescencia tan decentemente, y dar una actuación más que convincente. (¡Spin-off, quizá? Rowling, llámame, tengo ideas.)
En cuanto a los tres líderes, no sólo fue tierno verlos convertirse en adultos, sino crecer como actores. Watson es la única que me parece que necesita más trabajo; me parece que lo hizo mucho mejor en El Príncipe Mestizo (la sexta), y en serio la mayor parte del tiempo no había demasiadas emociones en su cara; pero hay la promesa que tiene buenos años de trabajo por delante. Rupert Grint es el que se nota que ha estado actuando desde niño, pues ha logrado demostrar tener rango en toda la serie. Daniel Radcliffe, por su parte, sí se quitará el estigma de ser Harry Potter en algún momento de su vida; a partir de la tercera película parece haberse tomado la responsabilidad de ser el niño mago con seriedad y aplomo.
Lo que de verdad me echó a perder la película fue el epílogo, que los que leyeron el libro saben de qué va. ¿Ni un esfuercito en maquillaje? También esperaba ver más de Draco Malfoy (Tom Felton), luego de tan buen trabajo en Príncipe. Y creo que eso resume mi opinión de Reliquias 2.0: yo esperaba tanto luego de leer los libros y ser auténtico fanático de la serie de libros que esperaba algo aún más épico de lo que ofrecí en pantalla. ¿Será que vi que batallas con varitas no es tan genial como peleas con sables láser? Quién sabe. Lo cierto es que Reliquias mantiene la calidad de las otras películas (sin superar la de El Prisionero de Azkabán, que sigue siendo mi favorita) y es una buena despedida a una saga de diez años que se merece muchos de los buenos sentimientos que ha despertado. Vamos a ver que la cosa llamada Twilight pueda hacer algo siquiera parecido.
Bueno, en principio, hay que aclarar: al igual que la única saga que se le puede medio comparar, como es La Guerra de las Galaxias, todas estas películas son a prueba de críticos: ustedes la van a ir a ver como sea, así todos los críticos del mundo se unan en su contra y les digan que no las vean, tan devota es la fanaticada. Y de hecho, si no salgo con aquello de “OHMAIGOD ES LA VAINA MÁS ARRECHA QUE HE VISTO EN LA VIDA TENGO QUE LLORAR OSEA MARIK TAN BEIO” me arriesgo a ser vetado. Pero nada, aquí vamos…
Siempre hay un problema con leer un libro antes de ver una película: muy difícil que el cineasta pueda superar tu imaginación. Yo en serio deseé no haber leído Harry Potter y las Reliquias de la Muerte antes de ver las películas, pues el director David Yates y el guionista Steve Kloves llegaron muy cerca de capturar la emoción que sentí al leer ese libro, y hacer emocionantes las partes que medio arrastraban. Pero al saber en muchas ocasiones qué iba a suceder, mi reacción, que con el libro fue “¡COÑO!”, con la película fue “Ok, eso estuvo bien “.
Si ustedes no han visto las anteriores, se jodieron: esta película arranca de una de donde quedó la primera parte, en la playa donde Harry (Daniel Radcliffe), Hermione (Emma Watson) y Ron (Rupert Grint) han escapado del palacio de la familia Malfoy junto con el comerciante de varitas Olivander (John Hurt) y el duende Griphook (Warwick Davis). Ante la tristeza de la pérdida de un leal amigo, Harry se sacude el dolor como puede y se encamina a seguir la misión de encontrar los Horrocruces, los objetos que contienen pedazos del alma de su archienemigo, el mago oscuro Voldemort (Ralph Fiennes), quien ha tomado el Ministerio de Magia y el colegio para magos de Hogwarts, poniendo a Severus Snape (Alan Rickman) como director, luego de la muerte de ALbus Dumbledore (Michael Gambon).
Y una de las horrocruces se encuentra en el lugar más seguro del mundo: la bóveda de la terrible Bellatrix Lestrange (Helena Bonham Carter) en el banco Gringotts. Al mismo tiempo, Harry debe lidiar con el hallazgo de las tres Reliquias de la Muerte para enfrentarse a Voldemort en una batalla final. Facilito, pues.
