El difícil adiós a Harry Potter

jueves, julio 21, 2011 |

Through_the_Years_by_lairy


Y pensar que todo empezó con una servilleta.


En 1997, un libro sobre un joven mago con una cicatriz en forma de rayo en la frente apareció de la nada en las librerías –e hizo que millones de adolescentes en todo el mundo volvieran a agarrar el gusto por la lectura. Harry Potter y la Piedra Filosofal es hasta ahora el libro para jóvenes adultos más vendidos de la historia con más de 110 millones de copias vendidas, convirtiendo a Johanna K. Rowling de una madre soltera que apuntó lo primero que se le ocurrió sobre su joven protagonista en una servilleta a una de las autoras más poderosas de la actualidad. Y no sólo eso; también hizo historia en el cine cuando hizo una de las series de películas más exitosas de todos los tiempos –que triste y por supuesto inevitablemente, ha llegado a su fin.


La verdad veo con un poco de envidia y bastante nostalgia al target de esta serie, de la que puedo decir sin pena que me considero un sano fan. Para ellos, tanto las películas como los libros de Harry Potter representan para ellos lo que para mí fue La Guerra de las Galaxias, un universo aparte que nació de la imaginación de una sola persona, con su propio lenguaje y sus propios códigos, incluso con su propia vestimenta. Pueden ver aún hoy en día a grupos de chamos –y no tan chamos—con sus túnicas negras, sus lentes redondos y su rayito en la frente yendo a ver Las Reliquias de la Muerte Parte 2. Me hizo recordar la vez que fui a ver la reedición de a New Hope en mi franela de Darth Vader, los aplausos cuando esas primeras letras aparecieron en pantalla (“A long time ago, in a galaxy far, far away…”)


La envidia la siento porque muy a diferencia de mí, los Potter-maníacos nunca fueron desilusionados en sus historias. Tanto libros como películas se mantuvieron consistentemente buenos a lo largo de la serie, con un año o menos entre cada una. Y lo que era mejor, a medida que su audiencia crecía, los libros y en especial las películas crecían con ellos, tocando los temas que chamos de sus edades debían enfrentar en el mundo real además de los peligros que representa vivir en un mundo mágico. Esa es la enorme diferencia de la serie de Harry Potter con la aberración que es para mí los libros de Twilight: Rowling no le habla a su gente como idiotas llevados por hormonas ni te pinta las cosas como una tragedia rosa o un teatro emo. A medida que tú madurabas, te enamorabas y sangrabas, así hacían los libros de Potter, a diferencia de los de Stephanie Meyer que en realidad sólo quiere mantener las hormonas adolescentes femeninas alborotadas. That bitch…


Harry Potter y la Piedra Filosofal es sin duda una película para niños. Tan es así que la dirigió Chris Columbus, rey de las comedias familiares como Home Alone. Es por eso, sin duda, que muchos críticos en 2001 tuvieron algunos problemas para aceptarla, estoy seguro. Igual para Harry Potter y la Cámara Secreta, aunque ya empezaba a lidiar con material un poco más oscuro; supongo que es una de las razones por las que Columbus decidió rechazar dirigir una tercera. Cuando llegó el momento de lidiar con el inicio de la adolescencia, Warner contrató al mexicano Alfonso Cuarón para entregarnos Harry Potter y el Prisionero de Azkabán, que sigue considerándose una hermosísima pieza de arte tanto visualmente como a nivel de guión (esa escena donde Harry vuela sobre el hipogrifo Steelbeak es pura magia de cine). Hasta Mike Newell, quien tanta fama adquirió al dirigir Cuatro Bodas y Un Funeral, hizo de Harry Potter y el Cáliz de Fuego una memorable, tenebrosa y ciertamente trágica película que le hizo el favor al mundo de presentar a Robert Pattinson.


Pero fue David Yates el que tuvo la enorme responsabilidad –y suerte—de traer esta épica serie a su grandiosa conclusión, al quedarse con la silla del director para los últimos cuatro actos (y fueron cuatro porque decidieron picar el último libro en dos): la Orden del Fénix, El Príncipe Mestizo y Las Reliquias de la Muerte partes 1 y 2. Yates arrojó a Harry a la post-adolescencia y al verdadero peligro por su vida, además del hecho de tener que lidiar con la muerte de seres queridos.



En cuanto al talento en pantalla, la serie tuvo a los mejores actores ingleses de los tiempos modernos en partes secundarias, que se comprometieron a estar durante toda la duración del rodaje. El único que debió cambiar fue Sir Richard Harris, quien hizo del director Albus Dumbledore durante las dos primeras películas antes de fallecer, siendo reemplazado por Michael Gambon, un actor menos conocido pero que sin duda brilló notablemente a lo largo de su interpretación. Después de él: Alan Rickman en un papel para el que nació, Maggie Smith, Gary Oldman, Brendan Gleeson, Jim Broadbent, Emma Thompson, Robbie Coltrane, John Hurt, Bill Nighy, Kenneth Brannagh, David Thewlis y Rhjys Ifans… Si empezamos con los malos, un irreconocible pero aterrador Ralph Fiennes como Voldemort, acompañado de una demencial Helena Bonham-Carter, Jason Isaacs, Imelda Staunton (oish, qué mujer tan desagradable, esa Dolores Umbridge), Timothy Spall… Digan “ganadores del Oscar de Gran Bretaña” y tendrán la lista de actores que han pasado por Hogwarts.


Y luego están los chicos. Son tantos que me limitaré a hablar de los tres principales por un momento. Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint quedarán cimentados en el imaginario popular de maneras que ni ellos mismos pueden imaginar. Radcliffe, en particular, al igual que su equivalente ficticio, tiene la responsabilidad del mundo en sus manos; si él no funcionaba, toda la serie habría colapsado. Pero fue la química entre él, Watson y Grint, todos ahora elegantes veinteañeros que ya tienen trabajo fuera de sus vehículos de estrellato, lo que quizá es el elemento clave que hizo que la serie funcionara. Incluso Tom Felton (Draco Malfoy) y Matthew Lewis (Neville Longbottom) se convirtieron no sólo en apuestos muchachones, sino en excelentes actores, todo ante nuestros ojos. (Pronto verán a Felton en Rise Of The Planet Of The Apes.)


Así, mientras me preparo para ver Las Reliquias de la Muerte Parte 2,. y cierro el capítulo de Harry Potter en mi vida, reflexiono sobre qué podrá venir ahora que lo reemplace, cuál de las películas planeadas podría ocupar su lugar. ¿Quizá The Hunger Games? Podría ser. Pero Harry Potter en realidad tiene un puesto único, así como La Guerra de las Galaxias tiene un puesto único para mí. Es una franquicia masiva que mejoró con el tiempo, abarcó libros, juegos, páginas web, juguetes y películas, mezclando humor, terror, fantasía y temas familiares de formas que pocas han logrado. Me encanta que mis hijos tendrán esto disponible cuando estén listos.


¿Qué significó Harry Potter para ustedes (si algo)?

Mientras tanto, en Internet...

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