Nunca pensé que en este aspecto pertenecía a una minoría.
Antes, cuando viajaba en el carro en el asiento de atrás, me asombraba de los buhoneros en la autopista que tenían películas que ni siquiera estaban en cartelera. Ahora que me he mudado al asiento de adelante, me sigue molestando pero ya no me sorprende. Y ni menciono el "caminar" por Sabana Grande o los predios de la Universidad Central.
Me quedaba el consuelo que así como yo, muchos se quejaban de ello. Pero lo que me asombra es lo que dije al principio: ahora los que nos quejamos somos minoría. ¡Minoría!
¿Cuánta gente conocen ustedes que por prioridad alquile sus películas en Blockbuster o en Video Color Yamín? ¿Cuántas conocen, aparte de mí, que se rehúse a comprar CD's, libros, programas de computadora y, sobre todo, películas de los vendedores informales?
Lista corta, ¿verdad?
Ahora voy a aclarar algo: entiendo por qué la piratería existe. Concuerdo con la periodista Milagros Socorro, aunque me horrorizó leerlo, lo admito:
"DESDE LUEGO, SI UNA CONDUCTA ESTÁ REÑIDA CON LA NORMA, NO DEBERÍA HABER CONFLICTO: ES ILEGAL Y PUNTO. Debe desincrustarse de la sociedad. Pero, con la mano en el corazón, ¿será posible acabar con la piratería en Venezuela? Y fíjate en que no estoy pensando en que lo haga el mismo Gobierno que creó las listas Tascón y Maisanta, convertidas inmediatamente en hit de ventas de los buhoneros, sin que se sepa de ninguno que haya sido detenido o multado por esto. No, no. Estoy pensando en una dinámica social que por un lado nos hace ávidos de información y por el otro estrangula día tras día nuestra capacidad adquisitiva. Lo terrible es que no sólo los grandes centros mundiales son afectados por la mañita de comprar productos piratas (que es de sospechar que el mercado latinoamericano no es que vaya a hacerlos más ricos o más pobres) sino que también nuestros cineastas y músicos salen perjudicados con esta industria ilegal. Con frecuencia los escuchamos en la radio instando a los consumidores a adquirir las versiones legales de sus producciones, porque el hecho es que no han terminado de salir de las casas editoras cuando ya están siendo venteadas en las autopistas. Qué se hace, en todo lo que hacemos hay un país detrás." (Citado en este blog.)
¿Programas de computadora? Entiendo: pocos pueden pagar entre 150 y 300 mil bolívares por un nuevo programa. ¿CD's? No lo justifico, prefiero que bajen música, pero también sé que 30.000 bolívares (en el menor de los casos) están fuera del alcance del principal grupo demográfico que compra música (jóvenes entre 18 y 30 años). Igual comentario va para los libros, aunque ellos para mí son tan sagrados que la idea de que compren libros piratas es casi una ofensa.
Pero... ¡¿películas?!
Analicemos. Una película alquilada cuesta entre 8.000 y 12.000 bolívares. ¿Eso es una fortuna? Y a menos que sean unos cinéfilos como yo, ustedes ven la película y ya. No la van a ver veinte veces. O sea que van a tener una enorme cantidad de películas simplemente tiradas ahí. Además, ¿sabían que entre más ven un DVD regrabable, más le acortan su tiempo de vida? Es así, en promedio un DVD-R o un DVD-RW dura un estimado de cinco años, dependiendo de su uso. Es decir, en unos años no se va a ver nada igual. Tremenda inversión, ¿no?
Vamos a estar claros, y me perdonan los que se sientan ofendidos, incluidos algunos miembros de mi familia. Los que compran películas pirata es por (a) decir que son rebeldes, que no se van a doblar a la industria; (b) tienen una extrema fobia de estar rodeados de personas en el cine o en una sala oscura, o creen que "no tienen tiempo de ir"; o (c) puuuura pantalla: "¿Ciudad Perdida? Ah, ya yo la vi." "Pero, ¿cómo? ¡Si no la han estrenado!" "Dices tú." Por favor.
A aquellos que se han rehusado a dejar de comprar películas piratas, incluso al extremo de dejar de ir al cine: Ustedes hagan lo que quieran. Comprar películas piratas, para mí, es inútil, ilegal y una afrenta al cine, algo que para mí es demasiado importante como entretenimiento. También bajar películas es medio inútil, a menos que tengas la madre de las computadoras con una pantalla equivalente. Y antes de que me salgan con su argumento, sí, yo bajo canciones de Internet. CANCIONES. UNA AL VEZ. Yo no estoy alimentando el mercado pirata para hacer tanto CD's como películas aún más caras. Dejen la picherrería, y saquen un carné de Blockbuster o Video Color Yamín. O vayan al cine, dejen el ostracismo. O sean condenados a un mundo donde dentro de varios años hacer cine sea tan poco rentable que ya no habrá cine. A ver qué van a hacer después.