Antes que nada, debo aclarar algo que se puede malinterpretar de mi párrafo inicial: esta es una muy película, muy bien hecha y debidamente emocionante en los lugares clave. Está bien actuada, bien iluminada, excelentemente dirigida y tiene efectos especiales que pondrían en pena a cualquier otra película que haya salido este año (Linterna Verde, tiembla). Fiel a los libros, hay pocos momentos de ligereza; esta es una historia dura, adulta y oscura, aún más que La Orden del Fénix (la quinta), que creo que ha sido la más adulta del grupo. Los paralelismos con los horrores de la guerra, los males de la ambición y hasta el fascismo están por todas partes, dándole oportunidad a Yates de usar su experiencia en dramas televisivos de la BBC de crear una escena de guerra en una película supuestamente para chamos (ese bombardeo a Hogwarts fue absolutamente increíble).
Esta es la película donde Alan Rickman puede demostrar que su personaje de Snape es mucho más que un inquietante traidor, pero explicar eso constituye un masivo spoiler para las diez personas que no han leído el libro, así que diré simplemente que es una actuación magnífica, al igual que la de Maggie Smith como la profesora MacGonagall. Helena Bonham Carter logra una genial imitación de Emma Watson cuando Hermione se transforma en Bellatrix que demuestra que esta mujer nació para actuar y necesita un rol que le dé un Oscar pronto, y es muy bueno ver (aunque no reconocer) al excelente actor irlandés Ciaran Hinds tener una muy breve aparición como Abberforth Dumbledore, uniéndose a un largo elenco de brillantes intérpretes que tuvieron pequeños papeles a lo largo de la saga. Y al fin Ralph Fiennes puede desatarse con todo para interpretar a Voldemort como el máximo villano, aún más exageradamente que cuando hizo a Amon Göethe en La Lista de Schindler; se nota que se divirtió bastante en el papel. Pero la verdadera sorpresa viene de Matthew Lewis, quien hace de Neville Longbottom, quien pasó de ser un torpe dientón a un verdadero “bad-ass” en esta. Da casi envidia ver a un chamo superar la adolescencia tan decentemente, y dar una actuación más que convincente. (¡Spin-off, quizá? Rowling, llámame, tengo ideas.)
En cuanto a los tres líderes, no sólo fue tierno verlos convertirse en adultos, sino crecer como actores. Watson es la única que me parece que necesita más trabajo; me parece que lo hizo mucho mejor en El Príncipe Mestizo (la sexta), y en serio la mayor parte del tiempo no había demasiadas emociones en su cara; pero hay la promesa que tiene buenos años de trabajo por delante. Rupert Grint es el que se nota que ha estado actuando desde niño, pues ha logrado demostrar tener rango en toda la serie. Daniel Radcliffe, por su parte, sí se quitará el estigma de ser Harry Potter en algún momento de su vida; a partir de la tercera película parece haberse tomado la responsabilidad de ser el niño mago con seriedad y aplomo.
Lo que de verdad me echó a perder la película fue el epílogo, que los que leyeron el libro saben de qué va. ¿Ni un esfuercito en maquillaje? También esperaba ver más de Draco Malfoy (Tom Felton), luego de tan buen trabajo en Príncipe. Y creo que eso resume mi opinión de Reliquias 2.0: yo esperaba tanto luego de leer los libros y ser auténtico fanático de la serie de libros que esperaba algo aún más épico de lo que ofrecí en pantalla. ¿Será que vi que batallas con varitas no es tan genial como peleas con sables láser? Quién sabe. Lo cierto es que Reliquias mantiene la calidad de las otras películas (sin superar la de El Prisionero de Azkabán, que sigue siendo mi favorita) y es una buena despedida a una saga de diez años que se merece muchos de los buenos sentimientos que ha despertado. Vamos a ver que la cosa llamada Twilight pueda hacer algo siquiera parecido.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2: Las despedidas son una amarga dulzura
2011-07-30T08:23:00-04:30
Juan Carlo Rodriguez
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