Camino al Oscar: American Sniper

jueves, enero 22, 2015 | Comments

La última película de renombre que tenía como centro a un soldado de la guerra de Irak, The Hurt Locker (ganadora a Mejor Película en 2010), sólo recaudó 17 millones de dólares en taquilla en su momento. Esto es para que pongan en perspectiva el hecho que American Sniper, la nueva película dirigida por Clint Eastwood, hizo 89 millones de dólares en su primer fin de semana. Por comparación, Guardianes de la Galaxia, la más taquillera de 2014, recaudó 94 millones cuando se estrenó en agosto. Decir que la historia de Chris Kyle, que además logró seis nominaciones al Oscar, es un éxito de taquilla, es quedarse corto.

Basada en la autobiografía del apodado “Leyenda”, la película cuenta cómo Kyle (interpretado por Bradley Cooper) llega al cuerpo élite SEAL con las ideas que su familia siempre le había inculcado: tú estás ahí para defender a tu familia, tus compañeros y tus ideales. En cuatro misiones en Irak, Kyle se convirtió en el francotirador más letal en la historia del ejército estadounidense, con 160 muertes confirmadas, todo mientras trataba de evitar a su equivalente iraquí, “Mustafá” (Sammy Sheik), y su esposa Taya (Sienna Miller) trata de lidiar con criar a su familia sola.

El repentino surgimiento de esta película en los Oscar, cuando ningún otro premio le había prestado mucha atención, habla muchísimo de la mentalidad de los miembros de la Academia, además que ya ha recibido grandes alabanzas de gente como el ex presidente Bill Clinton y el vicepresidente Joe Biden. Esta es una película que se ha visto como una gran alabanza al papel de los soldados estadounidenses en el mundo, el deseo que sean vistos como los grandes héroes del mundo en contra del mal. Y ese es el problema cuando te estás enfocando en un solo hombre: siempre va a haber alguna falla por algún lado.

Mientras que la inmensa mayoría considera a Chris Kyle un héroe, la película se siente mucho más como una película de super héroes más cercana a una historia de Batman que un retrato preciso de un ser humano. Mientras que muchos han visto que Kyle aseguraba en su libro que sólo hacía su trabajo, que sus blancos no eran seres humanos, lo que lo hacían ver como un asesino a sangre fría, Cooper lo interpreta como un idealista que decide echarse encima proteger a una nación cual Capitán América, quien hace su trabajo con eficiencia pero con conciencia. Si la amenaza con sus hermanos es un niño, una mujer o un anciano, pues hay que acabarlo. “Estoy dispuesto a responder ante el Creador por mis acciones”, dice en un punto. ¿Pero eso basta?

También está el problema de siempre a la hora de presentar el conflicto en Irak, donde los iraquíes siempre serán presentados como el brutal enemigo a vencer. Cada muerte que Kyle causa es prácticamente motivo de celebración (una de ellas arrancó aplausos en mi función), y habla de la forma en que la película… ¿manipula?... nuestra percepción del conflicto. Si tienes un problema con eso dependerá de tu posición respecto a la guerra y a la violencia; en mi caso no le vi mayor motivo de celebración pero también entiendo que ese, como ya se ha dicho harto, era su trabajo.

Con lo que tengo un mayor problema es cómo Eastwood y su guionista Jason Hall es cómo bailan alrededor del debate sobre las armas, tan prevalente en la actualidad. Todas las armas mostradas son usadas como deporte (cacería) o arma de guerra. Todas excepto la que quizá fue la más importante en la vida de Kyle, y decirles cuál fue sería un enorme spoiler, pero baste con decir que mostrarla habría traído un necesario equilibrio a la película. Otro baile se hace sobre muchos alegatos que Kyle hace en su libro, como que durante la crisis de Huracán Katrina habría subido a una torre con un compañero y empezó a dispararle a saqueadores armados. O sobre el incidente donde habría golpeado al ex luchador libre y ex gobernador de Minnesota, Jesse Ventura, quien lo demandó y está por recibir una gran cantidad de dinero por difamación.

No, Eastwood y Hall no quieren equilibrio. Quieren mostrarles cómo Chris Kyle era un patriota, un buen hombre (que por entrevistas con la gente que lo conocía, parecía que es cierto) y un buen soldado. Eastwood siempre con su mano pesada, que debe mostrarnos las cosas COMO SON, qué es eso de dejarnos sacar nuestras propias conclusiones. Porque cuando Taya le dice a Chris que está feliz de tener de vuelta a su esposo es porque es así, qué importa todo lo demás. Porque las vainas pueden salir mal hasta cuando tu esposa te está llamando desde EEUU para decirte que es un varón y te va a escuchar todo el tiroeto en el que estás metido. Porque es la guerra, hijo.

En lo que sí aplaudo la película es que finalmente presenta la posibilidad que esos soldados puedan regresar a casa y adaptarse a la vida civil de nuevo. La inmensa mayoría de las películas sobre la guerra de Irak muestran que, en mayor o menor medida, todos esos panas regresan con la cabeza hecha una estopa, imposibles de adaptarse a la vida normal. Chris Kyle pasa por eso y lo enfrenta de diversas maneras (uno en particular que, de nuevo, NO es mostrada), pero sí demuestra que es posible. Nuevamente, es parte del mito que hay en torno al soldado estadounidense, el que ya dejó atrás los traumas de Vietnam, que fue la guerra que EEUU siempre querrá olvidar, pero fue agradable ver una película sobre Irak que fuera tan condenadamente oscura.

Sin duda 98% de lo que hace que la película funcione es la actuación de Bradley Cooper, quien cumplió 40 años y se encaramó 40 kilos de músculo puro para la película. Y aun así, Kyle no es el típico machote sediento de sangre y pleitos, pero Cooper también se asegura de no dejar su personalidad sarcástica que tan bien le sirvió en comedias como The Wedding Crashers y la serie de The Hangover se asome. Puedes ver cuando está tratando de lidiar con las dudas, cuando está tratando de adaptarse. No es una actuación pretenciosa, sino sorprendentemente sutil, y Cooper tiene bien merecida su nominación al Oscar, su tercera en otros tantos años. Supongo que es el nuevo Tom Hanks: un actor cómico que se ha destacado en dramas. No ganará esta vez, pero será interesante ver a dónde irá su carrera después de esto.

En cuanta a las posibilidades de American Sniper de ganar Mejor Película… Miren, si fuera por puros méritos, ni de casualidad. Es buena, pero está lejos de ser un fenómeno artístico y de narración, más allá de su efectivo manejo de los momentos más tensos. Pero ha despertado un sentido patriótico en los estadounidenses que uno tiene que ser estadounidense para entender, y eso es un factor. Claro, hay reacciones bastante preocupantes sobre la película en Twitter (“no puedo esperar a ir a matar a malditos musulmanes”), pero quiero pensar que es una minoría. Dicho eso, por eso repentinamente se convirtió en una de las principales contendoras, mínimo a la par de viejas favoritas como Birdman y Boyhood y quizá hasta por encima de la que yo predigo que debería ganar, como es Selma. Porque son los Oscar, mis hijos: la política (de la Academia) y la idiosincrasia de los viejos carcamanes que la componen influyen tanto como el mérito artístico.

American Sniper (El Francotirador) estrena en Venezuela el 23 de enero, con Bradley Cooper y Sienna Miller, dirigida por Clint Eastwood. Clase B



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